La producción de leguminosas como la arveja y la lenteja es muy tradicional en nuestra zona, aunque en los últimos años este tipo de cultivos ha tenido menos aceptación entre los productores, entre otros motivos, porque las variedades que se cultivan en la región han perdido competitividad en los mercados internacionales. Al no existir iniciativa privada para la generación o introducción de nuevas especies de semillas, la Universidad Nacional de Rosario y el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), desarrollaron un proyecto conjunto para la producción de nuevas variedades de arveja, y de esta manera, darle un impulso a la actividad.
La ingeniera agrónoma Ileana Gatti forma parte del programa de Mejoramiento de Arveja de la Facultad de Ciencias Agrarias de la UNR, y junto al INTA trabajan para mejorar la producción de las leguminosas en la región. Gatti destaca el hecho de que desde dos organismos públicos realicen una tarea que impacta en un mejoramiento de la actividad agropecuaria y colabora con el desarrollo productivo de la región.
La investigadora señala que la creación de variedades producidas localmente disminuye los costos de importación de semillas, además de las ventajas de trabajar con materiales adaptados a las condiciones agroecológicas locales, maximizando los rendimientos y la calidad del grano.
“Los miembros del equipo de investigadores de la Facultad tenemos el objetivo de difundir el cultivo de las legumbres porque son mejores para el suelo, fijan el nitrógeno líquido de manera natural, sirven para mejorar el sistema de rotación de los cultivos, aportan a un buen uso de la tierra y para ampliar la biodiversidad de cultivo”, resalta.
La docente de Ciencias Agrarias considera que el mercado de legumbres tiende a ir en aumento debido a los cambios de hábitos en la alimentación, cada vez hay más personas que eligen no consumir carne como los vegetarianos o los veganos, y que pueden recibir de las legumbres el aporte proteico que obtendrían de los alimentos de origen animal.
"Las legumbres son mejores para el suelo, fijan el nitrógeno líquido de manera natural, sirven para mejorar el sistema de rotación de los cultivos, aportan a un buen uso de la tierra y para ampliar la biodiversidad de cultivo”
“Como resultado del trabajo en conjunto se logró una nueva variedad pre-comercial de arveja verde lisa, específica para el consumo humano como grano partido y mayormente con grano rehidratado y enlatado, que presenta un rendimiento superior respecto a la variedad más sembrada debido a su buen porte a cosecha y a su comportamiento ante las enfermedades”, explica Gatti.
Esta nueva variedad de semilla que recibió el nombre de “Primogénita”, está en proceso de inscripción en el Registro Nacional de Cultivares (RNC) y en el Registro Nacional de la Propiedad de Cultivares (RNPC), que es el organismo que da el reconocimiento y el derecho de obtentor de propiedad.
La investigadora explica que “una vez culminado el proceso de inscripción, que se encuentra detenido por la pandemia de coronavirus, se va a llamar a licenciamiento para su producción este año y que salga a la venta el próximo. Ni la Facultad ni el INTA tienen capacidad para producir semillas, sí para hacer las variedades, evaluarlas muy bien y tener un mínimo de semilla básica, que es lo que el semillero compra, multiplica y vende a los productores.”
“Primogénita se realizó a través de técnicas de mejoramiento tradicional, no son transgénicas. En las legumbres sería contraproducente ya que cerraría mercados, no hay muchos compradores para variedades transgénicas, por lo que es importante que haya sido hecha por métodos tradicionales”, destaca.
Los productores locales están muy interesados en poder ampliar el mercado, más del 70% cultiva una sola variedad de arveja, que es un riesgo ecológico muy importante para la zona, frente a una nueva enfermedad o plaga que ataque a esa especie en particular y se expanda por todo el cultivo.
La ingeniera agrónoma destaca que se está trabajando fuertemente para conseguir más mercados para las legumbres locales. La variedad de semilla producida tendría las condiciones para ser exportada a China y Europa, además de los mercados regionales como el de Brasil. En este sentido, considera muy importante el trabajo de difusión que el INTA está realizando entre los productores de legumbres, que suelen ser entre pequeños y medianos, para que adopten prácticas comunes, internacionalmente reconocidas.
Producir nueva variedad de semilla
“El proceso para lograr una nueva variedad que pueda salir al mercado es sumamente largo, lleva entre 10 y 12 años. Se van haciendo cruzamientos y se seleccionan las líneas que presenten algunas características innovadoras o que tengan buen rendimiento. La Facultad cuenta con una amplia colección importante de germoplasma, que es el conjunto de genes que se transmite en la reproducción de las especies vegetales silvestres, lo que permite ir probando con distintas combinaciones”, explica la investigadora
“En el marco del Convenio entre la Facultad de Ciencias Agrarias y el INTA se están produciendo diferentes variedades que se encuentran en distintas instancias de evaluación. En este momento tenemos también una del tipo amarillo, aunque el mercado de arveja amarilla actualmente no despierta mucho interés debido a un impuesto que impuso la India. Pero es una variedad muy buena con muy buen rendimiento y cuando haya interés de producir, la escribiremos también”, detalla Gatti.
Para la investigadora, el cultivo de la arveja es ecológicamente muy interesante, permite una buena rotación de la tierra intercalando con otro cultivo de invierno que es el trigo. Tiene la característica de consumir menos agua que el trigo, fija el nitrógeno en la tierra y tiene menor costo de fertilizante, lo que redunda en una mejor condición del suelo para los demás cultivos. “La arveja tiene un ciclo muy interesante porque se hace en invierno y se cosecha en noviembre, eso permite que después se plante un maíz tardío o una soja de segunda, el productor puede ir rotando un año trigo, un año arveja y luego maíz y soja o sorgo.”
El programa de mejoramiento de arveja, único en instituciones públicas, se desarrolla en la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Rosario a cargo de la Ileana Gatti y Enrique Cointry, en convenio con el INTA Oliveros a cargo de María Andrea Espósito.