Es posible que no todo el mundo la identifique por su nombre, pero si se menta a Pussy Galore más de uno pegará un respingo. En Dedos de oro, tercera entrega de la serie Bond, la señorita Galore (cuyo nombre y apellido quieren decir “Conchas a montones”, sin vuelta de hoja) peleaba del bando de los malos, con lo cual su estatus queda a medio camino entre el de chica Bond y villana Bond. Líder de un grupo de aviadoras llamado “El Circo Volador de Pussy Galore”, Pussy fungía como piloto personal de Auric Goldfinger, archivillano joyero alemán de esa película. Enemiga de Bond, su escena más recordada --casi tanto como la salida del mar, a lo Afrodita, de Ursula Andress en El satánico Dr. No-- es una en la que luego de intercambiarse típicos one-liners con su oponente (él de traje de tres piezas, ella con impactante escote lila) y tras un intercambio de varias tomas de judo ambos caen peleando sobre una pila de paja, en un granero. Bond la fuerza e intenta besarla. Ella se niega reiteradamente, hasta que el aspecto faunesco de Sean Connery la convence y afloja (ver video al final de la nota). “No” no era no, en este caso. Lo curioso es que Pussy Galore era lesbiana (de allí tal vez su apelativo).
Honor Blackman falleció en el día de ayer en Inglaterra, a los 94 años. La de Dedos de oro no es su única actuación famosa, por cierto: ella fue la predecesora de Diana Rigg, acompañando a Mr. Steed en Los vengadores. El personaje se llamaba Cathy Gale y era una médica tan avispada como su sucesora, anticipando ya los catsuits de cuero negro y botas al tono que harían celebre a Mrs. Peele (una injusticia de la historia, teniendo en cuenta que quien los estrenó fue su antecesora). “Irme de Los Vengadores fue el error de mi vida”, confesaría más tarde Mrs. Blackman, a quien el diario The Guardian le dedica una necrológica embelesada. “Me fui justo cuando la serie estaba por empezar a emitirse en colores. Si me hubiera quedado me hubiera llenado de plata”, remataba Honor (otro nombre con traducción), sin ostentar mucho amor al arte.
Cuando Blackman entró a Los Vengadores (año 1962) tenía treinta y seis años y una gruesa foja de servicios al servicio de Su Majestad, el cine británico, iniciada allá por 1947 (a los 21) con una película ignota, llamada Fame is the Spur. Entre quince títulos, el más identificable es A Night to Remember (1958), una de las varias rendiciones cinematográficas de la tragedia del Titanic. La película de mayor difusión en la que actuó antes de Dedos de oro es posterior a su ingreso en Los vengadores. Se trata de Jasón y los argonautas, de 1963, donde hacía de una imponente diosa Hera. Su participación en Los vengadores se extendió a lo largo de dos años y cuarenta y tres episodios, e incluye la grabación, junto a su partenaire Patrick McNee, de un single llamado Kinky Boots, que fue todo un hit en Gran Bretaña.
Más tardías son sus apariciones especiales en series como Columbo y esa perla de la corona televisiva británica que es Dr. Who. Las artes judokas que exhibía en Goldfinger las había aprendido para su papel en Los vengadores, legándole también a Mrs. Peele esa destreza. Más allá del cine, merece destacarse su carácter de activista del Partido Liberal de Gran Bretaña, convirtiéndose más tarde en miembro de los Demócratas Liberales. Recientemente participó de una campaña en demanda de pagos compensatorios para pensionados que perdieron sus ahorros, por culpa de un escándalo financiero. “Tuvo una combinación extraordinaria de belleza, cerebro y valor físico”, ensalza su familia en un comunicado enviado a la redacción de The Guardian. “Además de un compromiso absoluto por su oficio y un profesionalismo total”, cierra el comunicado. Honores para Blackman.