El gobierno garantizará un precio sostén del crudo local en medio del derrumbe de la cotización internacional del barril, pero le exigirá a las petroleras que, a cambio, se comprometan a sostener la producción y el empleo. Todavía no está definido el valor de referencia del nuevo “barril criollo”, pero fuentes oficiales aseguraron a Página/12 que estará por debajo de los 54 dólares que reclamaron los gobernadores de las provincias petroleras. En este nuevo escenario de precio internacional a la baja, las refinadoras se muestran dispuestas a pagar unos 40 dólares por barril. Por lo tanto, se supone que se buscará un valor intermedio. Como parte del acuerdo, el Estado descongelará el Impuesto a los Combustibles Líquidos y las refinadoras, con YPF marcando el paso, se harán cargo de ese costo sin trasladarlo al surtidor. Los que no verán el beneficio de la baja internacional del crudo son los consumidores ya que la prioridad oficial ahora es la producción y el empleo.
Cuando a principios de marzo Rusia y Arabia Saudita no se pusieron de acuerdo sobre cómo enfrentar la caída de la demanda provocada por el coronavirus, la cotización del crudo se derrumbó un 25 por ciento sólo en un día y desde entonces el barril de Brent siguió cayendo. El viernes cotizó a 25 dólares, la mitad del valor registrado a inicios de marzo.
La primera reacción del gobierno fue aplicar licencias no automáticas para la importación de petróleo crudo, gasoil y naftas para que los refinadores no comenzaran a reemplazar la producción local por crudo importado. Ahora que se acerca abril, productoras y refinadoras deben pactar los nuevos valores y entonces se busca acordar un precio sostén para lo que viene. Quien lleva adelante la negociación por parte del gobierno es el ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas. “El acuerdo incluirá también la fijación de retenciones móviles vinculadas al precio internacional para amortiguar las variaciones extraordinarias por motivos exógenos al mercado”, señalaron fuentes oficiales a Página/12. Todavía no están definidas, pero se estima que por debajo de un precio internacional de 30 dólares por barril la alícuota sería de 0 por ciento y recién cuando supere ese umbral comenzarían a subir.
Este esquema está pensado para un escenario sin cuarentena, pues está claro que con la economía paralizada y las ventas de nafta cayendo entre 70 y 80 por ciento, como ocurrió la última semana, no hay ningún acuerdo posible capaz de preservar al sector.