Netflix sigue ampliando su catálogo de series LGBTIQ: el último grito queer de la plataforma de streaming presenta el inicio de un amor lésbico repleto de obstáculos. No se trata de mapadres castradorxs que quieren separar a dos jóvenes enamoradas ni de villanxs que intentan destruir un pacto. La piedra que entorpece el futuro de la relación habita dentro de la casa londinense que comparten. Feel Good refleja las distintas experiencias dolorosas que atravesó hace diez años Mae Martin: la standupera canadiense de 32 años que protagoniza, y co-escribe junto a Joe Hampson, la miniserie estrenada de un tirón el 18 de marzo. Como en la vida real, Mae (el personaje lleva su mismo nombre) se sube al escenario de un club de comedia para hacer un monólogo frente a un público exigente. Entre los espectadores se encuentra George (Charlotte Ritchie): una chica de pelo castaño y ojos claros que solo tiene miradas para los hombres. Hasta que conoce a Mae. El beso no tarda en llegar, la propuesta de convivir tampoco. La intensidad de este romance las mantiene encerradas en el cuarto, lamiéndose una a la otra noche y día durante meses. La pasión comienza a opacarse cuando Mae descubre que su novia la oculta de su entorno. George engaña a sus amigxs diciéndoles que sale con un tipo, escondiendo a Mae debajo de la alfombra. No la lleva a fiestas y cuando se anima a hacerlo la presenta como una amiga. ¿Se puede tener una relación clandestina con una closetera sin tirar por la borda el amor propio?
Dirigida por Ally Pankiw, Feel Good busca el equilibrio entra la comedia y el drama suave para desnudar las heridas de una lesbiana, Mae, que siente que no importa cómo sea ni qué tanto haga: nunca será suficiente para la persona que ama. "He tenido múltiples relaciones con personas que nunca antes habían estado con una chica y han sido geniales, difíciles, a veces muy dolorosas y muy románticas. Fue un ejercicio interesante explorar la perspectiva de George y ponerme en el lugar de aquellas personas a las que quizás haya ejercido mucha presión”, contó en una entrevista.
La miniserie de seis capítulos de treinta minutos no busca castigar al personaje de George sino analizar el área gris de la homofobia internalizada. Porque ella sufre tanto como Mae. “He salido con muchas chicas como George. Es heterosexual y te hace perder el tiempo. No dejes que su vergüenza te contagie”, le dice Lava (Ritu Arya), una amante momentánea, a una Mae rota. Quien lucha para no volver a consumir drogas asistiendo a un grupo de ayuda con personas que están aún más perdidas que ella. Feel Good ahonda en el complejo tema de la responsabilidad afectiva: ¿qué se hace cuando te lastima emocionalmente la persona con la que compartís la cama y los cereales del desayuno? La angustia de los personajes se transmite mejor con algunos chistes salvajes que con escenas que quieren provocar el llanto. Un comentario jocoso puede contener una verdad más hiriente que el temido “tenemos que hablar”.