La organización Ni un Pibe Menos, ni una Piba Menos por la Droga, brinda contención y asistencia a chicos y chicas con consumos problemáticos. También sostiene un comedor en el que en momentos de cuarentena ha aumentando la cantidad de personas que acuden a retirar la comida. Solicitó colaboración al gobierno municipal y provincial pero sigue sin recibir nada. Ahora inició una campaña para colectar alimentos y elementos de limpieza.
"Con los recaudos de salud, mantenemos la casa abierta", contó Natalia Altamirano a Salta/12. La organización se encuentra en Finca Valdivia, cubre los barrios San Calixto y El Círculo y otros aledaños. La referenta precisó que en tiempos de cuarentena la cantidad de gente que requiere la vianda del comedor ha aumentado de alrededor de 150 personas en enero a 300 en marzo."Los vecinos de la zona tienen trabajos informales y de las economías populares, la gente vive al día", precisó, y explicó que ante la imposibilidad de salir a trabajar la demanda creció.
"Intentamos comunicarnos con algunos funcionarios del gobierno de la provincia y la Municipalidad pero no tenemos asistencia. Empezamos con una campaña de donaciones más que nada para mantener el comedor en estos días y lo que queda de cuarentena. Tenemos la solidaridad de puesteros del mercado Cofruthos donde hay gente que conoce nuestro trabajo y nos dona", expresó Altamirano.
Necesitan alimentos no perecederos y productos de higiene y limpieza. "Para cocinar usamos por día un fardo de arroz o fideos, verduras; tratamos de mantener comidas nutritivas. Asiste población joven de hasta 40 años y muchos niños hasta 12 años. En la zona los grupos familiares son de 7 a 8 personas", detalló Altamirano.
Ni un Pibe Menos, ni una Piba Menos por la Droga, abrió hace dos años en la zona, con el propósito de abordar el consumo problemático desde una mirada comunitaria. Tienen asistencia jurídica y psicológica y trabajan en conjunto con la Sedronar. Contienen principalmente a adolescentes y jóvenes en lo que atañe a las adicciones. Altamirano indicó que ante la cuarentena, el psicólogo de la organización habilitó la atención online y telefónica para que los chicos y chicas tengan un espacio a través del cual poder canalizar la angustia por el aislamiento social.
La organización surgió con la juventud de la Corriente Clasista y Combativa, y pretende la inclusión de chicos y chicas que presentan problemas de consumo. Cuenta con un sector de enfermería, con una abogada y dos psicólogos. Coordinan con el Centro de Salud del barrio San Remo, "en caso de desintoxicación, tenemos turno reservados para consultas o tratamientos y si es necesaria la internación", dijo Altamirano.
Altamirano relató que empezaron con cinco chicos y una chica trans, todos continúan con la organización en la etapa de recuperación. Además, acompañan a más de 30 adolescentes que tienen entre 13 y 17 años.
La referenta señaló además que en los lugares de internación para desintoxicación como el Hospital Papa Francisco o el Hospital psiquiátrico Miguel Ragone hay pocos lugares para mujeres, y menos para las que tienen hijos, "no se contempla la situación de maternar, tampoco se incluye a las identidades disidentes".
"Poco se habla del consumo de las mujeres que está atravesado por las situaciones de prostitución. Es una nueva forma de trata de personas donde si bien no las captan, a través de dosis de drogas las prostituyen. Falta perspectiva de género", precisó la referenta.
Altamirano enfatizó que requieren poder coordinar con el Estado en el trabajo que realizan. Dijo que en el abordaje de las problemáticas de consumo de drogas "no hay un solo hecho que lleva a una persona a consumir" y planteó que no se debe caer en la criminalización ni en el punitivismo. Para ella, los chicos y las chicas necesitan oportunidades que les permitan tener un proyecto de vida, y para eso es necesario que el Gobierno pueda crear programas de inclusión.