Dos muertos, Javier León y Juan Francisco Bulacio (sin parentesco con Walter, el pibe asesinado por la Policía tras el show de Los Redondos en Obras en 1991) y dos jóvenes en terapia intensiva, además de un número incierto, desesperante y manoseado de heridos y extraviados, era el saldo, al cierre de esta edición, del show del Indio en Olavarría. Los principales análisis de lo ocurrido señalaron imprevisión y deficiencias organizativas, ausencia de control estatal, fines de lucro con estándares peligrosos, irresponsabilidades, inconciencias y desbordes, y en especial nada de aprendizaje tras los desastres de Cromañón y Time Warp. Solari ya declaró (como testigo) ante la Justicia. Ojo: no hay responsabilidades abstractas, la culpa no es del rock.