La gente cree que nosotros ya sabíamos de antes. Pero, nos enteramos por la cadena nacional como cualquier compatriota. Y pensar que uno tiene que escuchar tantas barbaridades sobre aquellos días difíciles.

Lo que cambió la manera en que la sociedad nos percibe. Si bien la casta de nefastos ya se había ido, el prejuicio contra el ejército estaba. Y eso que nosotros éramos los primeros en decir Nunca Más.

Nos preguntaban para qué tanto entrenamiento si nunca pasa nada. Ahora sabemos para qué. Cuando pasa algo no hay tiempo de dudar. Tiene que estar todo aceitado. Nuestro comando tuvo suerte porque estábamos en el terreno. Estábamos haciendo un simulacro de batalla, había que dormir abajo del tanque, disparar, como si fuera posta una guerra.

Mecánico de tanques soy. Mi palabra es sagrada para decir si un tanque sigue funcionando o no. Pero dejame que te cuente, esto: suspendimos el entrenamiento, nos metimos en un galpón y conectamos la radio del camión para escuchar el Anuncio. Y ahí nos llega la orden del Ministerio de Defensa. La ministra nos envía al cuerpo de tanques desplazarnos hasta el puerto de Mar del Plata para llevar los vehículos a la frontera.

Yo era el encargado de logística, nunca estaba en el campo, siempre encerrado como un hámster en la oficina de táctica y estrategia. Pero en ese simulacro fui al campo, a revivir viejas épocas porque el Coronel me lo había ordenado. Y justo, se da que pasa lo del Anuncio.

¿Si hubo algo que me llamó la atención? Bueno, ahora viéndolo en retrospectiva, fue un poco raro semejante demanda de insumos bélicos y sanitarios a Rusia en los días previos (silencio).

Yo me la pasé viajando, ensamblando tanques, capacitando gente. Teníamos miles de ingenieros, miles de metalúrgicos, a disposición. En tres meses hicimos más tanques que en treinta años.

¡Y si! Gente para manejarlo tuvimos de sobra, cuando esos pibes de la escuela de Pergamino hicieron el simulador de tanques para teléfonos celulares, se formaron un montón de tanquistas.

Por supuesto que como militar, aunque no sea lo correcto decirlo, como militar uno sueña con una guerra. Pero ni en nuestra mejor pesadilla imaginábamos que íbamos a tener que pasar por lo que pasamos.

Yo viajé a los pozos petroleros para definir quién se quedaba y quién iba a interrogatorio. Porque para prevenir sabotaje se trasladó a todos los extranjeros en un convoy aparte. No sabíamos todavía por dónde venía el Mal.

A mi y a una compañera de Olavarría, se nos ocurrió transformar las camionetas, esas la Gilus no sé como se dice...

Hilux, bueno como sea, había muchas en aquel tiempo, y el caso es que íbamos con esta colega por la ruta 11 y de repente ¡tacate!: vemos una de esas que transportaba unos caños arriba. Y había uno de los caños apoyado de tal modo que parecía un fusil de tanque. ¡Frena! gritó ella. Le hago señas a los de la camioneta que se frenasen. Bajo, hago un par de preguntas de rutina, los vagos tenían un cagazo bárbaro. Y ahí fue que se nos ocurrió transformar todas esas unidades ciudadanas en las famosas Tanquetas Insignes para una Patria Sana (TIPS).

La gente la teníamos. Capacitados estábamos. Nos faltaban los recursos nomás. Eso fue al inicio del Plan Urgente de la Patria Sana (PUPS).