La Alta Comisionada de Naciones Unidas, Michelle Bachelet, se manifestó en contra de usar al coronavirus como un "cheque en blanco para obviar los derechos humanos". La expresidenta chilena aseguró que la pandemia podría servir como excusa "para justificar cambios represivos en la legislación que seguirán en vigor cuando la emergencia acabe". Bachelet expresó preocupación por las limitaciones a la libertad de expresión, aunque no se refirió a ningún país en concreto. La jefa de derechos humanos de la ONU exigió además una respuesta global para "no dejar a nadie atrás" cuando pase la pandemia. Las conclusiones surgieron de una reunión virtual de los miembros del organismo para analizar los efectos políticos y sociales de la pandemia.
"Muchos gobiernos se están enfrentando a decisiones difíciles y se necesitarán medidas de emergencia para responder a esta crisis de salud pública, pero una situación de emergencia no es un cheque en blanco para obviar las obligaciones en materia de derechos humanos", dijo Bachelet. La exmandataria chilena remarcó que, incluso en plena pandemia, "es imperativo respetar los derechos civiles y políticos", por lo que aseguró que las medidas adoptadas deben ser "necesarias y proporcionadas".
"En algunos casos, la pandemia se ha usado para justificar cambios represivos en la legislación que seguirán en vigor cuando la emergencia acabe", disparó Bachelet. En concreto, se refirió a las medidas de confinamiento adoptadas en distintos países, bajo la forma de toques de queda o cuarentenas generales. "El encierro no puede durar para siempre. Se deben idear estrategias de salida para garantizar que nuestras sociedades y nuestros pueblos se recuperen", dijo.
La expresidenta evitó dar ejemplos, aunque gobiernos como Hungría o Filipinas, entre otros, fueron criticados por organismos de derechos humanos en las últimas semanas. En Hungría, por ejemplo, el Parlamento votó a favor de permitir que el primer ministro, Viktor Orban, gobernara por decreto bajo un estado de emergencia de duración indeterminada. En Filipinas, el presidente ultraderechista Rodrigo Duterte ordenó a las fuerzas de seguridad que "disparen a matar" a las personas que violen la cuarentena.
En el curso de una reunión del Consejo de Derechos Humanos realizada por video (la primera de su historia), Bachelet también expresó su preocupación por las limitaciones a la libertad de expresión. "La supuesta lucha contra la desinformación no puede ser utilizada para acallar las críticas. La crítica no es un crimen", aseguró.
"No dejar a nadie atrás"
Frente a un escenario preocupante, la expresidenta propuso dos líneas de acción frente a la pandemia: una para la "inmediata respuesta" a la crisis, y otra enfocada a la "fase de recuperación", ambas basadas en la solidaridad al interior de las sociedades y la comunidad internacional. "No nos podemos permitir dejar a nadie atrás", aseguró.
"En un momento en el que el mundo se enfrenta a una amenaza existencial, no hay lugar para el nacionalismo o para buscar chivos expiatorios, incluidos los migrantes y las minorías", aseguró Bachelet, quien agregó que las desigualdades se pueden ver incluso en países desarrollados donde "los problemas en el acceso a la sanidad, a los derechos laborales, a la protección social y a vivir con espacio y dignidad se han hecho patentes". En ese sentido, pidió reforzar los sistemas sanitarios y puso el énfasis en la importancia de proteger a los profesionales de la salud.