La pandemia y el aislamiento cambian todo. También el modo en el que se ejercen los consumos mediáticos. Desde que se decretó la cuarentena, no importa qué medidora se tome de referencia, crecieron las audiencias para todos los canales de aire y también se registraron picos históricos en varios portales de noticias. Respecto a la radio, el dato concreto es que subió la escucha vía streaming, aunque para conocer la dimensión real de los efectos del aislamiento en la escucha global harán falta unos meses, debido a que las mediciones son trimestrales. Frente a este escenario las preguntas son varias: ¿A qué se deben estos cambios? ¿Persistirán más allá de la pandemia o los números y hábitos volverán a la “normalidad”? ¿Cambió efectivamente el esquema mediático?
Agustín Espada es becario del Conicet, magister en Industrias Culturales y doctorado en Ciencias Sociales por la Universidad de Buenos Aires. Consultado por Página/12, el investigador sostiene que con el aislamiento social obligatorio “los medios tradicionales están recuperando un lugar que venían perdiendo en los últimos años” y que en ese camino “también hay una valorización de las marcas”. “Las marcas de información -me refiero a los canales más vistos y los medios más leídos- encontraron que cuando la audiencia tiene una necesidad muy grande de información las van a buscar, sobre todo en este contexto en el que es más fácil encontrarlas. Lo que hay que ver es si cuando volvamos a nuestra rutina cotidiana esas marcas nos vienen a buscar e interpelar en nuestras rutinas habituales o si fallan otra vez”, desliza el especialista en radio, políticas y tecnologías.
¿Qué implica interpelar audiencias una vez pasado el coronavirus? Explica Espada: “Que se adapten a que estemos más con nuestros celulares y a nuestros tiempos normales de atención. Que entiendan que no podremos estar ya todo el día prendiendo la radio y la televisión. Que busquen formas de reconquistar a las audiencias en sus situaciones comunes de vida”. Es otras palabras: que ensayen la forma de no perder esa audiencia recuperada pero cambiando la ecuación de comportamiento que manejaban antes de la pandemia. “Será un desafío que mantengan los números, sobre todo para la radio, que no se había degradado tanto como sucedió con la prensa gráfica o la televisión en los últimos años”, señala.
-¿A qué se debe el aumento en los números de audiencia?
-Básicamente, nuestros consumos están muy focalizados en informarnos o en entretenernos. Cuando queremos entretenernos, nos vamos a las plataformas audiovisuales o a las redes sociales; cuando nos informamos, recurrimos a los medios tradicionales, que picaron en punta en respecto al rol central que tenían en la generación de información y periodismo, pero que ahora están volviendo a ocupar de alguna manera.
-Respecto a la radio, ¿el dato de la suba de escuchas vía streaming alcanza para hablar de un aumento de la audiencia global?
-No, todavía no es posible tener una dimensión del impacto en la escucha general. Tiendo a pensar que lo que está habiendo es más bien un cambio de hábito también en la forma de escuchar radio. El principal dispositivo de escucha en general es el estéreo del auto y hoy en día la gran mayoría de quienes andan en auto no está circulando, salvo algunos exceptuados. Esos oyentes se trasladan al streaming, porque en los hogares hay cada vez menos receptores de radio tradicional, entonces acceden por internet. En otros países donde hay mediciones mensuales, por ejemplo España, esto se ve claro: aumentan los números de streaming pero la audiencia de radio se mantiene constante. Lo que cambia es la forma de escucharla. Lo que sí sucede es que las radios habladas, y no me refiero exclusivamente a las de noticias sino a las habladas en general, están siendo más escuchadas que las musicales, cuando en general es al revés. Tiene que ver con esa búsqueda de información que mencionábamos.
-Antes de la pandemia estaba creciendo a nivel mundial la escucha de podcast, uno de tus temas centrales de investigación. ¿Qué sucede ahora?
-Ese crecimiento se detuvo y están cayendo las reproducciones. Lo que sucede es que en los huecos en los que podemos elegir qué escuchar o qué leer, nos vamos más a lo audiovisual que a lo sonoro y a lo informativo que a lo no informativo. Y ahí el podcast pierde: primero, porque dentro de lo sonoro es una actividad más secundaria que la radio, que está más anclada en nuestros usos y costumbres, y luego porque es atemporal y tiene una amplitud en su diversidad temática. En nuestro país, el podcast no tiene un perfil muy informativo y por eso pierde peso en la elección de los consumidores. Además, se consume mayoritariamente en teléfonos celulares y ese es un dato, porque en la cuarentena usamos más computadoras en desmedro de todo lo móvil, porque no nos movemos.
-De acuerdo a lo que puede proveerte la teoría, ¿qué crees que pueda pasar cuando termine la cuarentena y la pandemia?
-Creo que las formas de consumir van a volver bastante a como eran antes de la pandemia. Nuestros hábitos de consumo están muy atados a las rutinas, y se acomodan y se desacomodan en función de eso. En la teoría se suele decir que los medios de comunicación son industrias o empresas que trabajan con la economía de la atención. Necesitan que les prestemos atención para funcionar, algo que en esta situación podemos hacer porque tenemos más tiempo y menos actividades, pero que en nuestra rutina ya no.