Esta madrugada, en una clínica de CABA, falleció Héctor “Cacho” Otheguy. Presidía el directorio de INVAP, tenía 73 años y de manera reciente había sido operado de una afección cardíaca. Junto a Conrado Varotto –en diciembre pasado reconocido como Investigador de la Nación– fue uno de los fundadores de INVAP. “Varotto lideró la creación de INVAP y Cacho protagonizó el primer grupo, fue su mano derecha en la fundación de esta empresa de tecnología que, desde un comienzo, se propuso hacer frente a las necesidades de Río Negro. Me refiero a la generación de puestos de trabajo y la producción de innovaciones tecnológicas de altísima calidad. En los 70’s existía un plan nuclear muy ambicioso y Otheguy fue clave. Había un ambiente científico-tecnológico muy lindo, había infraestructura, había futuro y la masa crítica necesaria para llevar a cabo grandes objetivos como los que finalmente se lograron”, dice Hugo Albani, actual presidente en ejercicio de INVAP y un viejo compañero de Otheguy. Y continúa con su relato cronológico: “En el 91’, al asumir la gerencia general, quedó a cargo de la conducción y la organización. Hace unos años dejó este lugar para que las nuevas generaciones ocuparán la línea ejecutiva. No obstante, siguió en la presidencia del directorio. En este último tiempo, lo suplantaba de manera interina”. Como Río Negro es propietaria de INVAP, el entonces gobernador Alberto Weretilneck (hoy senador nacional), decidió que parte de ese grupo fundador ocupara el directorio (un espacio tradicionalmente ocupado por políticos) para continuar con la tradición y la impronta originaria.
Otheguy nació en 1947, se egresó como físico del Instituto Balseiro y formó parte del Departamento de Investigación Aplicada de la Comisión Nacional de Energía Atómica. A principios de los 70’s participó activamente de la creación de esta empresa dedicada al diseño y la construcción de sistemas tecnológicos complejos y de gran presencia en la industria, la ciencia y la investigación aplicada, con más de cuatro décadas ofreciendo un trabajo de excelencia, motivo de orgullo para Argentina. Se incorporó al grupo de física aplicada que lideraba Varotto, que comenzaría su recorrido de manera auspiciosa a partir de la construcción de reactores nucleares, una planta de desarrollo de tecnología de esponja de Circonio (metal de uso nuclear) y de procesos relacionados al enriquecimiento de uranio. En los 90’s Otheguy pasó a estar a cargo de la gerencia general y, en la actualidad, presidía el directorio.
“Lo conozco por mi hermana, fue su pareja durante los últimos 20 años de su vida. Mi cuñado fue un tipo de una integridad tremenda, de mucha solvencia y coherencia; dueño de una generosidad y una humildad que no tenían límites. Fue fundamental para construir una visión de nación con sus propios valores, con autoestima; para reconocer que Argentina tenía sus propias capacidades para resolver sus problemas”, comenta Elisa Colombo, física (Facultad de Ciencias Exactas y Tecnología de la Universidad Nacional de Tucumán) y actual subsecretaria de Federalización en el MinCyT. Luego apunta: “La mayoría de la gente cree que INVAP es una empresa privada cuando en realidad es pública; es de todos los argentinos. Con él a la cabeza, constituyó el mejor ejemplo de que se puede tener una compañía con altos estándares de calidad y que al mismo tiempo gane dinero. A fines de los 70’s, su inversión inicial fue de 500 mil dólares y el Estado nunca más puso un centavo, más allá de los contratos que realizó por productos que la empresa fabricó”.
Fue bajo su gestión que INVAP se convirtió en una compañía de referencia en el desarrollo de tecnologías nucleares (construcción de reactores y plantas en Argentina pero también en Australia, Egipto, Argelia y Perú) y de defensa y seguridad (radares, sensores, simuladores). Hoy la institución de Bariloche es reconocida nacional e internacionalmente, además, por sus éxitos en el área espacial, a partir del diseño de satélites de observación y comunicación. Arsat I y II fueron proyectos de gran relevancia pública que, durante el kirchnerismo, comenzaron a hacer realidad el sueño de la soberanía del cielo profundo. Ello se completó con las misiones Saocom I y II. Y todo esto, en parte, fue por la potencia, la perseverancia y la humildad de Cacho.
Otheguy obtuvo dos maestrías, una en física (Universidad de Ohio) y otra en gerenciamiento (Universidad de Standford). También, desde 2014, fue presidente de la Fundación INVAP, cuyo propósito es la producción de tecnologías e innovaciones de bandera, capaces de atender las necesidades y mejorar la vida de las personas. La senadora Silvina García Larraburu envió sus condolencias y lo recordó como “el alma mater de INVAP, su humildad, don de buena gente y compañerismo fueron un sello característico de su gran personalidad. INVAP y todo el mundo científico despiden a un gran profesional y mejor ser humano". Además advirtió que Otheguy, en los próximos días, iba a ser galardonado con la mención “Domingo Faustino Sarmiento”, la máxima distinción que entrega el Senado de la Nación.
“Fue un compañero excelente, un hombre de unas virtudes excepcionales, de esos que cuesta muchísimo encontrar. Honesto, sencillo –asunto que le impedía ser más conocido de lo que era– y con una capacidad fuera de lo común. Su actitud conciliadora fue central para que nuestro grupo humano haya podido transcurrir cuatro décadas sin ningún problema significativo. Deja un enorme legado de trabajo y entrega en las nuevas generaciones de jóvenes”, lo recuerda Albani. “En su momento, valoró muchísimo el trabajo de Cristina en el gobierno porque colocó en primer plano a la ciencia y la tecnología. Héctor quiso muchísimo a este país, todo el tiempo buscaba mostrarle al mundo las cosas que hacíamos, las tecnologías que producíamos. La peleó hasta lo último, volvió a la vida en varias oportunidades; venía arrastrando desde hacía tiempo muchos problemas de salud. Se lo va a extrañar, un fuera de serie”, se despide Colombo.