Donald Trump quedó contra las cuerdas después de que se divulgara su declaración de impuestos, un tesoro que el millonario inmobiliario mantuvo como pudo bajo cuatro llaves y al que evitó referirse durante la justa que mantuvo con la candidata demócrata Hillary Clinton y que lo llevó a ser presidente de Estados Unidos. Para adelantarse a la cadena MSNBC, que en la tarde del martes anunció que se había hecho con parte del informe con la intención de divulgarlo, la Casa Blanca aseguró ayer que Trump pagó 38 millones de dólares en impuestos, sobre ingresos superiores a los 150 millones en su declaración fiscal del año 2005, a una tasa del 25 por ciento. Furioso por la revelación, el presidente norteamericano mostró uñas y dientes en un mensaje publicado en Twitter en el que atacó a David Cay Johnston, el periodista que obtuvo la declaración del mandatario y la difundió en un programa de la MSNBC. “¿Alguien cree realmente que un periodista, del que nadie había oído hablar nunca, fue a su buzón de correo y encontró mis declaraciones de impuestos?”, cuestionó Trump en la red social que utiliza habitualmente para hacer declaraciones. Johnston es un periodista de investigación que ganó en 2001 el premio Pulitzer y dirige el sitio DCReport.org.

El presidente afirmó una y otra vez, sin presentar evidencias, que no presentaba su declaración porque estaba bajo auditoría de las autoridades impositivas. Sus detractores, en cambio, lo acusan de no brindar datos como práctica para no pagar impuestos o esconder cuestionables fuentes de ingreso. Como sea, el magnate de la construcción apeló a todas las gambetas posibles en la campaña electoral para no transparentar ingresos y rompió incluso con una tradición que todos los candidatos a la Casa Blanca cumplieron en las últimas cuatro décadas: hacer públicas sus declaraciones de impuestos como muestra de transparencia hacia el electorado. El por entonces candidato pospuso la publicación de sus declaraciones durante semanas con la excusa de que la estaban auditando, pero finalmente nunca lo hizo. Semanas antes de las elecciones, el diario The New York Times publicó la declaración fiscal de 1995 de Trump con la que constató que el ahora presidente logró eludir el pago de impuestos federales, durante dos décadas, tras presentar 916 millones de dólares en pérdidas.

En su ofensiva, la Casa Blanca salió a defender al presidente con un comunicado difundido ayer en el que señaló que antes de ser presidente, Trump había sido uno de los empresarios más exitosos del mundo y que trató de no pagar más impuestos que los legalmente necesarios. La Casa Blanca recordó que en 2005 la construcción, principal negocio de Trump, sufrió una “depreciación a gran escala”, y justificó así que la tasa impositiva del presidente fuese del 25 por ciento, muy inferior a la correspondiente por sus ingresos.

Con las patas para arriba como los gatos, Trump acusó a la cadena NBC, a la que pertenece el canal MSNBC, de violar la ley. “Sabes que estás desesperado por la audiencia cuando estás dispuesto a quebrantar la ley para impulsar un tema sobre dos páginas de una declaración de impuestos de hace más de una década”, sostuvo la Casa Blanca, en el texto que hizo referencia a MSNBC.

Más allá del contenido de los documentos filtrados, el gobierno acusó a los medios de comunicación de deshonestos y advirtió que es totalmente ilegal robar y publicar declaraciones de impuestos. En esa línea se manifestó Thomas Bossert, asesor en materia de seguridad interior y contraterrorismo de Trump, quien salió a defender al millonario empresario. El funcionario aseguró que el gobierno no tendrá tolerancia con quien filtre información interna. “Necesitamos encontrar a las personas que lo hacen y hacerles rendir cuentas, y seremos implacables”, señaló Bossert en una conferencia en el Centro de Estudios Internacionales y Estratégicos, en Washington. “Las personas que en el pasado se llevaron cosas que no debieron haberse llevado, como Snowden y otros, son enemigos absolutos del Estado. Punto. Deben ser atrapados, castigados y tratados como tales”, sentenció.

Ayer, en declaraciones a la cadena ABC, Johnston subrayó que los documentos que recibió no muestran las fuentes de ingresos de Trump ni con quién hacía negocios el magnate en esa época. “No creo que él quiera que tengamos conocimiento de todas las personas con las que ha hecho negocios, tanto aquellas con las que está en deuda como de las que recibe ingresos”, comentó el periodista en la entrevista.

Johnston dijo además que la copia de la declaración le llegó al correo de forma anónima y abrió la posibilidad de que fuese el propio círculo de Trump el que la filtrase la información en beneficio de sus propios intereses.