Compañeres y compañerxs, cuarenteneros, cuarentabriles y, al paso que vamos, cuarentamayos, ¿cómo están?

¿Cómo la van llevando? Aunque “llevando” es solamente un modo de decir, y quizás sea más adecuado “¿cómo la/lo/le están sosteniendo?"

Son tiempos complejos, ya que enfrentamos un “enemigo invisible”, que tan bien describiera nuestro Presidente, aunque "describir" también es un modo de decir, ya que, con lo invisible, si hay algo que no se puede, es justamente describirlo. No por nada, el mayor de los miedos es el “miedo a lo desconocido” (o, en todo caso, la mayoría de nuestros miedos están vinculados a objetos, personas o situaciones que no conocemos a fondo).

Una de las maneras más simples, aunque poco eficaces, de resolver estos miedos es negar la existencia de aquello que no vemos. Como cuando los chicos se tapan la cara y entonces lo peligroso no existe. O cuando los adultos votan al neoliberalismo y, entonces, “los pobres no existen, los otros no existen, los salarios no existen”, y así.

Pero la otra manera de resolver los miedos es asumirlos. Hacerse cargo de la cuarentena, sin idealizarla. Es cierto que de la epidemia de peste de la Edad Media salió el Decamerón; sí, al costo de un tercio de la población de Europa. Amo los libros, pero no los cambiaría por la vida de nadie.

Tampoco me digan “vamos a salir mejores”, porque hay gente que la está pasando muy mal, y todos estamos perdiendo algo. La cuarentena es necesaria, pero no es inocua.

Los vínculos se complican. Hay quien está solo/a, “fané” y descangallado/a. Mucha gente está “descangallada”, porque si Cangallo ahora es Perón, entonces "des-cangallado" debe querer decir “peronizado”.

Y queridos compacuarenteneros, este virus tuvo el extraño efecto colateral de llevar el mundo, la galaxia, el universo, ¡hacia el peronismo! Los grandes líderes de las grandes potencias ya no se pueden resistir más. Empezaron con cierto tufillo gorila:

A nosotros no nos va a pasar nada, porque somos ricos, famosos y poderosos; hacemos lo que queremos, y vamos con la tabla de surf a Pinamar, o metemos a la mucama en el baúl y nos vamos al country. Somos impunes… a la Justicia, a la ley y al virus…". Eso decían. Hasta que empezaron a caer como muñecos... Miles en Nueva York, miles en Brasil, el mismo Boris Johnson en Gran Bretaña. Por su parte, Mauricio corrió lo más rápido que pudo a anotarse en un curso acelerado de ponerse el barbijo de alguna universidad privada, ya que en el Newman parece que no se lo enseñaron y anda haciendo papelones en las redes.

Todo el mundo corre hacia el peronismo, con el Estado salvándole las papas. Bueno, todo el mundo, menos… parte de la sociedad de acá… de acá. Ellos prefieren que siga el virus con tal de que siga la grieta, y hablan de sus penurias cotidianas rematando con un “ Y bueh, ¡basta la economía!”.

Pero hasta en eso mienten. Porque no es que quieran “salvar la economía”, lo que quieren es “salvar-se con la economía": quieren economizar en salarios, economizar en hospitales, economizar en ayuda del Estado a los laburantes.

Pero si salvar la economía pasa por cobrarles a ellos ¡no un 15, un 20, o hasta un 35 de Ganancias, como paga cualquier clase media zafante, sino un uno por ciento , un uno y medio… ¡ahí ya cacarean, perdón, cacerolean, como si les estuvieran quitando el brie o el brioche, o la rúcula de la boca!

Quieren que se abra todo, que la gente vaya a laburar, pero en este caso “la gente” vendría a ser el tipo que se toma tres bondis por día, o que labura en una fábrica o en un comercio…, no “ellos”, que pueden seguir en su reposera meritocrática que supieron conseguir durante el macrificio.

Ustedes saben cómo es esto: en “la gente tiene que laburar”, "la gente" somos nosotros. En “la gente no tiene que perder su dinero”, "la gente" son ellos.

Por eso, compañeres, cuidémonos, los y las, a todes. En sus casitas. Y si necesitan algo de aliento, he aquí unos eslóganes setentistas para ustedes:

¡Y limpie, limpie, limpie, no deje de limpiar, usando lavandina, lo vamo' a derrotar!

¡El pueblo, aislado, jamás será derrotado!

¡Usá la cacerola p'hacer una bondiola!

¡Compañero, compañera, el dilema está resuelto: seguimos en cuarentena, hasta que lo diga Alberto!

Como postre, lo invitamos a ver el video-canción “Beto sigue trabajando", original de RS Positivo.

¡Hasta la risa, siempre!