Si bien son uno de los pocos sectores exceptuados para seguir produciendo alimentos, no escapan a la situación generalizada de pérdidas e incertidumbre por la paralización de las actividades como medida preventiva para mitigar la propagación del coronavirus. Desde la Federación Agraria Argentina (FAA) denunciaron que al no haber casi registro de los trabajadores de la agricultura familiar, les es imposible trasladar su producción.
El presidente de PROGRANO en Salta, Lucas Norris, dijo a Salta/12 que sobre todo se vio afectada y encarecida la logística. “Los productores hoy con la cosecha prefieren embolsar porque los acopios posiblemente no estén recibiendo y están con problemas de camiones porque no hay la fluidez que debería haber en plena campaña”.
Agregó que algunos exportadores prefirieron cerrar durante la cuarentena y hacer reparaciones, debido a lo dificultoso que se hizo el traslado por los controles y la “anarquía de disposiciones entre provincias y municipios”.
“A pesar de tener permisos para circular, cada uno de los pueblos maneja su propio protocolo y puede suceder que no te dejan pasar con camiones con faena por ejemplo”, manifestó el presidente de PROGRANO.
Norris indicó que las decisiones que se tomaron sobre todo en el NOA, si bien las comparten, "dificultan la movilización de gente y de traslado entre provincia y municipios”. Usó como ejemplo el caso de Jujuy, que cerró totalmente sus fronteras “y los productores no pueden llevar gente para cosechar”.
El productor resaltó que esta situación también traerá aparejados otros problemas en el corto y mediano plazo como el retraso de los pagos, “porque si el producto no se puede entregar o comercializar, no hay plata para pagar”.
En cuanto a la exportación de granos, Norris reconoció que los productores decidieron hacer sus ventas por anticipado a sabiendas de que “el nuevo gobierno impondría nuevos aranceles a la exportación”. A su vez, al día de hoy el puerto de Rosario sigue funcionando, “pero esto es un lotería para todo el mundo, apenas se sepa de un caso confirmado se frena todo”.
Por lo que concluyó que será una campaña muy complicada en este sentido “sumada a la sequía, que en febrero y marzo fue muy dura y bajó mucho el rendimiento de la producción”.
El presidente de la Asociación de Legumbres del Noroeste Argentino, Miguel Medina, coincidió con el análisis de Norris y aseguró que si bien de a poco se fue reglamentando el permiso para trasladar la producción, aún falta acordar con muchos municipios.
“Entre nuestros asociados hay muchos que tienen campos en Santiago del Estero y ahí se está complicando mucho trasladarse porque tienen cepos muy restrictivos”, aseguró Medina.
Para el referente de la asociación de legumbres, el problema es poder garantizar el abastecimiento, “hay que seguir reglamentando la movilidad y que esas medidas sean claras y federales para no generar desabastecimiento”. Y admitió que todo aquel productor que puede esperar y no mover su producción (como granos de maíz o legumbres) lo está haciendo ante estas dificultades.
Por último, aceptó que hasta aquí hay un muy buen diálogo con las autoridades nacionales y provinciales con las que se van “encontrando acuerdos”, pero afirmó que la capacidad de traslado se redujo un 50%, por lo que otro de los riesgos tiene que ver con la caída de la mano de obra.
“Muchos van a perder su trabajo por no poder movilizarse, y es otra de las cuestiones que tenemos que prever en este contexto. A medida que el tiempo pase se va a complicar más la cosa, porque hay sectores que tienen que llevar trabajadores de provincia a provincia para la cosecha y eso está muy difícil”, culminó Medina.
“No todos somos lo mismo”
El presidente de la Federación Agraria en Salta, Eliseo Roveto, dijo que su sector se ve mucho más afectado ante esta situación debido a la precariedad a la que históricamente estuvieron sometidos.
“Hoy nos encontramos con provincias y pueblos cercados”, indicó Roveto, pero subrayó que “por sobre todas las cosas”, están sufriendo el desastre que generó el gobierno anterior por haber matado al registro de productores y a la agricultura familiar.
Esa falta de registro, explicó Roveto, genera que el pequeño productor que quiere comercializar ni siquiera pueda en este contexto, “estamos fuera del sistema”, afirmó. “Todo el mundo está registrado, los que tienen una asignación, los que tienen alguna discapacidad, pero nosotros no llegamos ni a estar registrados como agricultores para poder comercializar”.
El referente de la FAA manifestó que en Salta “son 10 poderosos y 50 o 60 que están en el medio con unas 1500 o 2000 hectáreas y después venimos los que hacemos 5 hectáreas de tabaco o de zapallitos, tomate, pimiento o berenjena”.
Roveto aclaró que “todo eso lo regulaba una ley que era la de Agricultura Familiar, y que, si bien tampoco estuvo bien implementada en los 12 años anteriores a Macri, por sobre todas las cosas, en los últimos cuatro de gobierno de ese señor, esas políticas desaparecieron”.
Por lo que indicó que hoy es el principal problema del sector porque al no tener un registro de los productores legitimado por el Estado “cuesta mucho pedir la asistencia, por ejemplo, y que se implementen políticas públicas cuando no se sabe cuántos ni quiénes son los que integran este espacio de la agricultura familiar”.
Agregó que entre las medidas que tomó Cambiemos para destruir el espacio de la producción que él representa está la de haber desfinanciado la Secretaría de Agricultura Familiar de la Nación al convertirla en una mera “dirección sin presupuesto”.
“El último registro de la agricultura familiar se hizo en 2013 y quedaron muchos afuera. No se hizo nada durante el macrismo, quien aseguraba que este sector no servía y que había que apostar a las grandes industrias”, añadió un ofuscado Eliseo Roveto.
El gobierno de Mauricio Macri eliminó el régimen del Monotributo Social Agropecuario con el que se formalizaba la actividad. Hasta 2018 se habían inscripto unos 50 mil, y se calcula que quedaron otros 200 mil afuera.
Roveto resaltó que “como todo el mundo sabe, somos los pequeños productores los que cosechamos las frutas y las hortalizas para abastecer las góndolas de las verdulerías, y eso, en esta situación de tantos controles se le dificulta mucho a los trabajadores de la tierra como nosotros”.
Destacó que hay que diferenciar su sector de los grandes grupos como los que están instalados en Las Lajitas o en Rosario de la Frontera, Estancia la Moraleja, o “los Blaquier (en el Ingenio Ledesma), que además se dan el lujo de regular el precio del azúcar que vienen acopiando desde hace dos o tres años atrás”.
“Yo quiero cambiar esa idea, porque está bien que el campo somos todos, pero hay distintos campos”, dijo Roveto, “los que trabajamos la tierra con la mano y los que hacen trabajar los tractores a control remoto. Por eso yo no adherí a ningún paro, porque no tenemos ni para comer como para pensar en los que exportan”.
Y volvió a insistir con la necesidad de la implementación de la ley de agricultura familiar porque “garantizaría poder dividir la tierra más equitativamente y repatriar a todos los salteños que se van a sufrir al sur o a la ciudad para poder comer. Esta ley preveía el arraigo para nuestro sector, pero para eso se debería avanzar con grandes extensiones como Salta Forestal”, reveló.
Desde el Ministerio de la Producción de Salta informaron que de los sectores de la producción, la agrícola ganadera, junto con la de hidrocarburos son dos de las exceptuadas por tratarse de funciones esenciales y están funcionando, “aunque con precauciones y cuadrillas mínimas”.
Otros sectores como la minería se encuentran 100% paralizados, y del comercio, sólo pueden abrir quienes tienen a su cargo alimentación y medicamentos con personal y horario reducido.