“Marzo, un mes… ¡para el corchazo!”, comenzaba anunciando FerBo en un video que acumuló más de 600 mil reproducciones en Instagram, aunque a esta altura ya quedó lejos y detrás de otras novedades en el feed. ¿El humor de Fermín Bo fue premonitorio? Para nada: simplemente intentó anticipar, aquel 1º de marzo, cómo iba a ser el típico mes en el que se acaban las vacaciones, el verano, los calores… “y a tus amigos… ya no les ves”. Pero nadie imaginaba lo que ocurriría poco después. “¡No le pegaste en nada, amigo!”, lo cruza su hermano Faustino en otro video del 23 de marzo, ya con la cuarentena decretada. “¿Pero qué sabía que iba a pasar todo esto?”, responde Fer, con obviedad.
Así surgió otro hit: un video en el que marzo ya no es el mes de la vuelta al colegio, la facultad, el trabajo, los cursos o el fulbito, sino una distorsión del espacio y el tiempo en la que conviven el home office, las clases online, hacer jueguitos con un rollo de papel higiénico, fitness por Instagram, descargar TikTok o la compulsión por las videollamadas. “La cuarentena me complicó porque no pueden venir mis amigos a grabar. Pero por otro lado, al vivir con mis papás y mis dos hermanos, grabo bastante seguido ya que todos se copan para actuar, sostener una luz o grabarme”, dice Fer, quien en estos 18 días en acantonamientos ya grabó ocho videos en su casa de Ituzaingó.
Fermín Bo tiene 22 años, casi medio millón de seguidores en Instagram y el crecimiento geométrico que empezó a experimentar en febrero a partir de su imitación de la artística de FM Aspen. Este último detalle marca quizás el rasgo más distintivo de @ferminbo: el video estuvo inspirado en el gusto de sus padres (entre baby boomers y Generación X) y se viralizó en una red millennial como Twitter, aunque fue grabado desde su pieza con TikTok, una plataforma centennial. Ya superó las dos millones de visualizaciones. Más que un pibe nacido y atado a los gustos y lógicas específicas de su era geológica, el humorista parece moverse como un ensamble entre berretines de distintas generaciones.
Lejos de cebarse por el dinamismo influencer, instagrammer o youtuber, Fer en realidad entró en este barro después de intentar un camino clásico. “Desde muy chico soñé con trabajar en tele y, a medida que iba creciendo, me ponía cada vez más ansioso. En 2013 averigüé cómo hacer un programa por internet, pero en ese entonces todavía era muy difícil, la conexión no era la ideal, así que me incliné por la radio online.”
“Todos los jueves nos juntábamos con mis amigos en lo de mi abuela: poníamos una mesa, en el medio una compu con un micrófono y, así, salíamos al aire. La radio empezó siendo seria, aunque terminamos haciendo humor. Ahí nos abrimos el canal de YouTube para promocionar la radio cada vez que empezaba una nueva temporada”, cuenta Fer, quien poco después empezó a estudiar locución en el ISER. Fue entonces que empezó a aparecer una salida audiovisual: “Uno de esos videos se viralizó y llegó a tener más de cien mil visitas… mientras que en la radio nos escuchaban, a los sumo, doscientas personas en simultáneo. La diferencia era mucha. Ahí entendí el alcance que tenía YouTube”.
Empezó satirizando programas de TV multigeneracionales (Almorzando con Mirtha Legrand, Marley por el Mundo, Las puertas de Guido), aunque luego encontró creaciones propias como el árbitro Néstor Pijama o uno de los últimos éxitos: las versiones humanas de las redes sociales. “Soy tan exigente que apenas subo un video, no me copa tanto. Recién me encariño con el contenido cuando pasa un tiempo, lo veo y me hace acordar lo que nos llevó grabarlo y cómo nos divertimos”, dice. El plantel se completa principalmente con sus hermanos Faustino y Martina, y sus amigos Alejandro Kerek, Sofía Giménez, Francisco Parata y el publicista Santiago Albe (estos dos últimos de la época de la radio online).
“No hay una rutina muy estricta, estamos en el día a día. Lo que sí, pusimos el sábado como día dedicado únicamente a grabar las ideas y guiones que pensamos durante la semana. Y, generalmente, los domingos ya me pongo a editar los videos. Pero puede pasar que un lunes me junte a grabar con otro influencer, o que un martes grabe solo con mi familia. La realidad es que mis amigos y hermanos estudian, ésa es su prioridad, mientras que mi prioridad es generar contenido en internet, por lo que estoy 24/7 con esto”.
Antes de explotar y volverse viral en redes, FerBo había terminado 2019 apareciendo en tele, mientras que comenzó 2020 con una obra de teatro en El Nacional. “Eran experiencias que necesitaba vivir”, reconoce. “Hace 25, vos tenías tres grandes ventanas para consumir noticias o entretenimiento: la tele, la radio y la gráfica. Hoy, con la llegada de los medios digitales, las ventanas son miles y por lo tanto la competencia es mayor.”
Ubicado a ambos lados de esta brecha digital (la vieja escuela vs la socialmedia), FerBo trata de ver la grieta por arriba: “Cada uno puede generar su propio medio desde casa, a la vez que todos nos fuimos acostumbrando a consumir contenidos a demanda. Quizás la tele tenga que ser 'más Netflix' en ese sentido, aunque no olvidemos que los medios convencionales siguen llegando a lugares que las redes aún no. Parece que tenés que ser de uno y otro bando, pero la realidad es que uno debe aprender del otro. Quizás el gran desafío es unir a estos dos mundos, en vez de esperar que uno se coma al otro. En el fondo, la clave creo que está en saber jugar los dos partidos”.