“Me han tratado como un personaje misterioso que vive en la selva chaqueña y no sale mucho hacia el poblado, pero nada que ver”, dice, entre risas, el músico Coqui Ortiz, un autor de peso en su provincia y admirado por colegas como Liliana Herrero. Desde Resistencia, Ortiz viene desarrollando una obra delicada, compleja y original dentro de la música de raíz folklórica de su región y más allá. Eleva, por ejemplo, estilos como el chamamé, en sintonía directa con nombres como Rudi y Niní Flores o Raúl Barboza. Hasta el momento, editó tres discos con el sello Shagrada Medra: Coqui Ortiz en Grupo (2002), Parece pajarito (2005) y La palabra echa a volar en el canto (2014), en donde musicalizó coplas del poeta Aledo Luis Meloni. “Mi conexión con la música casi que se reduce a componer canciones. Si tardé tanto entre disco y disco fue por cuestiones económicas o porque el laburo de gestión cultural me consumió tiempo. No toco con mucha gente, no estoy en muchos proyectos musicales, más que nada me dedico a lo propio. Invierto mucho tiempo en componer músicas y letras. Entonces, se me juntó mucho material y tengo seis proyectos de discos para grabar”, cuenta el músico y gestor cultural. Después de más de un año sin tocar en Buenos Aires, Ortíz comenzará hoy a las 21 un ciclo –que continuará en mayo y junio– en Café Vinilo (Gorriti 3780) titulado Yo tengo unos amigos, en el que aprovechará para repasar su repertorio, mostrar nuevas canciones e invitar a colegas afines con su música. El primero será Juan Quintero.
Ortiz también es un claro exponente del buen momento que atraviesa la música del Litoral y la vitalidad del chamamé, aunque lo suyo excede ése lenguaje. “En el Chaco hay muchos músicos que se suman al chamamé, pero no todos. En la provincia hay muchas vertientes. En el interior, Germán Kalber, Verónica Varela o Sergio Díaz dan cuenta de eso. Los que vivimos más hacia la zona del Paraná, al límite con Corrientes, tenemos más influencia chamamecera. Pero también hay ritmos como la chacarera del monte en la zona del Chaco salteño”, cuenta el músico de Resistencia, quien se encuentra preparando su cuarto CD. “Irá más por el lado de la canción. No aborda tanto lo paisajístico, lo litoraleño y el barrio, cosas presentes en los anteriores. El eje es el trovador y su guitarra. Por otro lado, hay otros trabajos que quiero grabar: uno tiene que ver con el candombe y el milongón, y otro con el chamamé en su formato más clásico”, adelanta.
–En 2015, Jorge Fandermole, Carlos Aguirre, Juan Quintero y usted se unieron en un concierto conjunto. ¿Comparten una misma corriente estética y política dentro de la música popular argentina?
–No tengo una respuesta clara, pero nos conocemos desde hace muchos años. Creció una amistad muy fuerte. Muchas coincidencias ocurren también, en mi caso, a partir de la admiración que les tengo, de tantas horas compartidas y de tanto revolver en la música y las palabras.