Estamos observando en vivo y en directo una pandemia en pleno siglo XXI, las medidas que toman los Estados, las formas y soportes en que circula la información y cómo actúan las sociedades. La expansión del coronavirus ha demostrado que los Estados que no asumen la rectoría en materia sanitaria presentan más debilidades para proteger a su población. Cuando se trata de un problema que afecta al conjunto de la sociedad, sin fronteras ni exclusiones de clase, edad o sexo, entre otras, observamos que se trata de un fenómeno que iguala y pone a toda la población en las mismas condiciones.
La pandemia de coronavirus se convirtió en una cuestión nacional para muchos países, sin embargo, las medidas y los tiempos han sido distintos. Italia y España redujeron la circulación inmediatamente, Chile impuso el toque de queda, México planifica #SanaDistancia a partir del 23 de marzo. En Argentina, nuestra salud pública sorteando con acuerdos y articulación la fragmentación del propio sistema y las pésimas condiciones a las que sobrevivió en los últimos cuatro años, ha desencadenado decisiones, no sin costo político, que han puesto a la salud de la población como el principal resguardo. El Ministerio de Salud en conjunto con otros Ministerios competentes bajo la coordinación del Presidente se ha abocado a tomar medidas para impedir la mitigación del virus, desacelerar la concurrencia al sistema de salud para que no colapse y contener a la población.
Abordar la epidemia como una cuestión nacional, posibilita una nueva relación entre el Estado y la sociedad, desafía a generar nuevos acuerdos, a legitimar determinadas acciones, viabiliza la construcción de un vínculo de confianza y recrea la figura del Estado protector. Constantemente, se van desarrollando medidas y acuerdos para reducir la propagación de la pandemia y el impacto sanitario, se creó un fondo especial para adquirir equipamiento e insumos para laboratorios y hospitales, también se aplicaron medidas de aislamiento preventivo y luego obligatorio para la población, se suspendieron las clases presenciales otorgando licencias para las madres / padres / cuidadores y se promovieron contenidos desde los canales de comunicación oficiales para seguir educando, entre otras. Para conducir el miedo de la población e incitar que la circulación de información sea adecuada y confiable se realizaron capacitaciones a comunicadores y se realizan constantes conferencias de prensa, puesto que la situación es muy dinámica y las medidas día a día se van evaluando de acuerdo con el avance epidemiológico.
Desde la sociedad en general y las personas en lo individual, también deben darse acuerdos y compromisos desde intentar no ser representantes del miedo y la placa roja contagiando el temor desmedido al resto como de cuidarse de contraer la enfermedad o diseminarla. Socialmente se apela a la responsabilidad de quienes deben aislarse, al escrache y a la denuncia (el Ministerio de Seguridad recibió 2600 llamadas el día que habilitó la línea).
Se refuerza la idea de ser responsables con la información que se difunde para cuidar la salud mental de la población. La facilidad con que se comparte los mensajes en las redes sociales o en los servicios de mensajería posibilita que la información circule rápidamente. Sin embargo, esta velocidad hace que muchos de los mensajes que se comparten provengan de fuentes poco confiables o sean falsos. En un momento tan complejo y sensible es muy importante evitar el envío de contenidos que no provengan de fuentes oficiales. El exceso de información contradictoria y las versiones cruzadas confunden y abruman. Comprometernos con una información responsable es también parte de la tarea.
Apelar a la solidaridad y a la responsabilidad es lo que el Estado nos pide para poder cuidarnos y es lo que gran parte de la sociedad recoge para cuidarse y atravesar el miedo. La pandemia nos puso de frente con la sociedad, con nuestros representantes, con las instituciones que somos y hemos construido. Nos muestran las tensiones, las miserias, pero también la empatía y el compromiso con les otres, porque si algo nos vino a demostrar este virus es que es con todes.
Mg. Brenda Maier, coordinadora del Departamento de Salud
Dra. Ianina Lois, coordinadora del Departamento de Comunicación del Centro Cultural de Cooperación