El Poder Judicial decidió levantarle la custodia policial permanente a Federico Llamas, el surfer de 27 años demorado hace dos semanas en la autopista Panamericana cuando volvía de Brasil y que poco después se fugó de su casa a la localidad balnearia de Ostende. La medida regirá desde mañana, cuando el joven haya cumplido catorce días de cuarentena.
El juez federal 2 de San Isidro, Lino Mirabelli, rechazó, sin embargo, devolverle la camioneta Ford Explorer modelo 1995 al infractor, al descartar un planteo de la defensa respecto del vehículo secuestrado por la policía.
Mirabelli apoyó la postura del fiscal federal Federico Iuspa, quien había opinado que el secuestro de la 4x4 y el embargo preventivo de 500 mil pesos dispuesto sobre los bienes de Llamas “no eran excluyentes uno del otro” por “el importante perjuicio que las acciones del imputado pueden llegar a generar o pudieron haber generado” a terceros. Llamas apeló la medida y cambió de abogado defensor.
Desde el incidente en la Panamericana, a Llamas se le dispuso una consigna policial de 24 horas en Ostende, que está cumpliendo la delegación local de la Policía Federal. “Se lo revisó y los médicos informaron que no tiene ningún tipo de síntomas. De todas maneras, hay orden para que la policía chequee en forma sorpresiva y en distintos horarios que Llamas cumpla con el aislamiento social, preventivo y obligatorio”, señalaron fuentes judiciales a la agencia estatal Télam.
Apenas terminen la feria judicial y la cuarentena, Mirabelli fijará la fecha para indagar a Llamas por la infracción de los artículos 205 y 239 del Código Penal, es decir, por incumplimiento de normas tendientes a evitar la propagación de epidemias y por desobediencia.
El caso de Llamas estalló el 24 de marzo, cuando se lo demoró en la Panamericana a la altura de Martínez en una camioneta con tablas de surf en el techo. El joven le explicó a los efectivos de la Prefectura Naval que se había ido de vacaciones a Brasil el 8 de marzo con su novia canadiense y que la noche anterior había cruzado la frontera por la ciudad correntina de Paso de los Libres. Durante el control, Llamas mantuvo un cruce de palabras con los prefectos y los periodistas que realizaban la cobertura.
El propio Alberto Fernández se refirió al episodio horas después, cuando ya regía el aislamiento obligatorio por el coronavirus, y calificó a Llamas como "idiota" por su conducta. Los efectivos que demoraron al joven lo escoltaron hasta el domicilio que figuraba en en su DNI, en el barrio porteño de Flores, donde debí ahaber cumplido la cuarentena obligatoria de 14 días para los turistas.
Sin embargo, y tal como registró una cámara de seguridad, apenas los móviles de la Prefectura se alejaron, Llamas abandonó su domicilio, tras lo cual el juez Mirabelli ordenó su captura y dispuso una serie de allanamientos, entre otros lugares en la casa de su padre, en la localidad bonaerense de Canning, por donde había pasado luego de fugarse.
A través de imágenes filmadas con teléfonos celulares de vecinos de Ostende y periodistas locales, se supo que Llamas estaba en la casa de su madre en el balneario contiguo a Pinamar. Allí lo ubicó la policía bonaerense y le notificó que quedaba bajo arresto domiciliario.
En una entrevista televisiva, Llamas negó haber incumplido el aislamiento, explicó que en la Panamericana se negó a firmar el acta porque él consideró que estaba “en tránsito” y explicó que se fue a la costa porque es la dirección que declaró al ingresar al país y era “la mejor opción”, ya que no podía ir a vivir con su padre de 73 años, dado que es un paciente cardíaco, de riesgo. El surfer también sostuvo que se convirtió en “carne de cañón” para los medios, que se sintió “muy expuesto” y que ahora debe afrontar una causa penal que no sabe cómo va a afectar su “futuro” y sus planes para viajar al exterior.