El femicidio de Claudia Repetto, que estaba desaparecida y fue hallada asesinada en Mar del Plata, tiene todas las facetas de una trama de horror que confirma que la realidad puede superar la más retorcida ficción. Horror porque el autor prófugo, Ricardo Rodríguez, tuvo que ser detenido por los hijos de la víctima, que lo buscaron con desesperación durante 27 días, ante la inacción del fiscal y la policía. Horror porque el femicida, antes de confesar dónde estaba el cuerpo, pidió que lo trasladen a una cárcel de Buenos Aires porque tiene “miedo que lo lastimen” los allegados a Claudia. Horror porque el cadáver estaba sepultado a 20 metros de la pala usada para cavar, en el sur de la ciudad balnearia, lugar donde estuvo varias veces la policía, rastrillando con perros adiestrados, sin encontrar nada. Se investiga si tuvo cómplices en el traslado del cuerpo.
“Es una vergüenza que lo tuvieran que detener los hijos, cuando esta persona andaba impunemente por la ciudad, en bicicleta, y la policía no hizo nada para atraparlo; es una burla", aseguró la abogada Noelia Agüero, quien representa a la familia de la víctima. “Yo les tuve que informar que estaba muerta, que la habían encontrado, por eso hubo incidentes y hubo represión”, explicó la abogada. Cuando supieron la noticia del hallazgo, familiares y amigos protestaron frente a los Tribunales y fueron reprimidos por la policía. Agüero recusará al fiscal Fernando Castro, para que sea apartado del caso.
El Movimiento de Mujeres y Diversidad de Mar del Plata y Batán convocó a una acción colectiva para pedir justicia por Claudia Repetto. La iniciativa es que este domingo, a las 18, se coloque “un lazo negro en puertas, ventanas, balcones, portones”, y que se suban “fotos y videos” en “redes sociales y todas aquellas formas de expresión que hagan visible en esta coyuntura de aislamiento social obligatorio, la solidaridad y acompañamiento a la familia de Claudia”. El Movimiento denunció que “el abandono a esta familia ha sido vergonzoso. Fueron los hijos de la víctima los que encontraron al femicida, que anduvo en plena cuarentena circulando impunemente por las calles de la ciudad”.
El cuerpo de Claudia Repetto, desaparecida desde el 1° de marzo, fue encontrado en una zona de acantilados en el sur de la ciudad, horas después de que Rodríguez fuera detenido, en la noche del viernes. El cuerpo estaba envuelto en una sábana de color blanco a unos 60 centímetros de profundidad, camino a Miramar. El lugar está a 20 metros de donde había sido encontrada una pala que fue dejada allí por el femicida, Ricardo Rodríguez, de 54 años. El acusado fue identificado en la calle por allegados a la familia, que llamaron a los hijos de la mujer, quienes detuvieron a Rodríguez luego de forcejear con él, en noche del viernes. Ellos llamaron después a la policía.
La causa fue declarada al inicio como “doble averiguación de paradero”, porque estaban desaparecidos la víctima y el entonces presunto y luego confirmado victimario. Recién el jueves pasado, el fiscal Fernando Castro cambió la carátula por lo que se confirmó que fue, un femicidio.
Fuentes judiciales, consultadas por Página/12, señalaron que para acceder a “colaborar con la justicia”, el imputado puso antes algunas “condiciones”, según sus propias palabras. Adelantó que no iba a responder preguntas y que lo que quería era que lo llevaran a una cárcel “lo más cercana a Buenos Aires”, donde vive una hermana suya. “Lo que dijo también es que tiene miedo de los amigos de los hijos de Claudia porque cree que lo van a lastimar”, explicaron los voceros.
Al relatar los hechos, dijo que había seguido a la víctima, que esa noche había salido con un amigo. Aseguró que eso fue para él “un momento muy malo y que tuvo un ataque de celos”. En ese momento, la agredió primero verbalmente y luego “la manoteó, eso fue lo que dijo, y luego la vio en el piso, la quiso ‘revivir’, pero ya había fallecido, ya la había asesinado”.
Una de las dudas que persisten es cómo hizo para trasladar el cuerpo hasta el lugar donde lo ocultó, luego de envolverlo con una sábana. Rodríguez dijo que su hijo, de nombre Alejo, nada tuvo que ver, pero la investigación tiene que seguir porque es posible que haya tenido cómplices. “Lo que dijo es que él estaba solo, que no había nadie más, y que su hijo había salido, con sus amigos”. Rodríguez trasladó el cuerpo hasta los acantilados luego de cargarlo sobre una moto que fue hallada por la policía. Llevaba con él, desde su casa, la pala con la que cavó el pozo donde dejó a su víctima.