Cualquiera de las novelas de Raquel Robles tienen precisión narrativa casi quirúrgica. Ganadora del premio Clarín 2008 con Perder, la autora publicó después el entrañable Pequeños Combatientes, la más ligera La dieta de las malas noticias y dos libros que salieron en 2018, casi al mismo tiempo. En La Política del Detalle escribió cuentos minuciosos, repletos, justamente, de detalles. Con Papá ha muerto, la autora -una de las fundadoras de H.I.J.O.S.- reescribió la historia de Harry Villegas, "Pombo" -héroe de la revolución cubana, muerto recientemente, y uno de los camaradas que siguió al Che en su incursión boliviana- para diseccionar ese sueño revolucionario sin romanticismo ni concesiones, pero sí con un profundo amor.
Son distintas voces las que se escuchan en Papá ha muerto, pero hay una predominante, la de Pombo, el hombre que se juega el pellejo por la Revolución, convencido de su inexorable triunfo, más tarde o más temprano, y que al mismo tiempo se hace cargo –no sin cierta culpa- de sus contradicciones. Un hombre que elige contarse en tercera persona, y así encausar todo el sortilegio del encantamiento con una joven en Bolivia en el relato antes que en la admiración.
El héroe, este héroe, es un hombre que en realidad es apóstol de otro héroe, el Papá del título, el Che Guevara, el guerrillero heroico que acaba de morir en Bolivia, asesinado por el enemigo.
El duelo no tiene espacio para las treguas. La muerte es una posibilidad, un absurdo previsible como dijo un poeta, y el único más allá posible de ese final es el triunfo de la Revolución. Más de una vez el personaje que encarna al compañero –y al hijo adoptivo- del Che plantea que de las guerras se sale muerto o vencedor. La tercera vía se ilumina al final: también se puede salir vivo para contar la derrota.
En este libro, el penúltimo -este año publicó Hasta que mueras, Raquel Robles recupera esa historia, viene a decir que todavía tiene sentido apostar a la revolución, que en estos tiempos es tan necesaria como antes, como siempre.
Papá ha muerto, de Raquel Robles. Factotum Ediciones, 2018.