En un paso más hacia su unificación, las dos CTA convocaron en un plenario conjunto a un paro para el 30 de marzo. “Asumimos el clamor instalado en la movilización del 7 de marzo. Si la CGT convoca a una medida de fuerza estamos abiertos a generar las condiciones para modificar la fecha en tanto y en cuanto no se extienda demasiado en el tiempo”, aseguró a PáginaI12 el secretario general de la CTA de los Trabajadores, Hugo Yasky. La central cegetista definirá mañana en la reunión de consejo directivo cuál será la fecha que le exigió la multitud frente al ministerio de Producción la semana pasada, aunque se especulaba anoche que sería el 6 de abril.
“Estamos convencidos que no tenemos que desacompasar los tiempos de los conflictos. No queremos que pase lo mismo que pasó con los telefónicos en los noventa”, aseguró el secretario general de la CTA de los Trabajadores, Hugo Yasky, recordando el proceso de privatización de las compañías del rubro que eran del Estado, que tuvo a los trabajadores telefónicos reclamando en las calles con poco apoyo de la central obrera en un período en el que la conducción se abstuvo de impulsar los reclamos y que en parte definió la ruptura de los gremios que más tarde fundaron la CTA. “El paro va a ser acompañado por una movilización a la Plaza de Mayo y con actos en todas las provincias”, destacó el dirigente gremial en relación a lo definido por el plenario de los delegados de las dos CTA.
La presión que sufrió la conducción tripartita de la CGT en el acto del 7 de marzo apuró los tiempos de las representaciones gremiales. Antes del acto que reunió a una multitud de trabajadores y gente dispersa, las dos CTA ya presionaban para que tuviera fecha la medida de fuerza. El curioso anuncio de un paro sin fecha colmó la paciencia de las bases de los sindicatos y los trabajadores precarizados luego de un año ajuste por las políticas macristas que achataron los salarios, redujeron el mercado laboral dejando miles de personas sin trabajo, aumentaron las tarifas de los servicios y cerraron fábricas. El escenario generó la necesidad a las CTA de unificarse para fortalecer la representación gremial, tal y como lo hizo la CGT en agosto del año pasado.
“Este paro es en defensa propia y para que se paren los despedidos y suspensiones, que se resuelva la paritaria nacional docente y se resuelva el problema de que los docentes no ganen por debajo de la línea de la pobreza”, afirmó el líder de la CTA Autónoma, Pablo Micheli, al finalizar el plenario que se realizó en el Polideportivo de la Universidad Tecnológica Nacional de Avellaneda. En el encuentro también se decidió por unanimidad “acompañar el conflicto docente con la movilización del 21 de marzo en la provincia de Buenos Aires y sumarse a las caravanas de ocho puntos de arranque de la gran marcha federal educativa”, explicó Yasky anticipando los próximos movimientos de la central obrera.
“Creo que hay muchos dirigentes de la CGT que hace mucho tiempo vienen reclamando que esa central se ponga de pie frente al gobierno de Macri”, señaló el docente dando un guiño a la Corriente Federal de Trabajadores que encabeza el bancario Sergio Palazzo y los gráficos de Héctor Amichetti, que desde el mismo momento en que se unificó la CGT presentaron la moción de un paro ante el escenario político que presentó el macrismo con su llegada a la presidencia. “Los que quieran seguir durmiendo la siesta con el Gobierno, allá ellos, son minoritarios, no representan el consenso mayoritario de esta clase trabajadora argentina”, desafió el docente a los sindicalistas de la CGT que todavía presentan dudas a la posibilidad de ponerle un freno a las políticas macristas.
“El puente de diálogo con la CGT no está roto para que se sumen al paro”, señaló Micheli luego en declaraciones radiales dejando en claro que la idea era confluir para dar fuerza a la protesta. En la misma línea Yasky destacó que en la convocatoria habían asumido “el clamor instalado en la movilización del 7 de marzo. Si la CGT convoca a una medida de fuerza estamos abiertos a generar las condiciones para modificar la fecha en tanto y en cuanto no se extienda demasiado en el tiempo”. La unificación de las dos centrales que se separaron por las diferencias abiertas a raíz del paso de la gestión kirchnerista parece acercarse al tener que hacer frente una situación parecida a la que dio vida a la CTA: resistir el ajuste y las políticas que “quieren arrasar con las conquistas y empujar a los trabajadores a la pobreza”, según indicó Yasky.