Queridos coronañeros, cuarentenarias, paranoiquites, agorafóbicos felices, convivientes en armas, solitaries al borde de amar a sus aspiradoras, celuadictos en su gloria, deudores virtuales, aplaudientes consecuentes, librecirculantes válidos y valioses, exglobertites en tren de recuperación:
¡Felices Pascuas, la casa está en cuarentena!
Estamos viviendo tiempos muy extraños. El propio Francisco llamó al mundo a acoger, en vez de excluir. Cuando el mismísimo Papa llama a acoger… es que algo muy fuerte sucede.
Es éste un momento muy especial del calendario: días en que los cristianos celebran las Pascuas; los judíos, el Péisaj, o Pésaj (fin de la esclavitud en Egipto); los musulmanes, el Ramadán (aunque este año no coincide), y los vendedores de pescado celebran un extraño jubileo pues los judíos comen guefilte fish (pescado relleno); los cristianos, empanadas de Vigilia (de pescado); y los musulmanes ayunan pescado.
Pero ahora todo eso pasó a un segundo plano. Las reuniones familiares, los eventos religiosos, el turismo e, incluso, la deuda. Cualquiera a quien le preguntemos hoy por “el riesgo país” nos dirá que los peores son los de Estados Unidos, Brasil, el Reino Unido o Italia.
Es que estames todes coronades por el virus.
Si hablamos de Pésaj, Moisés se quedaría en Egipto hasta el final de la cuarentena. Sería poco probable un éxodo donde todos estuvieran con barbijo y caminando a un metro y medio de distancia. Además, encontrar alcohol en gel en el desierto sería casi tan difícil como encontrarlo en alguna de nuestras farmacias, últimamente.
Respecto del cristianismo, se canceló la Última Cena, aunque se les propuso a los concurrentes un delivery de pan y vino, al solo costo de 30 dineros.
Se recomienda a los fieles no salir de su casa ni de su ciudad (urbi) ni muchos menos del planeta (orbi).
Muchas actividades están limitadas:
*Rezar, se puede, pero desde su casa y vía online. Y de a pocos por vez, ya que el Padre, por ser mayor de 60, sería parte de uno de los grupos de riesgo.
*Lavarse las manos como Pilatos está muy bien, pero varias veces, y con alcohol en gel. Pilatos cometió un grave error, ya que se lavó pero no les dijo a los demás que lo hicieran, y ya lo dijo Francisco: nadie se salva solo.
*No es recomendable concurrir a los confesionarios, porque va a haber más cola que en los cajeros automáticos. Son lugares de riesgo, y por otra parte, ¿qué pecados tendría alguien para confesar? "¿No me lavé las manos 40 veces?" "¿Deseé... ir a lo de mi novia?" "¿Le pedí a mi pareja que se disfrazase de médique?" Poco espacio para la lujuria, entre los tantes que están soles, los muches que están mal acompañades y los que están bien acompañados, pero tooodo el tiempo, y el olor a lavandina le saca el deseo a cualquiere. La gente que confiese “lujuria”, en verdad debería confesar “mentira” o soberbia”.
*En cuanto al Reino de los Cielos, permanecerá abierto, pero parcialmente. Recomendamos a los fieles permanecer en la Tierra todo lo que puedan, en estos días; ya habrá tiempo para viajar.
*La sucursal argentina del Infierno está cerrada desde el 10 de diciembre –el Diablo fue nombrado para un cargo en Suiza–; esperamos que en forma definitiva. De modo que aquellos que cometan pecados mortales, como por ejemplo echar a 1500 operarios, pueden irse al Infierno en otra parte.
*Los miserudos siguen creyendo que se salvan soles y, ante la posibilidad de colaborar, ofrecen “todo lo que saben”: aumentar los precios, vender carne podrida, conspirar, publicar y difundir fake news, cacerolear para distraer al gobierno, a ver si se olvida de reclamarles su aporte. Y todas las maldades que desde milenios saben hacer, y tienen con qué.
De hecho, más de una gran empresa cambió de ramo y se puso a fabricar “agujas con agujero del tamaño de un camello” para vendérselas a los ricos, que, así, podrían entrar al Reino de los Cielos, si llegara a existir.
Mientras tanto, nuestros científicos, esos que el mauriscal de la derrota quiso reperfilar en cartoneros, luchan por salvar vidas, incluso las de aquelles que no los quieren de vecinos por temor al contagio (¿tendrán miedo a contagiarse la dignidad?).
Para terminar esta nota con una sonrisa, le proponemos revisitar una famosísima escena cinematográfica “reperfilada” por RS Positivo.