El amor por la lectura vence al confinamiento. Las aventuras de la China Iron de Gabriela Cabezón Cámara está en la “shortlist” de los seis nominados al International Booker Prize, el más prestigioso del Reino Unido que en la categoría Internacional distingue a una obra traducida al inglés y establece que las 50.000 libras del premio (62 mil dólares) deben repartirse entre el autor y su traductor. Desde su casa en Londres por el aislamiento preventivo debido a la pandemia de Covid-19, el presidente del jurado del Booker Prize, Ted Hodgkinson, anunció por videoconferencia los nombres de los seis finalistas. La novela de la única escritora argentina nominada en esta instancia fue traducida por Iona Macintyre y Fiona Mackintosh como The adventures of Iron China para la editorial Charco Press, sello con sede en Edimburgo creado por argentina Carolina Orloff, que también publicó antes otra novela de la narradora argentina: La virgen Cabeza con el título Slum Virgin. “Para mí es una noticia hermosa, como una señal de otro planeta, algo que confirma la existencia de un mundo anterior y tal vez posterior a la pandemia”, dice Cabezón Cámara a Página/12 desde Abasto, una localidad de La Plata donde está cumpliendo con la cuarentena.
Cabezón Cámara (San Isidro, 1968) quedó finalista junto con otra escritora en lengua española: la mexicana Fernanda Melchor con Temporada de huracanes (Hurricane Season). Samanta Schweblin, que había sido seleccionada por tercera vez en la “longlist” con Kentukis, no quedó en esta ocasión entre los seis nominados. La lista de finalistas se completa con The Enlightenment of The Greengage Tree, de la iraní Shokoofeh Azar; The Discomfort of Evening, de la holandesa Marieke Lucas Rijneveld; The Memory Police, de la japonesa Yoko Ogama; y Tyll, del alemán Daniel Kehlmann. El jurado de esta edición está integrado por Lucie Campos, Jennifer Croft, Valeria Luiselli, Jeet Thayil y Fiammetta Rocco. Para Croft lo principal de la novela de Cabezón Cámara es el lenguaje. “Las aventuras de la China Iron es el libro perfecto para ser leído en el contexto de un premio que honra la traducción porque es en sí mismo la traducción de una traducción ad infinitum; es una maravillosa reelaboración feminista y queer de un mito americano fundacional (que es el Martín Fierro de José Hernández, una novela argentina del siglo XIX escrita en verso), con un lenguaje y una perspectiva tan frescos que cambian 180 grados la idea de cómo una nación americana podría ser”.
La autora de La virgen cabeza, Le viste la cara a Dios y Romance de la negra rubia –novela que integra la colección Biblioteca Soy de Página/12- podría convertirse en la primera escritora argentina en ganar el Booker Prize, que se anunciará el próximo 19 de mayo, premio que en ediciones anteriores lo obtuvieron la polaca Olga Tokarczuk, el israelí David Grossmann, la surcoreana Han Kang, los estadounidenses Lydia Davies y Philip Roth y la canadiense Alice Munro, entre otros. En Las aventuras de la China Iron, publicado por Literatura Random House en 2017, Cabezón Cámara, en sintonía con Leónidas Lamborghini que postulaba “la gauchesca como arte bufo”, reescribe el Martín Fierro desde una perspectiva feminista, poscolonial y LGTB. Para la autora la novela “piensa la manera cruenta y bestial en que la burguesía argentina terminó consolidando el estado nación con este modelo agroextractivista de grandes latifundios que siempre es genocida”. The New York Times la eligió como uno de los mejores libros de ficción iberoamericana del 2017 y para El País de España estuvo entre los 20 mejores libros latinoamericanos publicados ese mismo año.
--Si “Las aventuras de la China Iron” es una reelaboración feminista y queer de la fundación del Estado Nacional, ¿cómo imaginás el país pos pandemia?
--No sé cómo me imagino el mundo, pero la verdad es que van a venir tiempos muy duros… Prefiero desearlo más que imaginarlo. La verdad es que lo deseo en la calle; nos deseo juntos, atravesando lo que nos toque atravesar organizados en asamblea para ser solidarios y ayudar a les otres y dejar que se nos ayude. Espero que podamos pensar en energías sostenibles, en menos horas de trabajo y más trabajo para todos; que veamos el modo de repartir la riqueza porque no falta: la tienen diez personas toda junta.