Fue el jefe del Estado Mayor del Ejército que, en tiempos de Carlos Saúl Menem, terminó con las rebeliones carapintadas. Lo hizo con un ejercicio de autoridad explícita que incluyó la recuperación del Regimiento de Patricios en Palermo con fuego de artillería y la rendición de los alzados descalzos y filmados por los noticieros en la escalinata del Edificio Libertador. En 1995 presentó una primera crítica pública al Ejército de los años de plomo en televisión. La fue profundizando y terminó expulsado del Círculo Militar. Martín Balza también fue embajador en Colombia y en Costa Rica con Néstor Kirchner y con Cristina Fernández de Kirchner.
Justamente en Costa Rica, en plena campaña electoral argentina, constató el asombro de diplomáticos extranjeros ante declaraciones de uno de los candidatos a la Presidencia.
--Cuando era embajador en Costa Rica, en 2015 durante una reunión con otros diplomáticos --dijo Balza a este diario-- se acercó un colega y me preguntó si era cierto lo que había escuchado sobre la política hacia Malvinas. Le pregunté a qué se refería y me dijo que uno de los candidatos a Presidente había dicho que para qué preocuparse por las islas si eso aumentaría el déficit fiscal.
--¿Era uno de los candidatos con chances?
--Sí, uno de ellos. Usted es periodista y se imaginará quién.
--Uno era Daniel Scioli que tenía la cuestión Malvinas en su agenda externa. Otro, Mauricio Macri, que no la tenía.
--Usted lo ha dicho. Pero además el ex canciller Dante Caputo y el ex vicecanciller Andrés Cisneros escribieron un artículo conjunto en La Nación donde criticaban esa postura. Lo hicieron después de 2015 pero no tuvieron ninguna duda sobre los datos.
Antecedentes
Efectivamente el 31 de marzo de 2017 Caputo y Cisneros redactaron una columna de opinión con sus cuatro manos. Sostenían, sobre Macri y las Malvinas, que lo más probable era que, "sencillamente, no haya ninguna política, ya sea porque no interesa el tema o porque se ignora cómo hacerla". Y recordaron que antes de ser presidente Macri hizo declaraciones que ambos citaron así: "Nunca entendí los temas de soberanía en un país tan grande como éste [...] Las Malvinas serían un déficit adicional para el país". Seguían Caputo y Cisneros: "La frase puede irritar a muchos, pero él tenía todo el derecho a decirla y a algunos podría no parecerles insensata. Comparando los 2.800.000 km2 de nuestro territorio continental con los 12.000 km2 de las Malvinas se podría concluir que no parece justificarse un esfuerzo mayor". Luego redoblaban la apuesta: "Macri incluso afirmó que mantener las islas sería muy caro, lo cual en el planeta CEO podría señalar -lejos de un beneficio- un peligro para la estabilidad macroeconómica del país. Después de todo, ¿cuál es la calidad del asesoramiento internacional a un presidente que, luego de una charla de pasillo con la premiere británica, convocó a una conferencia de prensa para anunciar que acordaron discutir la soberanía?".
A ese artículo aludía Balza. Sin embargo no era la primera vez que Macri mencionaba despreciativamente a la necesidad de recuperar la soberanía sobre las islas. El 18 de enero de 1997 el entonces presidente de Boca Juniors dijo a Página/12 que la Argentina no debía insistir en el reclamo. “La verdad es que los temas de las soberanías con un país tan grande como el que tenemos nunca los entiendo mucho", señaló en una entrevista concedida en Punta del Este. "Nosotros no tenemos un problema como los israelíes, que tienen problema de espacio. Acá lo nuestro es casi un amor propio. Es más, creo que las islas Malvinas serían un fuerte déficit adicional para la Argentina. Tengo entendido que al Tesoro de Inglaterra le cuesta bastante plata por año.”
En esa misma entrevista de 1997 Macri dijo que la homosexualidad es una “desviación”. Y se explayò de este modo: “El mundo nos ha hecho para que nos juntemos con una mujer. ¿Por qué nos vamos a juntar con un hombre? Está bien que es más cómodo. Se puede ir a jugar al tenis y después se puede ir a…. todo con el mismo tipo. ¡Pero, por favor!”
Triste
Perteneciente al arma de Artillería, Balza relató después de la guerra que compartió la posición con sus tropas y que, en lugar de volverse a un lugar seguro, dormía en un catre junto con ellos. Nadie lo desmintió.
--Usted escribió libros, con sus recuerdos personales y con el análisis de la guerra. ¿Fue cambiando su opinión?
--Sigo pensando que fue una causa justa en manos bastardas. Una causa justa en la que muchos se jugaron la vida. No voy a olvidar nunca a los litoraleños que fueron conmigo. Gente extraordinaria, valiente, comprometida. Mire, después de la rendición yo estaba con otros oficiales argentinos y se me acercaron unos oficiales galeses. Me dijeron que eran de Gales. Y uno de ellos me dio la mano y me dijo: "No peleamos por la señora Margaret Thatcher, peleamos por la Reina y por el Reino Unido". Nosotros les contestamos algo parecido: 'No combatimos por la Junta Militar, combatimos por un sentimiento'. Por eso la opinión de Macri me resulta triste y grave.
--¿Por qué triste?
--Malvinas es una causa nacional. Algo que no puede manejarse con sentido ideológico o partidista. Es una cuestión de Estado. Está inclusive en la Constitución de 1994.
--¿Por qué grave?
--Porque es muy serio que un candidato remita todo su análisis a un problema fiscal. Tengamos la idea que tengamos sobre cómo debe manejarse el país, en la causa Malvinas debemos alinearnos todos.
--¿Así pensaba en abril de 1982?
--En ese momento yo era teniente coronel. A la tarde del 2 de abril, cuando estaba en Paso de los Libres, me informaron que la Argentina había desembarcado en las islas. Y el 13 de abril ya estaba en Malvinas. Fíjese que nivel de improvisación.
--Hay causas abiertas por violaciones a los derechos humanos a soldados. Por estaqueos o por tormentos.
--En mi unidad no hubo ninguna violación de derechos humanos. Sé que en hubo denuncias en otras unidades y que hay una causa abierta. Esos crímenes debieron haber sido sancionados en su momento con todo rigor.