No sabemos con claridad cuándo terminará la cuarentena por la pandemia del coronavirus pero, a tres semanas de decretado el aislamiento social en Argentina, ya podemos advertir –sin margen de error– cuál será el meme que sintetizará para siempre este proceso que mezcla paranoia por el encierro, angustia emocional por el no future y abstracción espacio-temporal: el de “los negros y el ataúd”. Esos tipos bailando con smokings, gorros sufí y zapatos de charol mientras cargan un cajón mortuorio al hombro y se mueven según un beat electrónico parecen componer una coreografía tan surrealista y bizarra como estos impensados tiempos que corren y nos atraviesan la carne y el espíritu. Como la muerte misma, claro.
Así, el coffin dance (la danza del ataúd) circuló en pocos días mucho más rápido que la propia Covid-19 y llegó a todos los rincones del mundo con su template humorístico listo para ser tuneado y personalizado a gusto con una imagen que merezca ser concluida por esta danza fúnebre: desde un cazador atacado por un tigre hasta el Pity Martínez encarando rumbo al tercer gol en Madrid. Hay versiones para todos los gustos, estómagos y tolerancias. Simplones, polémicos o hasta literales, como el del influencer californiano Larz, quien se filmó chupando un inodoro y acabó internado por coronavirus.
Pero toda esta salida humorística –que es, también, un escape del miedo que nos habita en toda situación impredecible– tiene una entrada real, y que cada día que pasa va encontrando nueva explicación a su origen. Más o menos sabemos ya que surge de un ritual funerario de Ghana en el que se despide al muerto con baile, alegría y atuendos formales. Aunque esa data no es reciente: la cuenta de YouTube Travelin Sister había subido un video sobre este cortejo que tuvo alta circulación. Fue en enero de 2015, cuando esa usuaria (quien tiene una pequeña empresa de turismo) viajó desde Omaha, Estados Unidos, hasta Acra, la capital ghanesa, para el funeral de su suegra. “Fui testigo de una actuación increíble”, dijo. Esos seis minutos grabados con una GoPro tienen 4,5 millones de visualizaciones y son el verdadero origen de esta pandememia de africanos bailando con un jonca al hombro.
A pesar de que ese video tuvo mucho rodeo, hizo falta otro episodio para que el ritual africano se instalara en la consideración occidental y eurocentrista: ese “trabajo” lo hizo en 2017 un informe de la BBC de Londres que explicaba no solo el surgimiento de este evento sino también el sentido comercial de esta coreografía necrófila ghanesa. Todo parecía reducido a la necesidad de Benjamin’s Compañy, una empresa de servicios funerarios que, para distinguirse de sus competidores, atavió a sus pallbearers con la pilcha que hoy nos muestran los memes. Como sucede habitualmente, el mercado encuentra en la diferencia un valor agregado, y así fue cómo el cortejo de Benjamin’s Co. empezó a cotizar tan caro que su ritual pasó a convertirse en un beneficio de aquellos ricos que podían pagar los tres días del sepelio y los casi cien empleados contratados.
Lo cierto es que esta procesión no es un invento de una compañía, y ni siquiera de Ghana, sino que en verdad proviene de distintos cultos religiosos centenarios de la África Occidental como el vuduismo, el animismo y otras creencias que –a diferencia de los rictus tristes y angustiantes del cristianismo– le dan a la muerte y a los sepelios caracteres evocativos y hasta casi alegres. Más o menos lo que todos estamos buscando frente a tanta incertidumbre: una risa que corte un poco nuestras redes de sopor, sobreinformación, fake data y atolladero estadístico. ¡Si hasta hay un video real, sin intervención alguna, donde a los pallbearers se les cae un féretro y el óbito rueda por el piso con la música sonando de fondo!
Digamos que para que el meme surja y se imponga solo hizo falta una mente creativa capaz de comprender el trasfondo cultural del fenómeno mortuorio ghanés, universalizarlo… y agregarle música. Así apareció Astronomia, canción que el Dj y productor ruso Tony Ygy lanzó en 2011 y que el dúo holandés Vicentone remasterizó en 2014. Esa misma que ahora reemplaza en los memes la banda sonora original del sepelio africano (más festiva pero menos intensa) para ponerle beat a lo que inevitablemente nos sucederá, sea o no por la Covid.