Juan Carlos Cesar protagonizó esta semana un capítulo en la historia remanida del manejo de las cajas negras por parte de las fuerzas de seguridad: es que luego de ser "apretado" el último domingo por cuatro gendarmes uniformados, que le exigieron dinero para poder "trabajar" tranquilo, decidió sentarse frente a un fiscal y denunciarlos por extorsión. La entrega programada y vigilada hizo el resto. Ayer una jueza dejó presos a los gendarmes hasta el inicio del juicio. Tal vez la historia de "Purre" César, un apellido ligado a varios otros capítulos policiales y de venta de estupefacientes en la última década, sea una historia más, o tal vez --si hubiese una decisión firme--, se pueda convertir en una hecho bisagra para el funcionamiento de la cabeza de los uniformados. Los cuatro gendarmes detenidos el miércoles fueron imputados ayer por la mañana por irrumpir en la casa de César, amenazarlo, robarle, secuestrarlo y exigirle 200 mil pesos a cambio de no armarle una causa por drogas. La jueza Isabel Más Varela aceptó la acusación del fiscal de Flagrancia, Gastón Ávila, y les dictó la prisión preventiva por el plazo de ley. Se los acusó como coautores de los delitos de allanamiento ilegal, robo calificado por ser cometido en poblado y en banda, con armas de fuego y por ser ejecutado por miembros integrantes de las fuerzas de seguridad; privación ilegítima de la libertad calificada por ser cometida con violencia o amenazas y extorsión.

Los acusados fueron identificados como los gendarmes Néstor Manuel Cabrera, Juan Ramón Cabrera, Roberto Nicolás Florentín y Armando Daniel Morera, quienes fueron detenidos este miércoles por personal de Asuntos Internos en una entrega controlada del dinero que le habían exigido a la víctima.

El caso quedó a cargo del fiscal de Flagrancia, Gastón Ávila, que durante la audiencia de ayer reconstruyó la saga de delitos cometidos por los hombres de verde y que comenzó el domingo último entre las 17.30 y las 18 cuando abordaron a “Purre”, de 57 años, en la cuadra de su casa de Presidente Quintana al 100 bis.


Los gendarmes llegaron en un automóvil de color oscuro y en una camioneta Ford Ranger, dominio NWS 606, número identificatorio 38053 de la Gendarmería Nacional Argentina, y contra la voluntad de su propietario, Juan Carlos César, ingresaron sin orden judicial a la vivienda. Para ello, esperaron a que César regresara a su hogar de comprar una gaseosa en el kiosco y cuando estaba por entrar, lo apuntaron con un arma de fuego tipo pistola calibre 9 milímetros en la cabeza, lo tomaron del cuello y lo obligaron a ingresar. Una vez dentro, encerraron a la pareja de César, y a las dos hijas de ésta, de 8 y 14 años de edad, en una habitación del fondo de la casa. Luego, obligaron a César a recorrer la habitación, el baño y el comedor, exigiéndole dinero, drogas y armas de fuego y ante las respuestas negativas de la víctima, lo golpeaban en la nuca y la parte trasera de la cabeza con la mano abierta.

Según describió el fiscal Ávila, de manera constante amenazaban a César con que si no les entregaba lo que le pedían lo iban a “arruinar”, le iban a plantar una bolsa de droga y lo iban a detener. En ese momento, arribó al hogar la hija de César, de 8 años de edad, acompañada por su hermana por parte de su madre, de 18 años de edad. La menor, al ingresar y observar que le pegaban al padre, salió corriendo y se escondió en la habitación donde estaban encerradas las restantes niñas y la pareja de César.

Los cinco hombres, uniformados, con sus armas reglamentarias en su poder, luego de golpear e intimidar a César, revisaron toda la vivienda y se apoderaron ilegítimamente de un celular Samsung A30 de color gris, y la suma de $7000 (siete mil pesos) que se hallaban en un monedero de la habitación principal y en la billetera de César.

A las 18:30, aproximadamente, arrastrándolo de los brazos, cuatro de los cinco gendarmes subieron por la fuerza a "Purre" a la camioneta Ford Ranger de GNA, cargaron su bicicleta en la caja de la chata, y lo mantuvieron retenido y privado de su libertad allí, mientras circulaban por calles Presidente Quintana, Berruti, Uriburu, Grandoli y Lola Mora de esta ciudad. Durante todo el trayecto lo amenazaron diciéndole que era su última oportunidad de entregarles algo o de lo contrario iría detenido. Para darle mayor entidad a la amenaza, le colocaron esposas de seguridad. Luego de hacer 70 metros por calle Lola Mora, se detuvieron  y mantuvieron a la víctima en el interior de la camioneta esposada, privada ilegalmente de su libertad, por aproximadamente una hora, en la cual turnándose y de manera reiterada le manifestaron que les entregara estupefacientes, armas o dinero, porque de lo contrario le armarían una causa por infracción a la ley de estupefacientes y lo apresarían.

Atento a que César manifestaba no tener drogas, armas o dinero, le exigieron y obligaron bajo amenaza de “arruinarle a toda la familia”, a que el día miércoles 8 de abril a las 21 se hiciera presente en ese mismo lugar y les entregara la suma de $200.000 . Para la entrega, le indicaron, debía aparecer en bicicleta, con un barbijo colocado y ellos le harían seña para que se acercará y entregara el dinero. Como César manifestó no tener esa cantidad de dinero, lo obligaron a que la consiga igual y a que se presentara el día miércoles para hacer un pago y, en todo caso, hiciera un segundo pago el día viernes en la misma hora y lugar.

La víctima, intimidada y atemorizada, les dijo que aceptaba realizar esa entrega, por lo que lo liberaron, le devolvieron su bicicleta, le dijeron que se ponga una gorra blanca y lo dejaron retirarse, alrededor de las 19:25. Posteriormente, el miércoles 08, los imputados Cabrera, Florentín, Galván y Moreira, se dividieron funciones para hacerse del dinero que César les tenía que entregar producto de la extorsión. Previo a esto, y tras la denuncia de "Purre, se diseñó un procedimiento de entrega controlada con billetes identificados y papeles marcados con sellos de la División Judiciales.

Segun esgrimió el fiscal Avila la noche del miércoles, Moreira y Florentin se quedaron circulando en la camioneta Ford Ranger número identificatorio 38053 de la Gendarmería Nacional Argentina, por la zona de la entrega, mientras Galván y Cabrera se apostaron en el punto de entrega,  en calle Lola Mora entre Grandoli y Lorenzini de Rosario, en el automóvil Volkswagen Gol Country color azul oscuro, dominio GYP 360, propiedad de Cabrera, el cual tenía las chapas patentes tapadas con papel blanco.

A las 21, cuando César se condujo en bicicleta por calle Lola Mora, Galván y Cabrera se bajaron del automóvil y le hicieron señas para que se acercase con el dinero. César se los puso a disposición al arrojar una bolsa verde con la leyenda “Ciudad Verde (BA)” que contenía diez billetes de $100, propiedad de la víctima, cuyas numeraciones se encontraban previamente verificadas, junto a los papeles con sellos de la División Judiciales de la URII que simulaban ser dinero.

Allí, Galván y Cabrera recogieron la bolsa con el dinero de César y los papeles, la guardan debajo del asiento delantero del vehículo Gol Country y se fueron por Pasaje Wernicke, empalmaron con Lorenzini y luego doblaron por Sánchez de Thompson, donde fueron interceptados y detenidos por personal policial de la División Judiciales, como puede verse en el video. Mientras tanto, Florentín y Moreira, a bordo de la camioneta Ford Ranger de Gendarmería Nacional Argentina, cumpliendo con el plan criminal común que tenían, recorrían la zona en procura de sus compañeros, circulando por Grandoli y doblando por Sánchez de Thompson. Cuando llegaron al lugar donde se realizaba el procedimiento, también fueron aprehendidos.