¿Qué es el poder? Sin duda que hay muchas respuestas a esta pregunta, que dependen de quien la formule y de cuál sea su pulsión para formularla. Una posible respuesta (bah, una de las posibles respuestas que elegí arbitrariamente) la encontré en Nueva York. Y no estaba en Wall Street, pero tiene mucho que ver con el distrito financiero. Sobre la Madison Avenue, más precisamente entre las calles 36 y la 37, a cuatro cuadras del Empire State Building, se encuentra uno de los secretos mejor guardados de la Gran Manzana: la Morgan Library.
Todo comenzó con el afán coleccionista del banquero John Pierpont Morgan (sí, el de la Banca Morgan). La casa fue construida para alojar su biblioteca privada, por diseño de Charles Folles McKim, uno de los grandes constructores de la Nueva York de inicios del Siglo XX. Como muchos ricachones de la época, Morgan era un coleccionista de objetos carísimos y difíciles de conseguir para lucirse frente a sus pares. Sin duda que debe haber recurrido a algunos Indiana Jones de entonces, sin sombrero ni látigo, y con muchísimos menos escrúpulos que el personaje de Harrison Ford.
Actualmente se ingresa por el moderno y luminoso anexo diseñado por Renzo Piano, del cual se puede ir a la rotonda, con la estética de una capilla del renacimiento italiano, y finalmente a la biblioteca, corazón del edificio, que guarda algunos de los tesoros de Morgan. Muchos objetos arqueológicos, a tal punto que llegó a tener más de 3000 tablas en caracteres cuneiformes de la Mesopotamia asiática increíbles de encontrar en una colección privada. Mas sorpresa al encontrar una biblia de Gutenberg, manuscritos medievales, un libro manuscrito de fábulas del Siglo X en griego encontrado en el Sur de Italia, un bestiario inglés, un manual de instrucciones de cómo construir una clepsidra y numerosos incunables transcriptos a mano con salmos y rezos. Pero nada me produjo tanta emoción como ver los trazos de las plumas de partituras originales de Mozart, Bach y Beethoven, el manuscrito de “Cuento de Navidad” de Dickens, una carta de Poe (no, no era la robada), una hoja del Ulises de Joyce garabateada arriba. Los garabatos de nuestras emociones, los trazos de la inspiración de músicos y escritores detrás del vidrio, que el banquero Morgan quiso atrapar y poseer. Para nuestra suerte, su hijo la convirtió en una biblioteca publica en 1924.
Si la pandemia o el bolsillo no nos permiten visitarla, los invito a hacer una visita virtual (www.themorgan.org">www.themorgan.org). Y si les interesa conocer la historia de J.P. Morgan y otros modos de relatar el poder, no se pierdan la serie The Men Who Built America, en el History Channel que además, de don Morgan, incluye a Ford, Rockefeller y otros próceres de la construcción del capitalismo norteamericano del Siglo XX.
The Morgan Library, biblioteca pública de Nueva York.