El transporte es la clave --y el cuello de botella-- para mantener lo conseguido con la cuarentena. Los números del Ministerio de Transporte, conducido por Mario Meoni, lo dicen todo. Antes de la pandemia, en un día hábil, viajaban apiñados en colectivos, subtes y trenes,aproximadamente 4.240.000 pasajeros en Ciudad de Buenos Aires y Gran Buenos Aires. Con la cuarentena, a partir el 20 de marzo, el número bajó en forma espectacular y transitaron, en un día normal, en promedio, 600.000 pasajeros. El número subió de forma abrupta a raíz de los errores cometidos en la apertura de los bancos, por lo que el viernes 3 de abril la cifra trepó a 763.000. Una vez ordenada la cuestión bancaria, nuevamente bajó a 700.000 y este Jueves Santo, se volvió a la cifra de 600.000 en el marco de un día no laborable extraño. El cálculo es que el sistema no debería superar los 900.000 pasajeros, para mantener lo logrado, es decir que la gente viaje sentada y en orden. Uno de los problemas, con pocas soluciones, está en los trenes. El gobierno de Mauricio Macri no compró, no invirtió, no hizo mantenimiento, por lo que resulta imposible aumentar las frecuencias. Aun así, se está pensando en poner unos 300 micros en las estaciones de trenes, para descongestionar el sistema ferroviario.
Informe
Los datos surgen de un detallado informe que la cartera de Meoni produjo para que los especialistas en salud y el Poder Ejecutivo evalúen los pasos a seguir. El trabajo se denomina Usos del transporte durante el aislamiento obligatorio y se actualiza día por día.
Lo que se percibe con toda claridad es la secuencia que se fue produciendo.
* Entre el 1 y el 13 de marzo, cuando no había restricciones, viajaron por día 4.242.000 pasajeros. Lo hicieron en un total 15.000 colectivos, desde la línea 1 a la 199. Ese es el parque automotor que existe, aunque en casos de extrema necesidad, si hace falta refuerzo, se podría llegar a 18.000 unidades dando servicio.
* La cifra empezó a bajar a raíz de que el gobierno tomó medidas, como el licenciamiento, el aislamiento voluntario de los mayores de 60, las restricciones al fútbol y a los espectáculos. El 16 de marzo se colocó por debajo de los tres millones y el 19 de marzo por debajo de los dos millones. Ya fue todo un logro.
* Pero el 20 de marzo se dictó el aislamiento obligatorio y eso marcó un cambio decisivo. Ya el 24 y 25 de marzo, sólo tomaron colectivos y trenes unas 500.000 personas y la cifra pareció estabilizarse en unos 600.000. Una clave fue la baja en la cantidad de unidades: de las 15.000 habituales se pasó a 5.000.
* El viernes 3 de abril se cometieron los errores de la apertura de los bancos. Por lo general, la gente se maneja con bancos de cercanías, pero en muchos barrios no hay sucursales, de manera que se incrementó el uso de los colectivos. Ese día, la cifra subió a 763.000.
* Según la actualización del informe, con los bancos atendiendo los pagos a jubilados pero de acuerdo a la terminación de los documentos, la cantidad de pasajeros se estabilizó en 700.000.
* Los especialistas del Ministerio de Transporte ya tenían los números de este jueves, considerado no feriado, pero no laborable para algunas franjas. En esas condiciones, los pasajeros fueron 600.000.
Estrategias
Es indudable que la estrategia del aislamiento fue decisiva para diferenciar a la Argentina de la mayoría de los países en la lucha contra el Covid--19. Se tomaron medidas desde el principio y en bloque, todas juntas, lo que cambió la tendencia en forma notable.
Dos ejemplos sirven para ilustrar:
* Argentina tuvo el primer fallecido el 7 de marzo. El estado de Nueva York lo tuvo una semana después, el 14 de marzo. Allá siguieron circulando subtes, trenes y aviones y hubo pocas restricciones. Hoy tienen casi 8.000 fallecidos y tienen que enterrar en fosas comunes, mientras la Argentina tiene 100 veces menos, 82.
* El 14 de marzo, Argentina y Brasil tenían la misma cantidad de fallecidos: dos. Hoy Brasil superó los 1000 muertos, casi 15 veces más que la Argentina.
Y en esa política, la de la cuarentena, el transporte fue clave. Hubo circunstancias de no-aislamiento en trenes y subtes, pero la baja en la circulación fue del 80 por ciento o más.
Según los expertos de Transporte, para que no se pierdan los efectos de la cuarentena, no debería haber más de 900.000 pasajeros, con todo el parque automotor --15.000 unidades-- en la calle.
Decisivo
Un gigantesco cuello de botella es el de los trenes. Los colectivos pueden incrementar su frecuencia en base a poner a circular las 15.000 unidades de su parque automotor. También el subte está en condiciones de absorber un crecimiento moderado, porque ahora redujo sus operaciones de forma abrupta, casi al dos por ciento de lo habitual, por lo tanto tienen capacidades de recibir --con distanciamiento-- a los pasajeros que se sumen con la flexibilización cuidadosa que se haga.
El punto nodal es el del sistema ferroviario. En total hay muy poca cantidad de formaciones, según un informe oficial de Ferrocarriles Argentinos. Y poca capacidad de aumentar las frecuencias:
* Durante el gobierno de Mauricio Macri se armó una licitación para comprar vagones chinos, pero terminó cayéndose. No se compró nada y aquellos vagones que intentaron adquirir, pero después no tuvieron fondos, eran los mismos que se compraron en épocas del gobierno de Cristina Kirchner. Al haber pocas formaciones hay poca capacidad de aumentar los servicios.
* Prácticamente no hubo mantenimiento de las vías, por lo que la velocidad no se puede incrementar.
* Después de que el macrismo se cansó de hacer marketing con la cuestión de los frenos automáticos, a raíz de la tragedia de Once, se instaló ese mecanismo en una sola línea, el Roca. Esto impide aumentar las frecuencias de los trenes.
* Hay mucho personal de licencia y mucho ferroviario de más de 60 años en aislamiento. Es otro factor que juega en este momento en contra de aumentar las frecuencias.
Estos elementos explican por qué el ferrocarril es el cuello de botella, el factor en el que, ya ahora, en plena cuarentena, cuesta mantener principios del distanciamiento. El ministro Meoni está diseñando un plan por el cual desde este lunes habría unos 300 micros en las estaciones de trenes para aliviar la cantidad de pasajeros del sistema ferroviario. El plan, según los propios autores, tiene un problema: desde algunas localidades esos micros tardan el doble que el tren.
Factores
En la cartera de Transporte evalúan que, en cantidad de gente, las actividades que más nutren colectivos, subtes y trenes son cuatro: el comercio, la construcción, el servicio doméstico y el estado. La industria incide menos, porque pasa muy poco por los centros urbanos más transitados. Y, por supuesto, el factor que más incide en que no explote la cantidad de pasajeros, es el hecho de que seguirá sin haber clases.
En este punto se inscriben las decisiones que tomó el presidente Alberto Fernández. Parece claro que se abrirá muy poco la actividad del Estado, que se seguirá con los niveles de emergencia actuales. Pero en las otras tres actividades hay presión porque es muy fuerte la necesidad de cobrar sueldos, tener ingresos. Y en esos rubros es que se miran en detalle, flexibilizaciones, horarios, restricciones.
Más allá de las evaluaciones, todos tienen claro que la prioridad es la salud y no cometer errores. Los infectólogos coinciden en una frase: "este virus viaja con las personas". O sea, viaja en el transporte. Por eso, mirando los números y los peligros, el transporte es el área en el que hay que tomar las decisiones más delicadas y en las que no se puede fallar.