El ministro de Seguridad bonaerense, Cristian Ritondo, se instaló ayer en Olavarría y dio una conferencia de prensa para la que no estaba preparado, y en la que responsabilizó al intendente Ezequiel Galli por la habilitación del show, que es lo mismo que decir que Cambiemos le soltó la mano; Ritondo tampoco pudo explicar como funcionario bonaerense la sorprendente imprevisión del gobierno sobre la cantidad de asistentes que ya había sido mencionada por el propio intendente la semana anterior, ni lo ocurrido en la caótica desconcentración de miles y miles de personas, y apenas si pudo balbucear alguna respuesta sobre un incomprensible operativo de rastrillaje; la puesta a disposición de la Dirección Búsqueda de Personas dos días más tarde del momento en que hubiera sido necesaria; y que afectó (ayer) a la Bonaerense y los bomberos. Según fuentes de la gobernación consultadas por PáginaI12, Ritondo fue enviado a dar la cara por el propio presidente Mauricio Macri. Una versión insistente que señalaron esas fuentes fue que después de mediciones, el gobierno nacional está más preocupado por el impacto negativo del paro docente que por el impacto negativo de la impericia bonaerense en el recital. Y decidió tapar.
Unas horas antes de dar la conferencia de prensa en Olavarría, la oficina de Prensa del Ministerio de Seguridad informó escuetamente que Ritondo había “activado un rastrillaje preventivo, dentro del protocolo y acciones de emergencias dispuestos para tal fin”. El comunicado solicitaba además que “quienes no tuvieron noticias de sus familiares y allegados, se acerquen a la comisaría más cercana a su domicilio para radicar la correspondiente denuncia”. No tuvo en cuenta que los asistentes al show provenían de todas las provincias. Respecto al curioso rastrillaje, un par de horas después, durante la conferencia de prensa, intentó dar una explicación: “Estamos realizando rastrillajes para que en ningún descampado o lugar cercano se encuentre ninguna persona más perdida o extraviada”.
Ritondo sostuvo que “la habilitación (de recitales) es de los intendentes, la Justicia está analizando todas las responsabilidades del caso”.
Al mismo tiempo, el ministro fue incapaz de responder acertadamente las preguntas dirigidas al gobierno bonaerense de María Eugenia Vidal. “La productora declaró que iban a venir a Olavarría 150 mil personas y esa no es la cantidad que hubo”, aseguró además el ministro.
Cuando los periodistas le preguntaron sobre los múltiples testimonios que señalaban la ausencia de policías en el exterior, sin guías ni señalización para dirigir al público, Ritondo atinó a decir que “la cantidad de policías destinados al operativo era la correcta. El problema es que vino más gente. Se hubiese necesitado el doble de policías para la gente que había”. E intentó explicar que los policías faltantes estaban desarrollando detenciones por operativos anti droga en diferentes puntos de la provincia.
En total, fueron afectados 1134 uniformados al evento. Aseguró además que los productores no habían contratado policía adicional, lo que no parece cierto (habrá que determinarlo): en recitales anteriores, incluyendo el de Tandil, del año anterior –que había resultado pacífico y tan provechoso para la ciudad que sirvió de modelo para que Galli se entusiasmara con que Olavarría fuera la sede del mayor festival de la historia–, la producción que organizó los shows del Indio Solari contrató policía adicional para el interior del predio (informaron que 405 policías fueron contratados por los productores en oportunidad del show en Tandil, además de 1500 personas de seguridad).
De cualquier manera que se vea, si los simpatizantes del Indio hubieran sido los 200 mil que blanqueó Galli en sus expectativas, los 1134 uniformados hubieran quedado absolutamente desbordados.
Las críticas de los asistentes al recital, más allá de lo que tuviera que ver con la desorganización interna del espectáculo revelan una total ausencia de idea de las proporciones, tanto en el gobierno municipal, directamente responsable en la logística directa, como en el gobierno provincial ya que asistir a 350 mil personas, que eran las esperadas por el intendente, tal como declaró la semana anterior (ver aparte) exige mucha imaginación. Por empezar, Olavarría tiene 110 mil habitantes según la información más reciente, aunque en el censo de 2010, la población local llegó a 89 mil habitantes. El recital llevó cuatro ciudades. Si la cantidad ya era mencionada públicamente por Galli una semana antes, desde el gobierno bonaerense, más preocupado con saltar la paritaria docente y eludir la responsabilidad del paro, la preocupación porque en una noche Olavarría estuviera cuadruplicada no pareció llegar a golpearle la puerta. Las preguntas de donde se alojarían, qué puntos proveerían de alimentación, la salud pública, el tránsito de la misma ciudad, los transportes no sólo para traer a una cantidad de visitantes jamás imaginada en la historia de Olavarría, sino para retirarlos de la ciudad, todos juntos, en la misma noche. Imaginar que esas 350 mil personas requerirían de baños públicos y que el municipio no estaría en condiciones de organizar respuestas; suponer que las rutas quedarían saturadas. Organizar el ingreso al recital, hasta pasar la puerta, es responsabilidad de la policía local, que no se produzcan desmanes, agresiones. Casi 400 mil personas es mucha gente, demasiada para no imaginar problemas. En una intendencia del propio signo.
Nada de esto pudo responder Ritondo, que apenas si alegó que “prohibiría recitales con más de 100 mil personas”. “Entendemos lo que significa un recital y la pasión por un ídolo, pero lo primero que hay que cuidar es la vida –sostuvo el ministro–. Vamos a buscar en cada uno de los lugares en los que nos llamen desde el 911”, agregó sin que se entendiera la hilación ni nadie que mostrara interés en que aclarara. “Registramos 3661 llamadas (al 911), pero no tenemos ninguna formalizada en búsqueda de paradero. Para que busquemos correctamente tiene que dar los datos con precisión”, explicó dando la impresión de que la preocupación de Cambiemos pasaba por desmentir que hubiera más de dos muertos y que no le achacaran responsabilidad en los extraviados.
Después, cargó contra la productora: “se trató de un espectáculo privado, de una productora que hizo un negocio y firmó con la Provincia que iba a haber 150 mil personas y hubo mucho más. Ellos firmaron en un convenio entre el Municipio, que es quien habilita, y la productora según el cuál la producción del evento se hacía cargo de la seguridad en el interior”. Y entonces fue que apuntó sobre Galli: “La habilitación es de los intendentes, la Justicia está analizando todas las responsabilidades del caso”.