¿Cuántos derechos nos atañen sólo a nosotras, mujeres y personas con capacidad gestante? Día femenino, anticonceptivos, fertilización, aborto, parto, lactancia, licencia por maternidad. El 53 % de las argentinas son madres, es decir que muchos de estos temas impactan directamente en la vida de la mayoría de las mujeres, sobre todo en estos momentos atravesados por el coronavirus. Sin embargo, sean estos derechos adquiridos o pendientes, su falta parece ser siempre un tema menor, jamás prioritario, incluso dentro del propio movimiento feminista.

La ley de parto respetado no se cumplió nunca dentro del sistema de salud. La licencia por maternidad es de 90 días, cuando el humano bebé no puede valerse por sus propios medios hasta los 3 años promedio. El derecho a la lactancia materna es imposible porque hay que volver a trabajar a los dos meses de parir cuando el humano bebé no puede ingerir alimentos hasta los seis meses. Plantear un reclamo sobre estos derechos es de “flojita”. Incomoda, genera rechazo, vergüenza o, en el mejor de los casos, ternura.

La excepción a esta regla es el masivo movimiento por el aborto legal que, paradójicamente, es ése derecho que preferiríamos no tener que usar. No me sorprendería que cuando salga la Ley ocurra como con la ILE y el Parto Respetado. Que se cumpla en tanto y en cuanto se le dé la gana al profesional de turno. Que nos usen para ampliar el negocio y que nos sigan sometiendo y maltratando, sutil o explícitamente, con la única diferencia de que no será en la clandestinidad. Y, como pasa con el resto nuestras leyes especiales, si no nos despertamos de una vez, seguiremos naturalizándolo todo y agradeciendo por el servicio.

Por el contrario, los derechos ya conquistados por las mujeres, sea desde el punto de vista legal o cultural, son aquellos que el varón siempre tuvo. Paridad salarial, cupo femenino, libertad en la vida sexual NO reproductiva, incluso el lenguaje inclusivo, tiene que ver con que nos incluyan en algo en lo que ellos ya están incluidos.

¿Estaremos siendo tan hijas del patriarcado que inconscientemente subestimamos los derechos que no vemos en los varones?

Una sociedad que nos otorga derechos que históricamente tuvieron los varones, pero que nos niega los propios, es perversa. Antes el mandato era quedarse en casa criando hijes. Ahora es tener hijes y trabajar, pero no hay derechos que nos garanticen maternar en paz ni que preserven nuestra posición laboral y cada vez es más común escuchar que si una mujer se dedica “solamente” a criar hijes, es poca cosa. Puede ser que estemos mejor que antes, pero no creo que estemos tan bien como se festeja.

El movimiento feminista avanzó al punto de luchar por los derechos de muchísimas minorías, cuando los derechos de la mayoría (las madres) no están ni cerca de conquistarse. Y creo que esto tiene que ver con que las minorías se han atrevido a gritar fuerte por sus derechos especiales, mientras que las mujeres todavía dudamos si realmente nos corresponden.

Creo que todavía llevamos el patriarcado en la sangre, que nos sigue gobernando y que ha logrado que nos menospreciemos al punto de ignorar nuestra biología. El patriarcado gana cada vez que subestimamos todos aquellos derechos que implicarían para nosotras, las mujeres, una satisfacción, un goce y un confort que los varones jamás podrían experimentar, por el solo hecho de ser hombres.

El patriarcado nos comparte SUS derechos, pero sigue sin otorgarnos los propios, y de esta forma nos tiene doblemente cansadas, doblemente exigidas. Nos tiene así, y nos quiere así, tan agotadas y anestesiadas que festejamos este estado como si fuera libertad.

Hace siglos que las mujeres venimos gritando por nuestros derechos. Incluyamos de una vez lo necesario para desarrollarnos completamente, en paz y con placer. No sigamos sirviendo a un sistema patriarcal que no funciona para nadie.

*Comunicadora y comediante. Coordinadora de la Mesa de trabajo transdisciplinario para la erradicación de la violencia obstétrica y neonatal de la Defensoría del Pueblo de la Nación. Madre de dos hijes.