“No fue un accidente, a mi hermano lo asesinaron”. En nombre de su familia, Esteban Continiello sigue pidiendo justicia para su hermano, Adrián Alejandro Continiello, sonidista de la Televisión Pública, que murió hace un año al derrumbarse la casa en la que vivía , en el barrio porteño de San Cristóbal. La vivienda se vino abajo por negligencia de los responsables de una obra en construcción lindera , el derrumbe número 26 desde que el PRO gobierna en la Ciudad. Treinta y dos personas murieron en esos hechos. “En la causa de Adrián, nueve personas fueron citadas a prestar declaración” como imputados bajo el cargo de “estrago culposo seguido de muerte”, informó a Página/12 Leonardo Menghini, abogado de la familia.
Uno de los imputados es personal jerárquico de la empresa Caputo Hermanos, de Flavio y Hugo Caputo, hermanos de Luis Caputo, ex ministro de Finanzas, ex presidente del Banco Central, y “hermano de la vida” del ex presidente Mauricio Macri. La familia de Continiello cuestionó duramente a la jueza a cargo de la causa, Graciela Dalmas, por no avanzar en la investigación sobre las responsabilidades de los Caputo y del jefe de gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta.
Menghini recordó que el derrumbe ocurrido el 1° de abril de 2019, en Pavón 3076, se produjo “por defectos en el proceso de construcción de una torre lindera que se encontraba en la etapa de submuración”. La vivienda destruida tenía planta baja y dos pisos. En la planta baja funcionaba un supermercado y había dos viviendas en los pisos superiores.
En diciembre, la jueza Dalmas citó a prestar declaración indagatoria a diez personas: Ricardo Nicolson, el ingeniero a cargo de la obra por parte de la constructora Lybster S.A.; Norma Eugenia Mendes Simoes, directora de la firma; a la arquitecta Valeria Martini; a la responsable de Seguridad e Higiene de la obra Sabrina Lorena Blans; a Cayo Alberto Pessoa Riveros, operador de la máquina excavadora que se utilizó; a Maximiliano Mauriño y a su socio de la firma Demoliciones Mitre S.A; al arquitecto Eduardo Aguaviva, director de la obra por parte del Fideicomiso que la encargo (Aguaviva es ejecutivo de la empresa de los hermanos Caputo); a Guido Tirendi, inspector del gobierno porteño, y finalmente a Oscar Arrúa, capataz de la obra.
Menghini sostuvo que en la primera etapa de la investigación “se recogieron muchísimos testimonios que dieron cuenta de las continuas y numerosas advertencias y denuncias sobre la marcha de la obra por parte de los vecinos linderos”. Luego hubo demoras en la causa porque se tuvieron que tomar medidas urgentes para apuntalar otras viviendas cercanas y eso postergó la realización del informe técnico incorporado a la causa.
Ese informe “dio cuenta de las graves irregularidades que presentaba el método constructivo de la obra y como de ello surgen las causas del derrumbe”.
Lo concreto, dijo el abogado querellante, que la prueba reunida “determina graves falencias en la excavación, en la submuración y en el modo constructivo y de apuntalamiento que se cumplía, lo que motivó el derrumbe, los daños causados y especialmente la muerte de Adrián Continiello, motivo por el cual se señaló la responsabilidad de todos los que fueron a prestar declaración indagatoria”.
"Lo único que esperamos es justicia"
El abogado que representa a la familia dijo que espera “la segura y pronta elevación a juicio oral de todos los indagados”. La víctima, Adrián Continiello, de 32 años, era sonidista de la TV Pública desde hacía 13 años y vivía desde hacía cuatro meses en la casa que se derrumbó. El joven estaba durmiendo cuando se produjo el derrumbe. Pudo sobrevivir una hora y falleció por las gravísimas heridas recibidas. Debajo de su cuerpo estaban sus dos perros, Ragnar y Cristiano, a los que le había puesto nombres de leyendas, como el rey de los vikingos y el astro del fútbol mundial. El último gesto de Adrián fue el de proteger con su cuerpo a sus mascotas.
Su hermano Esteban dijo que al cumplirse un año de la muerte de Adrián “lo único que esperamos es justicia, porque lo que pasó no fue un accidente, fue un asesinato, porque el derrumbe pudo haberse evitado. Mi hermano tuvo una hermosa vida, pero le quitaron todo lo que podía haber seguido disfrutando”.
En varias oportunidades la familia intentó hablar con el jefe del gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, pero nunca lo lograron, ni siquiera cuando Esteban lo esperó a la salida de un canal de televisión.
Rosario, la cuñada de Adrián, le dijo a este diario que a los pocos días del hecho se reunió con Diego Santilli, ministro de Seguridad porteño, quien “ni siquiera me miró a los ojos y me dijo que en la obra estaba todo bien, que fue un accidente, una desgracia, cuando está probado que estuvo todo mal”.