Cada día que pasa y se acerca la fecha de vencimiento de los sueldos, entre las pymes crece la ira hacia los bancos y antes que termine el fin de semana habrá quienes salgan a manifestarlo. También le reclamarán al gobierno que asuma una actitud más fuerte ante la banca privada que prácticamente "se burló de los anuncios oficiales", señaló un referente del sector, recordando que dos semanas atrás, Matías Kulfas, acompañado de su par de gabinete Martín Guzmán, anunciaba entre las primeras medidas económicas en el marco de la emergencia sanitaria, que se destinarían $320.000 millones en créditos para proveer capital de trabajo a las empresas a tasas preferenciales por un plazo de 180 días con tasa de interés será 26% anual, que se suponía podría solventar el pago de sueldos de empresas total o semiparalizadas. Los bancos eludieron la iniciativa hasta que, en negociaciones con el gobierno que se extendieron el viernes hasta entrada la noche, advirtieron que "sólo" aceptarían dar créditos sobre nómina salarial sin más requisitos, si el plazo de cancelación se acortaba a 60 días, el gobierno asumía el papel de garante e, incluso así, la línea de crédito estuviera limitada a grandes y medianas empresas. Si esto se implementara así, sería la chispa que incendie la pradera.
Durante este sábado, hubo por lo menos dos foros o frentes de agrupaciones empresarias que discutieron muy activamente si iban a emitir un documento durante el fin de semana denunciando la grave situación del sector productivo ante la postura inflexible de los bancos, y qué tono debían utilizar. El grado de irritación varía entre distintos dirigentes y el modo en que preferirían manifestarlo. Lo que presenta una mayor homogeneidad es el profundo desprecio que genera que los bancos privados ("todos", subrayan) les den la espalda al empresariado pyme en medio de una desgracia de la que no son responsables y, además, es temporaria.
"No sólo se negaron a anticiparnos un crédito para el pago de los sueldos, sino que cuando pedimos ampliar el descubierto a tasas más razonables, la respuesta de muchos bancos fue bajar el límite del descubierto a la mitad. El argumento era que, como el Banco Central no va a cobrar multas al emisor, para qué va a asumir el banco el riesgo de pagar un cheque sin fondos. Que tuvieras un límite de 50 mil o 100 mil pesos es lo mismo, si igual lo ibas a superar, nos dijeron. Es irritante", fue uno de los testimonios que ayer ofreció un empresario pyme a Página 12, pero que se multiplica por miles.
Más de uno recordó ayer los enfrentamientos entre los bancos y los ahorristas del 2001, cuando los primeros se tuvieron que encerrar tras las persianas y los otros iban a golpearlas hasta con martillos, después del "corralito". Semejante grado de irritación se vio reflejada en algunos borradores que circulan. Por ejemplo, el texto de base para un pronunciamiento de agrupaciones Pyme, que elaboraron los especialistas Bruno Capra y César Crocitta, avanza directamente en la propuesta de restricciones al uso de los fondos del sistema financiero con fines especulativos.
"Los bancos pretenden seguir con su rueda de la felicidad en medio de la pandemia que asola nuestro país. No es tiempo de especuladores. Es insostenible que el BCRA siga pagando 37% de intereses por las leliqs. Representan más de 40.000 millones de pesos que se transfieren al sector financiero, vía intereses que sólo se usan para la fuga. El BCRA debe congelar la existencia de títulos públicos en poder de los bancos, impidiendo su compra y su venta. Tampoco deberían poder variar sus tenencias de divisas".
Inmediatamente propone: "Convertir toda la existencia de leliqs en depósitos ajustables por CER en el BCRA. Pedimos ajustar el encaje mínimo no remunerado a niveles compatibles con la política monetaria, para fomentar el crédito al sector privado. El Estado puede utilizar ese canje para ofrecer dinero a tasa cero a los bancos, para que lo presten a las empresas nacionales de capital interno, pymes, para paliar la emergencia".
El documento, mucho más extenso, incluye otras herramientas y regulaciones sobre el sistema financiero, a favor del sector productivo. Hay quien podría interpretar una propuesta de este tipo como una formulación, al menos parcial, de nacionalización de los depósitos. Y quizás no se equivocaría. La cuestión a discutir es si, en medio de esta emergencia y para preservar el salario y las fuentes de trabajo de tres a cinco millones de personas (las que trabajn en mini y pequeñas empresas) no se justificaría. Esa es la discusión a la que este documento le apunta.
Hasta ahora, la actitud de los bancos no ha demostrado que por otra vía se resuelva. El rechazo a implementar la propuesta que presentó Kulfas, ministro de Desarrollo Productivo, dos semanas atrás, así lo revela.Y hay más elementos en discusión que elevan todavía más la mala predisposición del sector productivo con los bancos: un pedido que habrían elevado las entidades a través de sus dos cámaras representativas, ABA y Adeba, para que se implemente algún fondo con recursos públicos para "asistir" a bancos en dificultades. Alegaron, como ejemplo, que Alemania lo está implementando a favor de sus bancos.
Ayer se multiplicaban la cantidad de dirigentes pymes que reclamaban participar de una discusión así. Anticipaban sus argumentos: los bancos vienen de cuatro años consecutivos de ganancias fabulosas en medio de una economía que se desmoronó al servicio de un modelo económico que acumuló a favor de los especuladores. Los bancos, recuerdan, no sólo fueron beneficiarios del modelo sino actores centrales, porque con su política de créditos restrictivas y tasas exorbitantes sobre el sector productivo, ahogaron a la producción y generaron una extraordinaria transferencia de recursos desde este sector hacia los bancos. "Los mismos bancos que hasta hace tres meses me cobraban una tasa del 100% por el descubierto, y que en los últimos dos años promediaron el 80 % en los créditos a las empresas", subrayó otro dirigente del sector que, sólo por ahora, pide hablar en "off". Esta historia, resumen, no es la misma que la de los bancos alemanes y su relación con el sector productivo de su país.
No se descarta que la "solución" que, finalmente se adopte sea la de un crédito corto, por 90 días, sobre el monto total de la nómina salarial que se presenta en la declaración de aportes, a una tasa nominal anual del 26% y asegurado, a favor de los bancos prestatarios, por el Fondo de Garantía del Estado (Fogar). Financiamiento al que sólo podrían acceder las empresas medianas o grandes. Para las más chicas, podría caberles un crédito de hasta 100 mil pesos con el cual afrontar la emergencia. Difícilmente logre consenso, pero puede ser el salvavidas para algunos que permita dejar la discusión de fondo para más adelante. Un "adelante" que es cada vez más cercano, porque la crisis se extiende y los tiempos se acortan.