La parálisis impuesta por la pandemia ha dejado en claro qué actividades son socialmente necesarias en un mundo repleto de quehaceres menores, sólo abocados a justificar un ingreso. Trabajadores de la salud, comerciantes de bienes esenciales y recolectores de basura -entre otros- son testigos de cómo esta situación extraordinaria han puesto en valor sus tareas, muchas veces mal pagas, y revelan el privilegio que significa poder permanecer en los hogares para buena parte de la población.
Darío Carpintero lleva más de dos décadas jugando al fútbol, con medio millar de partidos en el Ascenso (actualmente viste los colores de Sacachispas) y una justificada fama de reacio defensor. Pero hoy, cuando el deporte casi que perdió sentido, se destaca en su otro trabajo: recolector de residuos, donde lo que está en juego es mucho más que un resultado.
"Cada día que salgo a trabajar tengo miedo. No quiero preocupar a mi familia. Tomamos todos los recaudos necesarios pero tenemos miedo constantemente. Apenas nos duele un poco la garganta ya nos ponemos paranoicos, pero hay que ponerle el pecho a la situación y ayudar. Si fuese por mí, me quedo en casa", explica Carpintero en diálogo con el programa radial Planeta 947.
La recolección de basura y residuos es una de las 48 actividades exceptuadas (en un principio fueron 24) de la cuarentena obligatoria dictada por el Gobierno nacional hasta el domingo 26 de abril, inclusive, como fecha tentativa. "Aunque muchos cumplen y desinfectan las bolsas, tenemos que abrir los tachos de basura sí o sí porque muchas veces encontramos a personas durmiendo ahí adentro", revela Carpintero, quien lleva más de diez años en el rubro.
"Hace varios años que vengo jugando al fútbol y recolectando basura. El Ascenso es complicado y cuesta mantenerse sólo con eso", relata el ex jugador de Excursionistas, General Lamadrid y Yupanqui -entre otros-, que tiene un registro de 532 partidos y 27 goles convertidos y cuenta con un recordado historial de infracciones.
Entre estas, se incluye una fuerte patada contra el por entonces mediocampista de Boca Cristian Erbes (derrota 0-4 de Excursionistas ante el Xeneize por la Copa Argentina de 2013) que le valió la expulsión a los 34 minutos del primer tiempo; y un topetazo (y algo más) al delantero Darío Cvitanich, en el sorprendente triunfo por penales de Lamadrid ante Banfield en la Copa de 2018 (luego el Carcelero fue eliminado por Platense en 16avos).
"Primero está la vida. El fútbol puede esperar. Cuando llego a mi casa y me baño, pienso en lo que estoy haciendo. No puedo saludar a mi señora ni a mi hijo. Son personas de riesgo porque tienen asma", cuenta Carpintero, quien tiene que extremar los cuidados cuando arriba a su hogar y que tampoco está exento del riesgo. "Hace nueve meses estuve internado por Gripe A. Es como si hubiese anticipado esta situación. Es muy duro de vivir", recuerda.
El defensor de 38 años fue uno de los baluartes del ascenso de Sacachispas en 2017 a la Primera B Metropolitana por primera vez en su historia, y es el segundo jugador con mayor cantidad de partidos en el club, por detrás del ex goleador Alejandro Ayala, también hacedor de aquella epopeya.
"La plata que el Gobierno le da a la AFA va a llegar en algún momento a nosotros. Esperemos que el fútbol arranque para que los jugadores se queden tranquilos. El Gobierno y Agremiados están trabajando bien en conjunto y eso es importante para nosotros porque ganamos plata por los derechos televisivos", expresa Carpintero, cuyo Sacachispas luchaba por no descender a la C (se ubicaanteúltimo) hasta que la actividad se detuvo por la pandemia. Mientras tanto, en el silencio citadino, el ruido de los camiones recolectores se sigue escuchando.