Dos tapas de libros. Lo primero que va a sorprender al lector. Dos alternativas gráficas, eliga la que más le guste. La primera reproduce una foto antigua de 1 de Mayo -la calle donde vivía el autor-, viejos autos detenidos en el asfalto y el Monumento a la Bandera que se levanta al final de una suave bajada. Técnicamente es una foto pobre, está sobreexpuesta, demasiada luz que elimina contrastes y grises. La otra tapa reproducce letras impresas en una hoja que el autor ha tecleado en su máquina de escribir. ¿Sería una Remington Nº 2, la primera máquina que permitía cambiar las mayúsculas por minúsculas presionando una tecla? Se lee: MIIKIIJOJbOIIh. Los romanos están cruzados por un trazo en lapicera azul que une de abajo hacia arriba a los números; las O, en cambio, tienen figuras horizontales; Jb están unidas por un trazo horizontal en sus puntas altas; una cruz transforma la h final.
-¿Qué sensación le produce que se derrumben casas con historias?- le pregunté hace miles de años para la revista Vasto Mundo.
-Los que hacen eso son unos animales, gente que no tiene consideración por la nobleza que puso mucha gente cuando trabajó para esta ciudad... Hay muchos sinvergüenzas que destruyen los documentos, consideran que no tienen importancia y van a parar a la basura. No tienen cariño por la ciudad. Y pensar que yo toda la vida he peleado por la ciudad por distintos motivos - respondió.
Su archivo, acotado, en el marco de su interminable producción, está resumido en el libro que felizmente publicó la editorial del estado municipal, como corresponde. Es un gran homenaje al primer divulgador serio que tuvo la aldea: Vladimir Mikielievich. Y también a su otro yo, un sorprendente dibujante llamado WMIK.
Archivo Mikielievich. Obras y colecciones. EMR (2019)