"Esperemos que haya sido la inversión más inútil de la historia y que no tengamos que recibir a ningún paciente", dijo un ministro antes de entrar a Tecnópolis
, la megamuestra de ciencia y tecnología que dirige María Rosenfeld hoy reconvertida en un centro sanitario para albergar a infectados de coronavirus. Nadie nunca, ni en su momento de mayor lucidez premonitoria, se hubiera imaginado que este espacio, creado durante el kirchnerismo y abandonado por el macrismo se iba a transformar, en la presidencia de Alberto Fernández, en un centro con 2.452 camas no hospitalarias destinadas a atender a pacientes leves de coronavirus en la etapa final de recuperación de la enfermedad. Pacientes que serán derivados de distintos hospitales bonaerenses para que puedan terminar de recuperarse allí el tiempo que necesiten hasta que puedan volver a sus casas.
PáginaI12 accedió a una visita guiada por el lugar, adaptado a la pandemia. Estuvieron, para explicar el funcionamiento, el ministro del Interior, Eduardo "Wado" de Pedro, el ministro de Salud, Ginés González García, y el de Cultura, Tristán Bauer, además de médicos y miembros de la Cruz Roja.
Ya está todo listo para que ingresen los primeros pacientes que sean derivados. Van a poder entrar con celular y cargador, para que se puedan mantener comunicados. Adentro va a funcionar una farmacia y obviamente, se va a alimentar a los pacientes. Para recibirlos, se acondicionaron tres pabellones de Tecnópolis. El número de camas podría ser duplicado y llegar a 5.000. Situación que nadie desea en el Gobierno: "Nos preparamos para lo peor, pero esperamos lo mejor" es una de las frases más repetidas por los funcionarios.
Cada módulo, símil habitación, tiene lugar para tres camas y hay mesas de luz. Va a haber un médico o médica por cada 150 pacientes, que va a hacer turnos rotativos de 24 horas. Y una enfermera o enfermero por cada 50 pacientes. El lugar ya fue calefaccionado para que nadie pase frío, dado que el verano terminó y el pico de contagios se espera para mayo.
También está previsto que haya personal de seguridad y cámaras. La ministra del área,, Sabina Frederic, visitó el lugar y dictó las normas de seguridad necesarias para que todo funcione como corresponde.
"Esto no es un depósito de enfermos", dijo un médico que explicó los detalles del funcionamiento del lugar. Las personas internadas van a poder salir de sus habitaciones y circular por el predio con ciertas restricciones y los que puedan hacerlo tendrán la posibilidad de acceder a un cine y a distintas áreas de recreación.
Los pacientes, eso sí, no van a poder recibir visitas. Van a tener banda ancha para poder conectarse a Internet y mantener los vínculos con sus familiares y amigos.
El Gobierno está trabajando con muchos voluntarios para no vaciar otras instituciones y caer en la trampa de la manta corta. Médicos incluidos, muchos de los cuales trabajarán ad honorem.
El intendente opositor Jorge Macri se enteró del funcionamiento de esta suerte de "hospital de campaña" y preguntó si podía haber camas para Vicente López, el municipio que gobierna. Le respondieron que sí, porque son para todas las personas de la provincia que las necesiten. Devolución de gentilezas, Macri ofreció poner a disposición del predio el sistema de recolección de residuos patógenos que funciona en su distrito.
En la recorrida, también mostraron a los periodistas el lugar en el que va a funcionar el shock room, el sitio donde se van a construir más baños y los lugares disponibles para que eventualmente se sigan construyendo módulos hasta duplicar la cifra actual de camas.
La reconversión de Tecnópolis fue posible en parte gracias a que se recibieron muchas donaciones. Una fábrica estatal de Misiones donó camas y hubo empresarios que colaboraron, pero que prefirieron mantener el anonimato. En adelante, las donaciones que se reciban van a ser centralizadas por la Cruz Roja, entidad central en el montaje de este lugar que nadie sabe bien cómo denominar porque no es un hospital, tampoco un hospital de campaña, de modo que se convino en llamar "centro sanitario". La pandemia obligó a reforzar la creatividad y a inventar términos nuevos. Una corriente de la antropología denomina a esto funcionalismo: el hombre inventa las cosas cuando las necesita.
La idea de este centro sanitario fue tomada del IFEMA, la feria de Madrid que en España se convirtió en hospital cuando los contagiados ya no tenían dónde ser atendidos.
Insumos desde China
Al margen de la inauguración de esta suerte de hospital, fuentes del Gobierno aseguraron a este diario que este fin de semana saldrán dos vuelos de Aerolíneas Argentinas a China. Van a traer insumos para la Ciudad de Buenos Aires, la provincia de Buenos Aires y la Nación. Traerán algunos respiradores, barbijos, tests y trajes de bioseguridad. Una parte del material se donó, otra fue comprada por la Argentina. En el gobierno decidieron que el viaje lo haga la aerolínea de bandera porque hubo experiencias de "mejicaneadas" de insumos en viajes de otros países y se quieren asegurar de que la intervención sea lo más directa posible.
Terapias intensivas
En este momento, la ocupación de camas de terapia intensiva de todo el país es del 50 por ciento. Y desde el ministerio de Salud están capacitando a los médicos que tienen esa especialidad de Ushuaia a La Quiaca para que el protocolo de atención sea el mismo. Traducido, que todos los médicos de terapia intensiva trabajen bien y logren mantener la vida de todos los pacientes internados.
Proyección de muertos
"Lamentablemente, si se hace la proyección de muertes de acuerdo a las que se vienen produciendo por día, calculamos que van a fallecer en total 2400 personas", dijeron a este diario desde el Gobierno. Ése es el escenario optimista que manejan si las condiciones de la cuarentena se mantienen como hasta hoy.
Respecto de la gente a la que se está testando en todo el país, consideran que el protocolo actual es correcto. Cada reactivo cuesta diez dólares y de momento están haciendo la prueba sólo a los pacientes que presentan síntomas. Eso no quiere decir, como el escenario de evolución de la pandemia es dinámico, que en otra fase no se empiece a testear a los pacientes asintomáticos, pero que también contagian.
Desde el Gobierno no pretenden generar pánico, pero sí concientizar: el mayor temor que tienen por estas horas cerca de Alberto Fernández es que la gente se canse de cumplir la cuarentena, que como se repitió ad infinitum, por ahora es la única vacuna.
Trabajan para que no suceda. Y más allá de que no quieren arriesgar fechas respecto de la finalización del aislamiento tal y como se está viviendo, dejan trascender que la cosa va para largo. "Va a ser un invierno distinto", resumen. A buen entendedor, pocas palabras. En los grandes centros urbanos, sobre todo Ciudad de Buenos Aires y conurbano bonaerense, no habría que esperar que después del 26 se anuncien grandes cambios. Y en el Gobierno dan por sentado que los mayores de 65 años no van a poder salir de su casa por mucho tiempo. Así las cosas, las palabras clave para esta etapa son conciencia y paciencia.