Ana Correa, la periodista que escribió Somos Belén, se decidió a contar la historia cuando escuchó a legisladores que en la discusión del proyecto de interrupción legal del embarazo, en 2018, insistían con que en la Argentina no había mujeres presas por aborto. Belén --no es su nombre real, sino el que se le inventó para gambetear el estigma- es una mujer tucumana que pasó 29 meses presa por un aborto espontáneo: quienes la atendieron en el hospital Avellaneda de su ciudad la denunciaron, la justicia de su provincia la condenó en primera instancia sin pruebas y hasta la defensora oficial asignada contribuyó a penalizarla. Su familia se endeudó para pagar un abogado que los engañó, porque no hizo nada. Alguien le contó lo que ocurría con esta joven a Soledad Deza, la abogada de Católicas por el Derecho a Decidir de Tucumán, y allí la historia comenzó a cambiar. La profesional le prometió que iba a ser libre. Las redes feministas se tejieron para liberarla, primero, y para su absolución, luego. 

El día que Belén salió de la cárcel, para proteger su anonimato, todas salieron con máscaras blancas. La misma que está en la tapa del libro de Ana Correa, y las mismas que se veían en las butacas el día de la presentación, cuando el entonces candidato Alberto Fernández se pronunció por la legalización del aborto y aseguró que en el país no debe haber ninguna otra Belén. También, en la intimidad, pudo verla a la joven, la abrazó, se conmovieron juntos. 

El libro de Ana Correa está escrito a flor de piel, y se lee con lágrimas en los ojos. Porque las noticias, los procesos judiciales -documentados en sus páginas- encarnan en mujeres que sufren, que sueñan y festejan. Ana Correa entrevistó a Belén, que hoy vive en el conurbano bonaerense, y pudo contar el después de aquel proceso medieval que en 2016 marcó uno de tantos hitos en la lucha por el aborto en la Argentina. Si algo se comprende al leer a Ana Correa es que el feminismo es liberador, en singular y en plural. 

Somos Belén tiene además un plus, un prólogo de la autora canadiense Margaret Atwood, la autora de El cuento de la criada. Ese texto, contundente, es un regalo. El mérito está en un libro construido con amor y precisión, donde la vida de una mujer es también un espejo de la opresión de tantas y al mismo de la fuerza de un movimiento heterogéneo que recorre el mundo.

La crisis del coronavirus puso en suspenso el envío de la ley de interrupción voluntaria del embarazo, que era inminente antes de la pandemia. Este libro es también un aporte para esa discusión que se retomará pronto. 

Somos Belén, de Ana Correa. Editorial Planeta, 2019.