Argentina puso la oferta sobre la mesa. Lo hizo el gobierno de Alberto Fernández rodeado de todos los gobernadores, opositores y oficialistas, como señal de unidad política del país ante los acreedores externos. La propuesta a los acreedores de deuda argentina con legislación extranjera consiste en una quita de capital de apenas 5,4 por ciento, un fuerte recorte de intereses de 62 por ciento y tres años de gracia, plazo intermedio respecto a la especulación previa. Se entiende de la presentación además que habrá una extensión en el plazo de vencimiento de los bonos, detalle que no fue precisado.
Así lo anticipó este jueves el ministro de Economía, Martín Guzmán, en una conferencia que encabezó el presidente Alberto Fernández junto a la vicepresidenta, Cristina Fernández de Kirchner, todos los gobernadores (algunos vía remota) y el jefe de gobierno porteño.
Guzmán adelantó que los años pedidos de no pagar ni capital ni intereses es el mismo que se solicitará al Fondo Monetario por la monumental deuda que contrajo el gobierno anterior.
"Los convoqué porque quiero que sea la propuesta de todos. Tal vez esta sea la oportunidad de construir otro país solidario que contenga a todos", dijo el presidente Alberto Fernández.
La oferta busca ser sustentable en el mediano plazo, tiene guiños a los bonistas y cuenta principalmente con un fuerte respaldo del Fondo Monetario.
El anuncio lo encabezó Fernández y lo presentó como el puntapié inicial de la negociación con los acreedores externos. En la breve presentación desde Olivos, con Guzmán que se había anticipado a la conexión de las cámaras en la explicación a los gobernadores, se conoció la primera parte de la oferta que recibirán los bonistas en las próximas horas.
"Va a haber gente jugando muy fuerte en estos días. Hay mucho en juego. Y los que quieren que la Argentina pague más a costa de más ajuste van a ser sonar fuerte su voz. Por eso va a ser muy importante como sociedad el compromiso de todos juntos para estar unidos sobre esta oferta, porque es fundacional para la recuperación y un desarrollo sano de la Argentina", anticipó Guzmán.
En el equipo económico reconocen que algunos fondos de inversión van a hacer fuerte lobby en la mayoría de los medios de comunicación. En este sentido, la propuesta argentina cuenta con el respaldo explícito del FMI, que significa el visto bueno de Estados Unidos, a las condiciones de la reestructuración. En el canje de 2005, el apoyo abierto fue del Tesoro estadounidense.
"Hay una oferta quue tendrá 20 días, tiempo suficiente para que los acreedores puedan tomar posiciones", indicó el ministro.
El mensaje
"Nos propusimos hacer lo mismo que hicimos con Néstor Kirchner en 2003. Aquellos fue un default explícito. Este es un default virtual", aseguró Fernández. "Nos propusimos un sendero que era pedirle al FMI que viera lo que pasaba en la Argentina y lo auditara. Y luego dijo que era insostenible y dijo cómo debería ser el nivel de quita para que sea sostenible", afirmó el Presidente.
Si bien no se dio a conocer el menú de bonos que se ofrecerá para canjear, los lineamientos de lo ofrecido van en sintonía con el análisis del Fondo, que sigue expiando culpas por el desmanejo de la gestión anterior en el organismo. El ministro insistió en el criterio de sostenibilidad que se aplica sobre la propuesta: "Lo que efectivamente se puede pagar y sostener en el tiempo mientras el país crece".
"Con el FMI hay consenso que no se puede pagar nada hoy y que tiene que haber una recorte de la deuda, algo que hablamos con los líderes del G-8 y del G-20. La realidad es que aún no se llegó a un entendimiento con los bonistas sobre qué es sostenible", lanzó Guzmán.
"Lo que proponemos es lo que consideramos que es un marco sostenible para el país. Lo que se dice del otro lado es que tiene que haber ajuste fiscal más rápido y en mayor cantidad. Eso destruiría las oportunidades para todo el territorio nacional", afirmó el ministro de Economía. "Hay un límite hacia el que se puede ir y ese límite es la oferta que estamos presentando mañana (por este viernes)", agregó.
La propuesta
La oferta es hacer un canje para "cambiar la estructura de bonos", con un período de gracia de tres años. Se empezaría a pagar en 2023 con un cupón promedio con una tasa de interés de 0,5 por ciento anual que se irá incrementando anualmente a niveles sostenibles. "El interés promedio sería de 2,33 por ciento. Hemos tratado de entender las preferencias de los acreedores en función de lo que nos dicen: una mayor reducción de interés más que de capital", reconoció Guzmán.
La reducción de capitales sería de 3600 millones de dólares, 5,4 por ciento del stock de la deuda (68,8 mil millones) y una reducción de 37.900 millones de dólares en intereses, lo que equivale a un fuerte recorte de 62 por ciento.
La oferta se registrará ante la SEC a partir del viernes y se presentará a los bonistas por videoconferencia. "Mañana veremos cómo los mercados reciben la propuesta", remarcó Alberto Fernández.
Son 21 clases de bonos elegibles para reestructurar, 17 de los cuales fueron emitidos durante los últimos cuatro años de macrismo, en dólares, euros y francos bajo legislación extranjera. En monto son 66.238 millones de dólares (41.548 millones emitidos en los últimos 4 años).
Los bonos emitidos en el 2005 necesitan de una aceptación del 85 por ciento de los tenedores para poder activar la cláusula de acción colectiva y hacer extensiva las condiciones a todo el universo. En los títulos emitidos desde 2016 el umbral (para todo el mundo) es del 66,6 por ciento. Por eso se estima un nivel general de aceptación necesario del 75 por ciento para que sea exitoso. Entre el canje de 2005 y la reapertura de 2010 se logró un nivel de aceptación del 93 por ciento y eso no impidió que fondos buitre encontraran juzgados donde litigar por sus tenencias nominales de deuda contra la Argentina.
Esto mantuvo fuera de la posibilidad de emitir deuda hasta que el macrismo decidió pagarles todo lo que demandaban. Luego vino un proceso de sobreendeudamiento que se hizo insostenible y ahora el gobierno de Fernández decidió reestructurar.