Ya se sabe que en Internet no hay límites y que la gran regla es que no hay reglas. Con lo que la red es la gran caja de resonancia de tonterías, paranoias y calumnias interesadas, todo potenciado por la cuarentena global y el coronavirus. En este momento, dos versiones, una interesada y otra simplemente boba, son las más comunes en las redes sociales. La primera es la que acusa al multimillonario Bill Gates de haber creado el coronavirus o de estar aprovechándose de la actual crisis. Gates es un viejo blanco de la derecha norteamericana, que ama acosar a los ricos que no sean reaccionarios y que parece haberse aburrido de atacar a George Soros. El problema con el co creador de Microsoft es que su fundación -una de las mayores del mundo, con casi 50.000 millones de dólares de capital- hace años que apoya campañas globales de vacunación, una fuente de profunda paranoia en la derecha de EE.UU.
Este síntoma de malestar social en un país es difícil de explicar en otros donde vacunar a los chicos no sólo es normal sino que es obligatorio. Un amplio sector de la sociedad norteamericana etá convencida de que la vacuna dañan a sus hijos o son por lo menos innecesarias. Estos grupos, abundantes en las redes, recogen cada caso remoto en que una vacuna tuvo efectos secundarios negativos, que lo hay, y lo transforma en la regla. Todo esto es empaquetado en la habitual desconfianza a todo lo que sea Estado: si el gobierno -nacional, estatal, local- quiere que te vacunes, por algo malo será. Por algo las autoridades sanitarias norteamericanas están preocupadas por una segunda epidemia posible, esta vez una de sarampión entre los tantos chicos que no se están vacunando. Bill Gates habría inventado y dispersado el coronavirus para convencer al mundo de darse una siniestra vacuna. Uno de los que vociferan más fuerte esta versión es Robert Kennedy Jr, hijo del asesinado fiscal y sobrino del también asesinado presidente, un conocido militante anti-vacunación.
Además de apoyar las vacunas, Gates acaba de disparar la paranoia de la derecha diciendo que hay que expandir los tests y los controles a los portadores sanos, única manera de controlar el contagio y eventualmente reabrir el país. Fue una explosión de insultos y acusaciones, la más difundida que el millonario quiere aprovechar para implantarle un chip a millones de personas con la excusa de controlar sus desplazamientos. Pero en realidad, lo quiere hacer para controlar su información privada o, según las versiones más lanzadas, para controlar sus pensamientos con nuevas y siniestras tecnologías.
La segunda versión paranoida, según el sitio especializado Zignal Labs, es la que dice que el contagio del coronavirus es favorecido por el campo electromagnético de las nuevas torres de 5G. Esta es una variante más moderna de la vieja versión, jamás probada ni remotamente, que las antenas de celulares causan cáncer en los que viven cerca.