En la primera escena de Quién pudiera, la serie web hecha en Rosario por mujeres y disidencias, dos amigas, Mariana y Memé, clasifican a las lesbianas en intensas e histéricas. Un par de capítulos después, Sofía, la tercera amiga de esta historia, pregunta en cuál de esos grupos la ubican a ella. Tres amigas, dos lesbianas y una bisexual, que hablan de sus garches, se ríen de sí mismas y van mechando, en dosis justas, escenas cotidianas de militancia feminista. Tal es el eje de esta serie escrita en 2017 y rodada un año después. Son diez capítulos cortos, unos 15 minutos por episodio, donde escala el humor lésbico para reírse de sí mismas.
“Estamos en un momento en el que hay mucha atención a todos los discursos, a lo que dice cada persona, si es discriminatorio o no lo es, y creo que es una forma de no tomarnos tan en serio. ¿Tan en serio nos vamos a tomar? Riámonos un poco de los lugares comunes que tenemos las lesbianas y bisexuales, blancas, cis, de clase media, de las limitaciones que tenemos, de las contradicciones que tenemos, somos seres con muchas limitaciones, somos humanes, con fallas, y de eso nos reímos”, lanza la guionista Morena Pardo y apunta que “viene por no tomarse tan en serio, de poder reírse de una misma y de su comunidad y de la militancia, porque si no, si nos tomamos todo el tiempo tan en serio nos vamos a morir de angustia“. Ahí la directora, y también guionista, Josefina Baridón, asiente con una sonrisa y dice: “Claro, no se cae más”. En una entrevista por Zoom, la (única) ventaja es que se les pueden ver las caras a las dos entrevistadas al mismo tiempo.
El humor es político. “Reírnos en nuestro micromundo feminista, lesbiano, bisexual, abortero, es un poco… una pequeña batalla ganada interna. Mirá cómo me río de mi misma y no me importa lo que vos, patriarcado, hagas afuera”, considera Baridón.
Quien pudiera se estrenó con alta fiesta en un boliche, Distrito 7, en Rosario, el 6 de marzo pasado, unos días antes de que el coronavirus dejara a todes aislades. Esa noche quedaron muchas pibas afuera. Adentro, risas y aplausos celebraron esos esperados episodios donde las lesbianas no tienen que demostrar que son buenas, ni nada. Se encuentran, se divierten, se enojan o amargan porque cierra el único, sí, el único boliche para ellas de la ciudad. Mariana, Memé y Sofía podría ser cualquiera de ellas.
Desde aquel viernes que hoy parece tan lejano, subieron de a un capítulo por semana en la página web quienpudiera.com, donde se pueden ver los primeros cinco. Y esta noche, se estrenará el 6, donde Memé como integrante de Socorristas en Red, acompaña a una piba en su aborto con pastillas. Muy lejos de las narrativas más comunes sobre la interrupción del embarazo, acá se ve a tres pibas que abrazan a la otra abrazándola mientras ella atraviesa las contracciones, sentada sobre el inodoro. Una escena sublime, sin violines pero con un amor feminista indestructible.
Morena Pardo es una estudiosa de las representaciones lésbicas en la ficción y por eso se ataja por no conocer con la misma profundidad la representación del aborto. “No lo tengo muy estudiado pero hasta donde yo sé no hay alguna representación de narrativa de aborto seguro en una casa, con pastillas. Si hubo algo en cine o en tele fue más contar que alguien se hizo un procedimiento de aborto, nunca mostrarlo en pantalla”, dice la joven de 27 años, quien también se ataja un poco porque los feminismos son vertiginosos y le cuesta. “Es muy loco porque me cuesta recordar cómo era la situación cuando escribimos el capítulo. El feminismo ya estaba atravesándonos a todas en forma más masiva, pero la situación de ver el pañuelo en todos lados, era más de las gedes”, dice la guionista, que conoció a Baridón –hoy de 29 años- justamente en una asamblea del Colectivo de Mujeres Audiovisuales que reclamaba justamente por la misoginia del ambiente. “El poco trabajo que había siempre era para los mismos diez chabones”, dice Pardo. Por eso, ellas decidieron convocar sólo a mujeres y disidencias para todo el equipo técnico.
Para hacer Quién pudiera armaron Hipólita, una productora que integra también Carolina Medina, a cargo de la producción ejecutiva junto a Morena Pardo. La asistente de dirección es Carla Scolari; Lucía Goñi, la jefa de producción; Yazmin Quiroga estuvo en la dirección de fotografía, Jimena Chaves en la dirección de sonido, Yamila Brandolini fue directora de arte y Danalí Riquelme la montajista. El elenco lo encabezan Maru Lorenzo, Lara Todeschini y Estefanía Nicoló.