“Yo soy gay”, dijo Javier Calvo en el escenario de los Premios Feroz de 2018. Con 27 años, acababa de recibir el premio a la mejor comedia por la película que escribió y dirigió con su novio, Javier Ambrossi, que aquel día estaba allí también parado a su lado. Todo el star system español, reunido en el Complejo Magariños lo estaba escuchando. Mientras toda la platea aplaudió y su novio le hacía caricias, Calvo hizo lo imposible por continuar su discurso mientras le brotaban algunas lágrimas y su voz se empezaba a quebrar.”Tengo un novio que me quiere, una familia que me apoya y estoy aquí, cogiendo este premio. Entonces, si alguien, algún niño, alguna niña, alguna persona, me está mirando y tiene miedo, siente que está perdido, siente que no lo quieren, que sepan que le van a querer, que va a encontrar su sitio, que tu familia te va a querer y que vas a cumplir tu sueño. Y que yo, y él, vamos a escribir historias para que te sientas inspirado”.
Dos años después de aquel discurso, de aquella promesa, y tras haber creado la desopilante historia de Paquita Salas (https://www.pagina12.com.ar/208015-locas-por-las-series ), Ambrossi y Calvo acaban de estrenar su nuevo -y más ambicioso-proyecto. Se trata de Veneno (Atresplayer Premium), una miniserie de 8 capítulos que busca repasar el origen, ascenso y caída de Cristina Ortiz, o La Veneno, una transexual que rompió tabúes y abrió puertas en la España de los 90.
Javier y Javier: vida y obra de los Javis
Pero nadie los llama por sus nombres completos, ni siquiera dan cabal cuenta de que se trata de dos personas. Para la prensa, para los fans, en fin, para todes, ellos son uno. Ellos son, simplemente los Javis. “Si lo llegaba a saber, me ponía un nombre artístico, como ABBA.”, bromea del otro lado del teléfono Javier Ambrossi. Desde el confinamiento, atiende a SOY junto a Calvo para conversar acerca del proceso que los ha traído hasta aquí. Madrid se detuvo, el mundo se detuvo, el rodaje de Veneno se detuvo, pero ellos siguen trabajando. Mejores amigos hace diez años y pareja hace ocho, han conquistado a España. Y están listos para conquistar Argentina mientras esperan que el mundo vuelva a girar.
Los Javis, entonces, llegan al estreno de Veneno con una marca autoral bien definida. La profesora Concepción Cascajosa Virino afirma que su obra está triangulada por un cruce entre lo sórdido, lo humorístico y lo emocional. Y el académico inglés Paul Julian Smith, uno de los mayores expertos en la obra de Almodóvar, los definió como “los emergentes de una nueva sensibilidad juvenil y una nueva autoría gay”. Antes de ser nombrados como una unidad, incluso antes de que se conocieran, Javi Ambrossi había estudiado periodismo en la Universidad Complutense de Madrid e iniciado una carrera como actor en teatro y televisión. Javi Calvo, por su parte, saltó a la fama en 2008 como Fer, el adolescente de la serie juvenil Física o Química que era abiertamente gay y se enamoraba de un compañero de curso. En ese momento “la situación era muy distinta, es que han cambiado las cosas muy rápido”, reflexiona ahora Calvo.
Y agrega: “A mí, haciendo un personaje gay y saliendo del armario en la serie, me costó salir del armario ante mi propia familia tiempo después. Era una época, hace dos minutos, en la que los actores no podían decir que eran gays. Era una época, hace dos minutos, en la que no estaba bien visto. No era nada fácil. Había más bien muy poca gente visible y ha sido hace poco que los actores han empezado a hablar abiertamente de su sexualidad, de su orientación sexual”.
Lo que dice Calvo viene a mostrarnos por qué el tema de la representación, que atraviesa a todas sus creaciones, no es azaroso. En uno de los primeros capítulos de Paquita Salas, por ejemplo, la manager de artistas representada por Brays Efe toma una foto del propio Calvo y, burlona, la mira y dice: “Este chico jovencito nunca más, es el problema de hacer de gay”. Las barreras de la propia industria oficiaron como catalizador para que los Javis pudieran pasar de actores a autores y directores, para que puedan amplificar su voz. Un paso para atrás de las cámaras que significó un paso adelante en sus carreras. La reinvención, ya nos lo enseñó Madonna, es una de las claves del éxito en una industria cruel.
Ambrossi trabajaba en un bar de Chueca, Válgame Dios, y cada noche, cuando Calvo lo pasaba a buscar, soñaban con montar una obra de teatro. Esa obra fue La Llamada, una historia en la que una novicia ve a un Dios que le canta canciones de Whitney Houston y se estrenó en 2013 en el Teatro Lara, en Malasaña, con la idea de hacer apenas cuatro funciones. Esas cuatro funciones se multiplicaron por cientos hasta que, en 2017, realizaron la adaptación cinematográfica por la que ganaron el premio con que empieza esta nota. Y ya en 2016, estrenaron la primera temporada de Paquita, en una plataforma digital de Atresmedia. Luego los llamaron de Netflix y le siguieron dos temporadas más, una mejor que la otra. Y ahora en Veneno, como veremos, el tema de la representación está presente de un modo todavía más explícito.
Veneno: la serie
EL primer capítulo empieza así: en medio de la noche, un niño camina sigilosamente por el pasillo de la planta alta de su casa mientras va tocando los barrotes del balcón interno que da al living. Abajo, sus padres están mirando la televisión. Un programa de grandes, de esos que él no tiene permiso para ver. A través de esa pantalla, el nino ve, escudriña, lo que los adultos le quieren ocultar. Eso que los adultos le quieren ocultar es en este caso una entrevista a La Veneno, una transexual desfachatada y verborrágica que los que conocemos a Moria Casán podríamos decir que tiene una lengua karateca. En los escasos segundos que pasan hasta que sus padres lo encuentran, el pequeño mira a la pantalla con fascinación. Sí, con fascinación. Corre 1996. Según sabremos poco después, ese niño crecerá y, en 2006, será un adolescente a punto de comenzar una transición. Muy pronto sera Valeria y cumplirá el sueño no solamente de conocer a su ídola en la vida real sino también de escribir, en colaboración con ella, su biografía. Ese es el puntapié inicial de esta historia que habla de la representación, de lo que los medios masivos pueden hacer hasta a pesar de sus propias intenciones, y del poder que tienen los fans y las audiencias de tomar aquello que ven para crear un mundo nuevo.
La Veneno fue descubierta por una periodista ejerciendo la prostitución en el Parque del Oeste: la escuchó hablar y notó que allí había un personajón. Fue llevada, de un día para otro, a los estudios de televisión. Allí, en uno de esos programas que en España conducía Pepe Navarro y que aquí podría liderar un Rial o un Mauro Viale, la Veneno salió de los márgenes de la sociedad para dirigir un mensaje, tan lúdico como trágico, a todo el país. “¿Abusaban esos programas de su vulnerabilidad para acabar convirtiendo su drama en cifras de audiencia o la salvaron dándole la oportunidad de su vida?”, se pregunta una voz en off en el primer episodio.
¿Hay algo de ese niño en los Javis?
J. Ambrosi: Claro que yo también era un niño que estaba detrás de los barrotes en casa y al que mandaban a la cama”, reconoce Ambrossi antes de compartir aspectos de su educación sentimental. Para nosotros dos, la televisión ha sido muy importante, igual que para mucha gente de nuestra generación. Gracias a la tele, muchas personas hemos conocido lo que significaba ser gay o ser lesbiana o ser transexual o bisexual, porque la tele, con sus pros y sus contras, da visibilidad. Y te hace sentir que no estás solo. Hay muchas familias que no saben cómo acercarse a sus hijos y sus hijas. Y la tele, en una época en España por lo menos para mí, lo hizo. Yo he nacido en una familia muy clásica y, si no llegaba a ser por la tele, nadie me hubiera explicado qué significaba ser homosexual. Entonces claro que amo la tele, claro que amo la narrativa, la cultura, los libros, el cine, porque es lo que me ha hecho comprender quién soy. La serie pretende ser la venganza de lo que no nos dejaban ver de pequeños.
¿En qué consistía el activismo tal vez inconciente de un personaje como La veneno?
J. Calvo: La reivindicación de Veneno era la visibilidad y la imposición de ser quien era sin que nadie le pudiera decir lo contrario. Decir “aquí estoy yo y yo soy así”, para mí es un acto político impecable y súper valioso. Ella no tenía las herramientas ni la necesidad de ser perfecta ni activista. Y la frivolidad y el humor y la manera de decir las cosas hizo que la gente la entendiera mejor, porque a la gente le hacía gracia. A la gente le gustaba porque se meaban con ella, se partían de risa. Eso ayudó a que entrara en muchos hogares, explica Javi Calvo.
Ni puta ni santa
El guión de Veneno está basado en el libro que escribió Valeria Vegas (Digo! Ni puta ni santa. Las memorias de la Veneno), la fan de Veneno de la vida real. Solo que con una vuelta de tuerca. Si en Paquita los Javis nos ofrecían su mirada descarnada acerca del lado B de la fama y las redes sociales, acá se enfocan en la cocina del proceso de escritura del libro y, sobre todo, en el proceso de transformación que Valeria pudo iniciar a partir de su fascinación con ese personaje que veía a escondidas en la tele. Esa decisión narrativa les permite a los Javis construir un relato ni lineal ni solemne, un relato que viaja desde la década del 60 en Adra, Almería, hasta la segunda parte de los 2000, recorriendo los cambios sociales que muchas veces los y las más jóvenes dan por hechos, dan por sentados. O, como lo pone Javi Calvo: “Al enfocar un biopic, es fácil que te quede como una teleserie barata. Creo que hay que buscar la narrativa y la poesía y no solo ir a un hecho detrás de otro. A través de los personajes de Valeria y la periodista Faela, se pueden generar metáforas, espejos y se puede contar la historia desde distintos prismas y creo que eso enriquece al relato. El valor de la ficción no es solo mostrarte la realidad sino hacerlo de una manera que haga que te emociones. Porque cuando te emocionas, empatizas y cuando empatizas quieres que a la persona que estas viendo le vaya bien. Quieres a ese personaje”.
¿Por qué contar la historia de un personaje tan poco conocido fuera de su país? “La serie, justamente, viene a reivindicar el lugar de los pioneros y las pioneras”, apunta Ambrossi. “Lo que intentamos hacer es un homenaje a la gente que luchó antes que nosotros por conseguir los derechos que ahora disfrutamos. .Es muy peligroso si se nos olvida y creemos que las cosas han sido siempre así. Es peligrosísimo. Siempre hay que reivindicar y agradecer a la gente que se partió la cara, porque no siempre fue una lucha de Twitter, de poner dos tuits, reírnos, retuitear e insultarse. Hubo un momento en que a la gente la mataban por ser homosexual o transexual. Y en muchos países al día de hoy sigue siendo así. Y hubo un momento en España en el que no podías ser, no te dejaban ser tu. Al reivindicar a aquellos héroes y heroínas que lucharon por nosotros en ese momento, también hacemos que su lucha se recuerde y que no se olvide que hace poquito, muy, muy poquito, estaba prohibido ser nosotros y nosotras mismas”.
El primero en ver las imágenes de la actriz trans que interpretaría a la Veneno de joven, Daniela Santiago, fue, como no podía ser de otra manera, Pedro Almodóvar. El director manchego, ícono gay indiscutido, estaba cenando con los Javis cuando ellos le mostraron el primer video. Y les dijo: “Guay, la habéis encontrado”. Ambrossi cuenta que el director, al que siempre han admirado, fue siempre muy amable con ellos y que está esperando sus primeros comentarios sobre Veneno.
El elenco es, por demás, multifacético. Hace unos días, un usuario de Twitter le marcó a Calvo que en un fotograma compartían espacio Lola Dueñas (que interpreta a una excepcional Faela),Ester Expósito (Carla de Elite, dispuesta a demostrar que es más que una cara bonita) y una ex participante de Gran Hermano. Y él le respondió que era lo mejor que le podían decir. “Nosotros no miramos a nada ni nadie por encima del hombro. Creemos que el talento está en muchos lugares y tiene que ser descubierto… como dicen en Ratatouille, ‘no es que todos pueden ser un gran cocinero, es que un gran cocinero puede venir de cualquier lado’. Lo que buscamos es esa frescura, ese talento que está incluso cuando estoy en el mercado y veo a una señora contándome lo que va a hacer de comer. A mí me interesa eso. Me interesa la personalidad, las rarezas, la gente única, las mezclas. Me gusta sorprender con los elencos, hasta ahora nos ha ido guay haciendo eso”.
Sueños transatlánticos
Por la leve diferencia de edad -Ambrossi nació en 1984 y Calvo en 1991-,los Javis vieron a la Veneno por primera vez en diferentes momentos de sus vidas. Ambrossi la tiene grabada en la memoria como uno de esos chicos que miraba la tele de medianoche a escondidas y Calvo la conoció en uno de sus comebacks, “cuando volvió a la tele con una parte menos glamorosa pero no así menos divertida, porque siempre ha sido muy espontánea, verborreica y de expresiones muy divertidas. A mí me llego la Veneno que convirtió sus frases en memes de Twitter y en videos de YouTube que ves mil veces”.
Y si de íconos gays que generan memes y frases que pasan a formar parte del acervo cultural de nuestra comunidad se trata, no podemos obviar el nombre de Moria Casán. Para sorpresa de este cronista, los Javis la conocen bastante bien y sueñan con trabajar junto a ella.
Javi Ambrossi: ¡Hombre, Moria Casán! Yo moriría por trabajar con ella. O sea, creo que Moria Casan y Paquita Salas tienen que conocerse.
Javi Calvo: Quisiera que conociera a Paquita y se viniera a hacer un personaje,seria un sueño.
Soy: ¿Cómo es que la conocen?
Javi Ambrossi: Pues, porque tiene muchísimos videos y muchos audios, siempre por Internet muchas cosas virales que te envían. Y la he investigado online mucho, pero mucho y creo que es una institución con la que deberíamos trabajar urgentemente. Es muy Noemí (ndr: Argüelles, un personaje de Paquita). Cuando hagamos Paquita 4, hablamos para ver si se viene… La adoro, esa manera de hablar tan libre, que dice lo que le da la gana…
Soy: Miren que si Moria empieza a hablar es difícil que termine…
Javi Calvo: Creo que eso pase con todas las protagonistas de Paquita. Entre Noemí Argüelles, Paquita y Moria, yo creo que ahí tenemos para llenar discos enteros. Es que esa es la gracia de Paquita, ¿sabes? Que los actores y actrices improvisen, que digan, por aquí, por allá, en captar la frescura… Y en eso yo creo que Moria es la reina.
Cuarentena y después
Mientras avanzan en la post producción de lo que tienen filmado y esperan poder retomar los rodajes, los Javis piensan en nuevos proyectos (de los que no pueden adelantar mucho), miran TV y soportan, como pueden, uno de los efectos colaterales que nos deja la cuarentena: el exceso de mensajes de Whatsapp que no paran de llegar.
“Esto que nos está pasando ahora, de estar todos confinados en casa, me ha hecho valorar lo que tenemos. Me ha hecho valorar cosas pequeñas, como que quedar con tus amigos para tomar una cerveza es un privilegio que en cualquier momento, mira, ya no lo puedes tener. Y me ha hecho reflexionar sobre todas las cosas que damos por hechas, que en cualquier momento se cruza la cosa y vuelves a la casilla de salita. ¿No lo crees?”, se pregunta, nos pregunta, Javi Calvo.
*Las tres temporadas de Paquita Salas están disponibles en Netflix. Los dos primeros capítulos de Veneno, mientras esperamos el resto, están en la app Atresmedia Player Premium, disponible en Argentina y con una prueba gratis de un mes