Sin convocatoria a la paritaria federal y con las negociaciones empantanadas en veinte provincias, los docentes comienzan hoy un nuevo paro nacional de 48 horas. Con la medida, que combinará el cese de actividades con otras formas de protesta, según el distrito, los gremios buscan poner en primer plano que a diez días del inicio formal de las clases el conflicto salarial docente sigue irresuelto. Este es el segundo paro de 48 horas en dos semanas. Para las escuelas públicas de la provincia de Buenos Aires, será el séptimo día sin clases.
En vísperas de la medida de fuerza, el presidente Mauricio Macri le dio a la gobernadora bonaerense, María Eugenia Vidal, la orden de “no ceder”. Macri reunió el lunes en la Casa Rosada a Vidal, al jefe del gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, y a la primera línea de su Gabinete, incluido el ministro de Educación, Esteban Bullrich. Según publicó Ambito Financiero, en el encuentro les dijo que “no” va “a aflojar” y que el sueldo docente tiene que ser definido “por cada provincia, por más que anuncien más días de paro”.
La decisión de Cambiemos de eliminar la paritaria nacional docente –un derecho reconocido por ley– aparece como una de las patas de una estrategia más abarcadora para ajustar los sueldos del Estado. Sus otros puntos de apoyo son el techo fijado a las paritarias docentes provinciales –del 18 a 20 por ciento–, el recorte de los fondos destinados a las provincias y un combo de sanciones para los que adhieren a los paros, como el dictado de conciliaciones obligatorias y el inicio de sumarios a los maestros. Otro ingrediente es la negación del conflicto: el ministro del Interior, Rogelio Frigerio, insistió ayer en que hay doce provincias donde ya hubo acuerdo.
Pero, si se pregunta a los dirigentes gremiales, contestan que la afirmación carece totalmente de sustento. De los 24 distritos, 23 provincias y la Capital Federal, las paritarias provinciales están cerradas o avanzadas sólo en cuatro casos. Dos por decreto: San Luis (que dio un 38 por ciento, despegándose por completo del panorama nacional) y Mendoza (17 por ciento, con organizaciones que vienen de capa caída luego de un 2016 en conflicto por el llamado “ítem aula”). En Santiago del Estero hubo una propuesta del 20 por ciento, muy cercana a ser aceptada, y en Misiones hubo un acuerdo por el 13 por ciento que tendría carácter semestral.
El paro nacional de hoy es convocado por cuatro de las cinco federaciones o uniones de gremios: Ctera, UDA, AMET y CEA. Con las paritarias atomizadas, las provincias atraviesan momentos disímiles. Hay gremios esperando para ir al paro, otros que vienen de parar tres días, otros bajo conciliación obligatoria. El llamado de la Ctera (el sindicato más numeroso) es al “paro y jornada de protesta nacional”, es decir que en la mayoría de las provincias habrá huelga y en tres o cuatro están previstas sólo movilizaciones (ver aparte). El Sadop no llama hoy y mañana al paro nacional, pero avala que sus gremios de base lo hagan en cada distrito (se sumaron a la huelga los docentes privados de la Ciudad de Buenos Aires, San Juan, Córdoba, Mendoza y Neuquén); también realizará jornadas de protesta en otros distritos, como la provincia de Buenos Aires.
Las cinco federaciones nacionales, anticipando una pelea larga, se preparan para continuar con medidas la semana próxima. Organizan una gran marcha, desde las provincias a la Plaza de Mayo, a la manera de la marcha federal que marcó la resistencia al menemismo.
“El Gobierno tomó una decisión política. Quiere usar al conflicto con los maestros como disciplinador del movimiento obrero”, dijo a Páginai12 Sonia Alesso, titular de la Ctera, a horas del comienzo del nuevo paro. “Para Cambiemos, el sindicalismo docente es un enemigo a eliminar.” La dirigente agregó que este es un enfoque que excede al macrismo: “Un documento del Banco Mundial de 2015 advierte que las reformas educativas neoliberales no funcionaron en América latina por la resistencia de los sindicatos docentes. Entonces, se pregunta el documento ¿qué hay que hacer?”. Para Alesso, Macri “intenta eso, destruir el sindicalismo docente.
Junto con la decisión de no hacer más la paritaria federal –el ámbito de negociación en el que, desde 2008, cada año se fijaba el salario inicial para todos los docentes del país–, el gobierno nacional también eliminó la discusión del Fondo de Incentivo Docente –parte del salario pagada por el Estado nacional– y le sacó el cuerpo al Fondo de Compensación que debe enviar a las provincias de menores recursos para que lleguen a pagar el salario mínimo del sector. Cambiemos ya ha anticipado su decisión de ir menguándolo progresivamente.
Sin una discusión centralizada, la movida del Gobierno se completó con el traslado de la discusión a la provincia de Buenos Aires, que está siendo en los hechos el caso testigo.
Allí se expresa en estos días la máxima presión del conflicto. En la provincia, los gremios también armaron un frente de unidad que reclama un 35 por ciento de aumento. Están los docentes estatales de Suteba, la FEB y UDA, los técnicos de AMET, los privados de Sadop, un frente que venía de los últimos años al que se sumó Udocba, sindicato que históricamente jugaba por la suya y le doblaba la apuesta a todos los demás, pero que ahora cerró filas con el resto. Se agregaron además otras organizaciones de auxiliares, como UPCN y Soeme.
La oferta de la administración de Vidal es del 19 por ciento. El Suteba, encabezado por Roberto Baradell, junto con la FEB, por Mirta Petrocini, cumplieron ayer seis días de paro desde el comienzo de las clases. Además, hoy y mañana se suman al paro nacional. El Sadop hoy realizará una jornada de protesta.
La provincia dictó la conciliación obligatoria, pero las organizaciones impugnan su legalidad. Por esto, ayer se volvieron a negar a concurrir a una reunión convocada para que acaten la conciliación. Vidal dará hoy una conferencia de prensa.