El presidente Alberto Fernández está conforme con el cumplimiento del aislamiento social. En la mañana del sábado, mientras caminaba por los jardines de Olivos, le comentó a este cronista por celular que lo calculaba en el orden del 94 por ciento. Hoy domingo celebrará una teleconferencia con el comité de expertos para analizar qué hacer respecto de esa cuarentena.
La percepción dominante en el Gobierno, que anticipó el ministro de Salud Ginés González García, es que sería prudente prorrogar la cuarentena, tal vez hasta el 6 de abril o hasta el 13.
La Casa Rosada maneja desde hace semanas tres escenarios respecto de la propagación del coronavirus: uno optimista, otro medianamente optimista, otro pesimista. Por los datos disponibles hasta ahora (en una situación cambiante y novedosa), Argentina transita entre el optimista y el medianamente optimista. Las cifras sobre eventuales números de infectados y víctimas fatales son aleatorias, delicadas. La sensatez aconseja no difundirlas con ligereza.
Los principales focos de atención y acción estatal son los conurbanos. El bonaerense, el más importante. También los de Rosario, Córdoba y San Miguel de Tucumán.
Fernández asegura que el aislamiento debe seguir criterios diferentes en los barrios más humildes y las villas (“barrios” en adelante, en esta nota) comparado con quienes viven en zonas de clase media. Asume que es necesario promover una “cuarentena de barrio”. Porque es imposible confinar a la gente dentro de sus casas, que no disponen de comodidades mínimas. “Si usted, yo y cuatro intelectuales más nos quedamos encerrados en un cuarto pequeño, terminamos a las piñas muy rápido”, imagina AF.
La consigna, entonces, deja de ser “no salgas de tu casa”. Les encarecemos, afirma Fernández, “no salgas de tu barrio”.
Se procura, interpreta y alarga este cronista, que hay que evitar (dentro del limitado margen disponible) el hacinamiento. Y, además, que personas de otras clases sociales (hasta hoy las principales transmisoras del virus) contagien a los más desprotegidos.
AF delegó en el diputado Máximo Kirchner la interlocución con los intendentes del Conurbano bonaerense.
El ministro de Desarrollo Social, Daniel Arroyo, describe tres herramientas esenciales para la población de bajos o nulos ingresos. Primero el sostén económico, al que en esta semana se agregó el Ingreso Familiar Extraordinario (IFE), un pago único de 10 mil pesos. Segundo, la asistencia alimentaria que se refuerza y reforma semana tras semana. Tercero, que exista el menor movimiento posible de los pobladores dentro de los barrios. La inversión social respectiva crece cotidianamente, se derivaron fondos a intendentes para que impulsen obras dentro de los barrios.
El confinamiento acentúa problemas preexistentes. La violencia de género entre los más graves. A instancias de funcionarias nacionales y provinciales, el Presidente pide que se publicite la existencia de la línea 144 y la necesidad de comunicarse con ella.
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Cuarentena y después: El acatamiento a la cuarentena es vastísimo, observan las autoridades de los territorios. El 94 por ciento estimado por AF no es un cálculo estricto pero tampoco un delirio voluntarista.
“La cuarentena para el coronavirus se extiende 14 días. El aislamiento social dispuesto hasta el 31 de marzo sería de 12”, hace cuentas el Presidente. Prorrogarlas a catorce o quince sería inteligente, medita… se llegaría al próximo fin de semana. En paralelo, el Gobierno desea reanudar la actividad económica de pequeños comerciantes y profesionales que atienden en consultorios chicos. Para que no se queden sin ingresos, a condición de que no crezcan mucho el tráfico o la presencia de peatones en las calles. Compatibilizar dichos objetivos es peliagudo. Quizá sea inocuo rehabilitar actividades porque se vienen los feriados no movibles de Semana Santa. Como adelantó PáginaI12 el domingo pasado, lo más factible es que la cuarentena general se prolongue hasta después, el lunes 13 de abril.
Fernández, de cualquier modo, retiene el anuncio oficial. Quizá se conozca este domingo, luego de la reunión con epidemiólogos e infectólogos.
Si la cuarentena tiene consenso social, se añade un motivo para prolongarla. Las encuestas, la mirada impresionista sobre la opinión pública, indican que así es. La presencia de fuerzas de seguridad no explica el cumplimiento cuyo principal sostén es la cultura ciudadana, el cuidado de madres a sus hijes, el temor al contagio que atraviesa todas las clases sociales. Procederes violentos de uniformados contra gente común, una costumbre repetida, encienden una señal de alarma. Empoderarlos discursivamente, teme este cronista, es por demás riesgoso.
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Ayuda alimentaria: Fernández le encomendó a Máximo Kirchner el diálogo con los intendentes del Conurbano, se manifiesta satisfecho de su desempeño. La crisis afiató al equipo oficial, lo empujó a organizarse, articular, formar. Le infundió mística. Dictaminar sobre la calidad de las políticas es prematuro aún para aquellos que compartimos su sesgo y su rumbo.
Arroyo cumple un rol central en la coyuntura. Sociólogo de buena formación académica tiene largo millaje como funcionario. El ministro computa que antes de la emergencia sanitaria se proveía alimentos a ocho millones de habitantes, de los cuales 3,5 son menores de edad. La retracción económica acrecienta la concurrencia. El alza del porcentaje se pondera en un 20 por ciento. La explicación es sencilla: van a los comedores comunitarios o merenderos laburantes que viven de changas y que no lo hacían nunca o acudían de vez en cuando. Sin la entrada diaria, la necesidad los fuerza.
En comedores escolares y comunitarios lo más común era la vianda, que la gente llama “táper”. Se cocina en el momento, se entrega a las familias. O bien se les sirve a los alumnos o comensales. En los primeros días de cuarentena docente subsistió la modalidad de las viandas. Mamás (de modo preponderante) las retiraron de las escuelas. Personal docente en la primera línea de la protección social, como en otras épocas desdichadas.
Se va pasando a un esquema de bolsones que contienen alimentos secos: entre otros fideos, arroz, polenta, aceite, azúcar, entre otros. La intención es que alcancen para una familia alrededor de quince días. La entrega regular transmite tranquilidad. La cantidad ahorra movimiento cotidiano.
En la práctica ahora se combinan viandas y bolsones. Se aspira a repartir un millón de bolsones en el Gran Buenos Aires (GBA) muy pronto. Y una cifra algo superior en el total de otros conglomerados: Rosario, Santa Fe y San Miguel de Tucumán.
En las últimas entregas se añadieron artículos de limpieza. Y se va viendo de sumar comida fresca, aporte imprescindible aunque difícil de implementar. La Unión de Trabajadores de la Tierra (UTT) tendrá un rol central de la provisión de productos. Acumula experiencia de años.
La plata derivada a los municipios para incentivar actividad local, pequeñas obras públicas, refacciones en escuelas, “cordón cuneta” mitigarían la pérdida de trabajo, sin anularla.
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La violencia de siempre, potenciada: La violencia intrafamiliar o grupal escala. La ministra de la Mujer bonaerense, Estela Díaz, transmite números tremendos al gobernador Axel Kicillof y a la Casa Rosada, en particular a la Secretaria Legal y Administrativa, Vilma Ibarra. Las llamadas a la línea 144 subieron un 60 por ciento en dos semanas, otro tanto las denuncias a fiscalías. Obviamente es mucho más difícil pedir auxilio durante el confinamiento, es imaginable que haya más casos.
La ministra de Seguridad, Sabina Frederic, ratifica ese cuadro, de complicada resolución. El desafío es encontrar respuestas, agrega este cronista, sin caer en tentaciones autoritarias o derivar en cuerpos uniformados tareas ajenas a sus competencias y, acaso, a su vocación.
Las derivaciones psíquico sociales del aislamiento agobian al Presidente. Su colega italiano, Giuseppe Conte, le contó que en Italia escalaron la violencia familiar, los homicidios y los suicidios.
Un abordaje sanitario social de la cuarentena agrega elementos para acortarla. La síntesis corre por cuenta de las autoridades, llegar a una salida óptima es imposible.
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Codicia y fake news: La peste azuza la codicia empresaria, la remarcación de artículos de primera necesidad, desabastecimientos estratégicos. El Presidente despotrica contra dichas conductas. El Gobierno fijó precios máximos atento a la trepada de la inflación en marzo. Recién comienzan a implementarse.
En medio de la catástrofe, Techint despide a 1450 trabajadores, una provocación evidente antes que una medida para custodiar su inconmensurable capital. La solidaridad te la debo, el poder fáctico da pelea.
Las fake news divulgadas en redes consiguen infundir pánico, incitar a conductas compulsivas, antisociales. Las hay torpes pero abundan de excelente factura, pongámosle técnica y actoral. Las voces son persuasivas, se hace creíble que habla una médica del Instituto Malbrán y pinta un horizonte de terror. Mejor no desarrollar teorías conspirativas sin disponer de pruebas. La maldad humana es polifacética, psicópatas hubo siempre. También sobreviven en la crisis intereses creados, pobladores de los sótanos de la democracia u otras escorias profesionales y organizadas.
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Decidir en la incertidumbre: Alberto Fernández atiende su celular más que todos los presidentes que lo antecedieron sumados. Practica road show en medios, también concede conversaciones informales como la que se resume acá a numerosos periodistas. Le obsesiona comunicar, escuchar, ver lo que pasa. En esta semana atendió a los curas villeros y a los de la Opción por los Pobres (OPP). De estos recibió el consejo de que el aislamiento no sea en el hogar sino barrial. Y la denuncia sobre la fumigación sistemática de campos con agrotóxicos, por ejemplo en Santiago del Estero.
AF ganó legitimación como líder decisionista. Le cabe resolver cruzando factores contradictorios. Los expertos en salud promueven extender la cuarentena. El parate acentúa la recesión y la falta de trabajo. Cada día que pasa se acentúan patologías psíquicas, angustias colectivas, violencia entre personas, episodios y acechanzas de violencia institucional.
No existe modo de compatibilizar esos factores. La ecuación de la toma de decisiones tiene un factor impredecible en buena medida: la propagación del virus. Puede ser “n” casos o víctimas fatales, “10 n”, “100 n”. No es lo mismo existencialmente ni en distribución entre clases o territorial. Si se masifica y extiende habrá más infectados y enfermos entre los humildes. Si se expande geográficamente llegará al GBA, situado a escasos kilómetros de la Ciudad Autónoma.
Con tono calmo, sabedor de que no dispone de una solución segura o perdurable o mucho menos win-win el Presidente está al timón. La decisión es volcar dinero contra cualquier ortodoxia económica, garantizar alimentos, contribuir a la paz social poniendo dinero en el bolsillo de la gente . “Si hay que tirar plata desde aviones con buen resultado, lo hacemos”, exageró un alto funcionario conversando con compañeros de gestión.
De momento, imposible aumentar los impuestos, salvo en un borde muy fino.
En horas se conocerá qué pasa con la cuarentena. En la semana próxima surgirán los primeros resultados acerca del impacto de la comenzada el 20 de marzo.
Hasta ahora, el Estado da respuestas, el Gobierno se muestra activo, trabajando 24x24, transmitiendo sensatez y calma. Las organizaciones sociales y religiosas cooperan. La sociedad civil se conduce con templanza y dosis altas de cuidado recíproco. Para hacer el conteo de infractores versus cumplidores tiene que entenderse que hay 45 millones de habitantes. Los violadores de reglas o leyes son un porcentaje mínimo.
El CEO de Techint Paolo Rocca --uno de los empresarios más ricos, cultos y poderosos de la Argentina-- se ubicó en la vanguardia de la repudiable minoría.