Larreta intensifica el círculo represivo: los adultos mayores deben obtener "permiso de circulación" para comprar algo a metros de la casa. Ya que hay ciberpatrullaje, por favor, que quienes vigilan mis redes le hagan saber al señor Larreta que su nivel de insensibilidad para quienes realmente lo necesitan es alarmante. Si se preocupa verdaderamente por los adultos mayores, en primer lugar, que se informe con las autoridades en la materia (no es con represión sino con cuidado real que se protege, como el sistema de ayuda domiciliaria que implementó y está funcionado bien). En segundo, que se ocupe de quienes realmente necesitan ayuda directa -quienes están sin asistencia en albergues de la ciudad y no están siendo testeados. Por último, que no nos trate de imbéciles, la mayoría de las personas de grupo de riesgo entiende perfectamente la situación y están capacitadas para enfrentar las vicisitudes actuales. Son quienes más se cuidan (con excepciones, obvio). Como dice el defensor de la tercera edad, Eugenio Semino, desde el punto de vista de la ciencia gerontológica, los adultos mayores no son débiles mentales.
En su inmensa mayoría (como en cualquier otro grupo social exceptuando los niños muy pequeños) no necesitan que un empleado policíaco-municipal (a los que contrata como monotributistas negándoles todos los derechos laborales de planta permanente) los “convenza” por teléfono para que no salgan al super chino, a metros de su casa- donde ya nadie va sin tapaboca- y, en varios casos, guantes descartables.
Pertenezco a grupo de riesgo y estoy produciendo desde mi hogar, donde vivo sola. Escribo, investigo, leo, limpio y cocino, no dejo de atender cada día mi cutis, mi cabello, mi cuerpo y mis relaciones que continúan en forma virtual. Para paliar los dolores de columna vertebral, hago gimnasia cada día y, si necesito salir a comprar algo urgente a tres metros de mi casa, me equipo para cuidarme y cuidar, ¿y tengo que “pedir permiso” por teléfono y escuchar un sermón aleccionador y rogar para ir al chino? ¿O salir, debidamente protegida, y que un policía de la ciudad me rete?, ¡¿me rete?!¡Por favor! Yo, que no me amilané ante las noticias más espantosa que se leen y escucha cada día, sentí brotar lágrimas cuando pensé que -como en épocas de la dictadura- hay un “falcón” en la puerta para atraparme si quiero cruzar la calle (cubierta como corresponde) para llevar mis sábanas a lavar. Sé que parecería una exageración, pero es la sensación de los adultos mayores que hemos sufrido cinco golpes civico-militares y que hoy, como ayer, vemos que algunos gobernantes (no por suerte el estado nacional) en lugar de apelar al cuidado y la responsabilidad apelan nuevamente a la represión. ¿Persecución de viejas y viejos cuando hay tantos puntos débiles que atender?, por ejemplo, los $3000 que le costó al gobierno de la Ciudad cada mascarilla de las 15.000 que compró a este precio desorbitante. La medida siguiente temo que será armar guetos para estos seres descartables que nos hemos convertido en objeto de represión, ya que los delitos, en cuarenta bajaron un 70%, hay que usar las taser -momentáneamente escondidas- en otra cosa y, ¿qué mejor que apuntarlas contra el viejo o la vieja que salga a comprar pan?
¿Qué vida quieren cuidar? ¿Una vida encarcelada? ¿Pasible de ser reprimida, descalificada, descartada? Temen aglomeraciones de viejos y viejas, ¿por ser los que van a morir no quieren verlos? ¿Temen mirarse en ese espejo? ¿Dónde quedó la dignidad de la vida? Una vida no es solo respirar, es ser plenamente. ¿O nos quieren anular como personas, matándonos con represión y quitándonos la dignidad de la auto decisión para terminar con esta franca etaria y tener más respiradores para los que siguen apretando la morsa sobre sobre las viejas y los viejos? ¿Qué tipo de vida quieren salvar negándole la más mínima libertad?