Ciertas discusiones filosóficas que se dan en este momento de pandemia nos permiten ver la agilidad del mercado en tiempos de apresuramiento. ¿Existe un mercado intelectual? Fijate mi amor: Zizek, el filósofo esloveno, por ejemplo, critica el sistema pero, para que no alberguemos dudas de que comprende sus reglas en profundidad, ya sacó un librito. Como buen vendedor, se dijo: “Sobre esto hay un mercado de clases universitarias importante por delante. Démosle bibliografía.” Y ahí sacó su material de lectura que ojalá nadie lea pero que inevitablemente será citado en tesis y ponencias como “marco teórico de nuestra peste”.

Todes tienen algo para decir/vender

Es evidente que el mercadeo filosófico del artículo no quedó atrás. Agamben aprovechó para decirnos que este es otro momento del Estado de Excepción. O sea, El estado vuelve a decir que para que se cumpla la ley, esta debe ser violada por él mismo. Un concepto de Benjamin, que él sí que le sacó provecho.

Jean Luc Nancy le respondió con el tema de su trasplante de corazón, tomándolo de viejito y de desinformado a Agambem recordando el momento de hace 30 años atras cuando frente a la sala de operaciones, el italiano le recomendó que no se sometiera a un trasplante del corazón. Nancy, dice y afirma con su existencia, que no le hizo caso y con muy buenos resultados. ¡Qué mandera de argumentar! Y Roberto Esposito, leyendo a ambos, dijo que ahora se ve lo que él quería decir cuando se decía que el concepto de vida cambiaba a medida que cambiaba el concepto de “virus”, es decir, de “contacto” o “comunicación” en nuestra cultura. Esto para no nombrar a los Foucaultianos de todas partes que decidieron que acá también estaba bueno desempolvar el concepto de “biopolítica”, un poco gastado por la confusión y por el uso desmedido hasta el aburrimiento. Judith Butler también pudo hacer aprovechamiento del mercado de la bibliografía con otra de sus trivialidades que suele elegir para cuando se dirige a la opinión general. Y así vamos. Después de todo, cuando la estrella de rock a muerto, muchas otras profesiones van ocupando esas ropas... y hablando de ropas....

¿Fabricar o Fornicar?

Lo cierto es que, como nunca esta crisis global ha dado para que se lleve adelante, en todas partes un debate sobre los conceptos globales que nos unen, aparentemente en contra de nuestra voluntad, siempre. De todos el más a mano para destruir por poco ágil es, claro el del capitalismo, y sus caras, que tratando de estirar sus músculos de respuesta más rápido que profesor de gimnasia Jazz por Instagram, decidió dar respuestas variables.

Las casas de moda Prada Gucci, Armani, etc.… que viven en el meollo de la tragedia del contagio y la muerte (son todas empresas de la Lombardía que es la zona de mayor contagio y muertes del mundo) han decidido reconvertirse en empresas fabricantes de barbijos e instrumentos de higiene textil. Y las telas que supieron tener destino del lujo del Oscar, ahora serán confeccionadas como productor de hospital. Aunque probablemente no sean exactamente las mismas telas, el gesto es el de mostrar lo que probablemente sea obvio: las textiles de la Lombardía se deben a su mercado y si el mercado exige barbijos, barbijos tendrá. Los precios llegan hasta los US$ 200 en barbijos, que como ya se han gastado en decir los inmunologos que abudnan en las televorires, no son efectivos para evitar el contagio. Casas como Zara en España, H&M o diseñadores como Cristian Siriano en Nueva York y diferentes cooperativas en todo el mundo textil comenzaron a fabricar barbijos, no ya para vender sino como obras de bien comun. 

Del mismo modo, la empresa norteamericana Brooks Brothers, anuncia desde esta semana que, respondiendo al llamado de los gobiernos y asociados a varias universidades y sus necesidades, se convierten en fabricantes de elementos textiles para paliar la crisis. Su propósito por el momento es la fabricación de 150.000 barbijos por día.

La reconversión de las fábricas, claramente tiene un antecedente, que es la Segunda Guerra mundial. En aquel momento fue la industria metalúrgica la que se convirtió en fabricante de armas y, luego del final, las fábricas de armamentos y aviones japoneses, como Sony, fueron obligadas a reconvertirse y se transformaron en las protagonistas del desarrollo japonés de la segunda mitad del siglo XX.

En la Argentina tenemos al Ejército argentino (la institución de menor prestigio nacional) que sale, como muchos políticos, a mostrar una “escena paternal” y de cuidado, como para hacer aprovechamiento “moral” del drama biológico, político y económico. 

Por motivos que nunca quedaron del todo claros, el barbijo fue un rasgo distintivo de Michael Jackson

El barbijo y la moda

No es novedad que la moda haya servido como instrumento para lo que ahora celebramos como el “distanciamiento social”. Desde el miriñaque hasta el atuendo monjeril, el burka (si le cabe la palabra moda), desde el polizón hasta el chador, las mujeres han sabido usar el vestuario y sus accesorios como instrumentos de la defensa social frente a lo inevitable del ataque salvaje que sostuvo la masculinidad históricamente. En la mayoría de los casos esa distancia fue pensada como represión de la sexualidad femenina, pero todos sabemos que donde hay represión también hay liberación y, por lo tanto, esos instrumentos, también fueron pensados en la historia de la moda como formas de la construcción de identidad, como construcción de la sexualidad, o como utensilios que pueden tener sus ventajas. Hay ya muchos feminismos que piensan el gineceo y otros espacios del confinamiento de la femineidad, como lugares donde se establecen los vínculos más sólidos y los lazos más firmes de la resistencia femenina. En estos casos son resistencias políticas, pero en el caso del barbijo pueden ser formas del ocultamiento y el develamiento que podrías tener usos más o menos ventajosos.

En el que debe ser el poema más célebre de “Las Flores del Mal” de Baudelaire, el soneto “A una paseante”, el poeta nos cuenta lo que debe ser el modo más moderno y más escandaloso de los vínculos del siglo XIX y XX el amor fugaz, producido en un instante, fruto del yire (que podríamos poner en fino y afrancesarlo como “flâneur”). Allí se narra el encuentro fugaz, intenso, masturbatorio y extático entre un hombre que camina por la calle y una mujer que va cubierta por el velo del luto (es decir anunciando su no disponibilidad para el sexo). Pero Baudelaire desafía la norma, percibe el erotismo prohibido del momento, encuentra la complicidad de ella debajo de la tela que la enmascara y lo llama de ese modo en el que lo llamamos todes cuando nos pasa: ¡Una aventura real!!! ¡Un encuentro humano!!! ¡Una experiencia!!!! Pero lo bueno de la experiencia baudeleriana aun en la fugacidad callejera que le da lugar, es, justamente, que comenzó, se desarrolló y acabó respetando todas las convenciones del “distanciamiento social” que requería el momento aquel, y que requiere éste. En una versión un poco más londinense y con un poco de porro, la repitió James Blunt en su canción “You’re Beautiful”.

Pero quien más provecho le sacó al tema fue Michael Jackson (ahora no solo muerto sino en desgracia) que le dio múltiples usos. Por un lado, le permitió armar su mitología de fóbico y acosado por los medios, a los que no necesitaba y que le hacían extracción de su imagen sin que el lo pidiera, por el otro ocultaba sus operaciones y sus tratamientos faciales, pero también le permitía que su imagen no se gastara en lo público para volverlo un poco misterioso, un poco lejano. La víctima perfecta. Lo hizo con él y con sus hijos a los que les enseñó las virtudes del ocultamiento desde bebés. 


Barbijo pop

Otro caso interesante del uso de barbijos es el del K pop. Es sabido que los pueblos orientales usan el barbijo como una forma del respeto social para no “contagiar” a sus semejantes; de manera que las calles de las ciudades muy populosas de Japón, China y Corea, están colmadas de transeúntes que circulan enmascarados frente al descuido y la risa de los occidentales en general.

El barbijo es un accesorio identitario de muchas bandas de K Pop

No tengo idea si la costumbre es higiénica, contagiosa, buena, mala, ¡¡¡¡qué sé yo!!!!, pero lo que es verdad es que los grupos de K pop adolescente, usaron ese atributo como parte de su accesorio de identidad, como para subrayar su identidad oriental y para jugar con la idea de “me identifico con lo que borra su identidad” tan moderna, y tan joven frente a las generaciones que intelectuales “mayores” y estados demagógicos y/o racistas que promueven todo lo que los jóvenes de vanguardia rechazan: la identidad, la memoria, la diferencia, etc. Y porque también la máscara del K pop muestra uno de los espacios de resistencia social más importantes de los jóvenes, la polución ambiental que les dejaron como recado las viejas generaciones en su descuido del mundo. Lo verdaderamente “irrespirable” para los jóvenes: el pasado. El K pop se enmascara para volverse imagen reconocible e identidad de resistencia. Y para que todas las personas se conviertan en personajes de animé.

El Imperio de los sentidos

No vamos a hablar de los diseñadores de este siglo porque casi todos han usado formas del barbijo y del velo en sus colecciones. En la primera década de este siglo, probablemente en el caso de Alexander Mc Queen y John Galliano, que han usado, entre otros, el barbijo, el velo y cualquier otro atuendo de distanciamiento social para señalar la discriminación o a la segregación, cuando no la esclavitud de las mujeres en diversos sistemas de producción. Es te ultima fashion week de Paris, a fin de febrero, la diseñadora Marine Serre mostró una cantidad de barbijos y máscaras distanciantes, claramente señalando la peste, cuando recién era una luz en el horizonte encapsulada en el oriente. Recordemos, de todos modos que la moda vive casi exclusivamente de sus ventas a China y otros países de Oriente, de modo que el tema, seguramente, no les pasa desapercibido.

Pero antes de que esto fuera tema (¿será que las locas siempre estamos un paso adelante en todas las cosas del mundo?) el año pasado la irrupción de Valentina (@allaboutvalentina) en el firmamento más exclusivo del universo drag, Ru Paul Drag Race, generó un escándalo ligado al barbijo. Ese fue exactamente el motivo que la descalificó de la novena temporada y casi nos priva de su talento. (fue rápidamente recuperada en el Ru Paul All Stars, porque se vio que la chica tenía talento) … El tema es que en el momento cumbre del programa, cuando ella debía pelear por su vida, apareció accesorizando su vestido con un barbijo de encaje rojo que, si bien era espectacular, lograba el doble cometido de ocultar que la chica ni se había estudiado la letra que tenía que mimar… lo que se descubrió rápidamente, para el escándalo y la zozobra de todas. Lo importante es que Valentina mostraba en ese momento uno de los accesorios más debatibles de la cultura global del momento.

Como si no fuera poco, nosotres tenemos nuestro anticipo de barbijo otoño- invierno en el espectacular ejemplo que lució nuestro modelo de tapa Leonardo Ayala (@leonardoconcor) en el carnaval de Concordia, Entre Ríos. Como parte de la Comparsa Imperio (@imperioescarnaval), Leonardo desfiló con un espectacular barbijo, diseñado por Galho Martins (@galhomartins), que anticipa todos los temas del momento: el tema de la higiene quirúrgica, la necesidad de encontrar en la adversidad una oportunidad para la diversión, y el distanciamiento social, porque el barbijo de strass que usa Leonardo, tiene unas púas estilo Loboutin que no te dan muchas ganas de romper con la norma. Pero sí te dan ganar de cantarle el tango “Siga el corso”, como Goyeneche: “Sacate el antifaz /Te quiero conocer / Tus ojos, por el corso, / Van buscando mi ansiedad. /Tu risa me hace mal …”

En fin, chicas, el tema del barbijo tiene mucha tela para cortar… Seguramente en los próximos días encontraré más ejemplos usos y nuevas costumbres para un accesorio del que las próximas generaciones reirán, como nosotres lo hacemos de aquellas épocas antiguas en las que había pestes, la gente ajusticiaba otra gente en hogueras públicas y estábamos dominades por las creencias, el prejuicio y el miedo. Por suerte ese tiempo ya pasó. ¿No?