Desde Roma.Cerca de 21 millones de italianos, sobre una población total apenas superior a los 60 millones, están viviendo la emergencia del coronavirus con serias dificultades económicas, según un estudio realizado por la Universidad de la Tuscia de la ciudad de Viterbo (Italia central). Unos 7,6 millones de esos 21, están viviendo con 500 euros al mes, estimó el estudio, cuando el salario medio oscila normalmente en torno a los 1.300 euros mensuales. Con 500 euros, dependiendo el tamaño de la familia, se podría hacer algunas compras en el supermercado y pagar las cuentas de gas y luz. Pero no sería suficiente para pagar el alquiler de la propia casa, en caso de que fuera necesario. Y todo esto se debe principalmente al bloqueo de las actividades comerciales y productivas por la cuarentena a causa de la covid-19, que ha provocado a su vez un considerable aumento del desempleo. Los sectores más perjudicados, según la Fundación de Estudios de los Consultores del Trabajo, son las parejas con hijos y los madres solteras.
Un ejemplo de la situación de desesperación que viven muchas familias son las colas que se ven frente al Monte Pegni, el lugar donde la gente puede ir a empeñar sus joyas o alguna otra cosa de valor a cambio de dinero. Hace una semana, en una cola en la puerta del Monte Pegni de Turín, a las 6 de la mañana había cuarenta personas, a las 8 casi cien. Otro hecho increíble ocurrió en la ciudad siciliana de Palermo, donde al anochecer, un grupo de varias personas trataron de escapar con los carros del supermercado llenos de mercaderías sin pagar. Pero fueron detenidas por la policía.
“Hay ciertas categorías de trabajadores que ahora son pobres. Por eso hay que intervenir inmediatamente con ‘muros de contención’ para evitar que nos aplaste un desmoronamiento social”, dijo a la prensa Roberto Rossini, presidente del ACLI (Asociación Cristiana de Trabajadores Italianos). “Es importante evitar que los trabajadores que ya están en condiciones frágiles, caigan en la pobreza absoluta (o extrema). Pienso por ejemplo en los trabajadores en negro (no declarados), en las empleadas domésticas y cuidadoras de ancianos, en los trabajadores estacionales, entre otros”, añadió Rossini.
Pero los datos lamentables no terminan aquí. Según la organización humanitaria Save The Children, los niños y adolescentes en pobreza extrema arriesgan aumentar en un millón o más, respecto a la cifra a la que se había llegado en años precedentes. En el 2018 los menores en pobreza extrema eran ya 1,2 millones, es decir el 12 porciento del total de menores italianos. Por pobreza extrema o pobreza absoluta, según la ONU, se entiende una condición caracterizada por la privación severa de las necesidades básicas humanas, tales como alimento, agua potable, facilidades sanitarias, salud, refugio, educación e información. Según el estudio de Save The Children, el 77 por ciento de las familias que ya eran frágiles, ha visto cambiar la propia disponibilidad económica y casi el 64 ha reducido la adquisición de alimentos. En la mayoría de estas familias se ha perdido el trabajo o reducido drásticamente los ingresos.
Y en materia de educación e información, no hay que olvidar que las escuelas y universidades de todo el país están cerradas desde principios de marzo y que los niños y jóvenes deben seguir algunas clases via Internet. Pero las familias menos pudientes no sólo no tienen computadoras, como han demostrado algunos estudios, sino que los niños de algunas familias se pelean por el celular de los padres que usan, dándose el cambio, para seguir las clases a distancia. Otras veces las familias ni siquiera se pueden permitir pagar Internet. Todo esto habla de las dificultades a nivel escolar que se presentarán el próximo año por la falta de frecuencia escolar en 2020. Se habla incluso de que muchos niños y jóvenes podrían abandonar la escuela.
Mirado desde América Latina, Europa parece lleno de países ricos donde los pobres no existen. Y si los hay, son inmigrantes extranjeros. Sin embargo no son sólo los migrantes los que padecen la pobreza. En los diez años que pasaron entre la crisis económica del 2008 y el 2018, los italianos en pobreza absoluta pasaron de 2,5 a 5 millones, según el ISTAT (Instituto Nacional de Estadísticas de Italia). Mientras 9 millones viven en pobreza relativa (las personas que se encuentran en la porción inferior de la distribución del ingreso en un país). Las previsiones para los próximos meses no son nada optimistas, aunque la pandemia pase, cosa que todavía está por verse. Según la OCDE, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, una familia de cada cuatro podría pasar a ser pobre si pasa tres meses sin ningún rédito. Para Eurostat, el organismo europeo de estadísticas, el 30 por ciento de las familias europeas con menores ya está corriendo el riesgo de pobreza.
El gobierno italiano está tomando una serie de medidas para ayudar a la gente con dificultades, como la financiación parcial por parte del estado de los salarios (cassa integrazione) de los empleados que no pueden ahora ir a trabajar por la cuarentena, y otras ayudas, como el bono para los trabajadores autónomos de 800 euros. Pero no son suficientes. Se están estudiando otras medidas que podrán conocerse cuando venga a la luz un decreto programado para fines de abril.
Pero la pregunta que se hacen todos ahora es hasta cuándo durará la cuarentena. Por decisión del gobierno, la cuarentena durará hasta el 3 de mayo. Pero está todo por verse porque las previsiones sobre la marcha del virus, que ha costado a Italia casi 23.000 muertos y provocado hasta el sábado más de 172.000 infectados, no son claras. De hecho el porcentaje de crecimiento de los nuevos infectados es inferior al dos por ciento desde el 6 de abril y la cantidad de muertos se mantienen en cifras que oscilan entre 600 y 400 por día, según datos oficiales. Pero estos datos son insuficientes para prever que pasará. Y aunque la curva de crecimiento baje ligeramente, hay expertos que temen que el virus vuelva a actuar cuando empiece nuevamente el frío en Europa, es decir octubre-noviembre.
Todo hace suponer de todas maneras que el país y el mundo estarán mejor preparados para una segunda ofensiva del virus, tal vez con medicamentos eficaces o alguna vacuna.
De todas manera una medida importante ha sido tomada por el gobierno italiano en esta materia, al anunciar que fue seleccionada la aplicación o App que permitirá controlar la difusión del virus en el país. Según el Ministerio de la Inovación, el programa seleccionado de una lista presentada hace varios días se llama “Inmune” y fue creado por el Centro Médico Santagostino y Bending Spoons, una empresa italiana que desarrolla Apps. Ambas empresas son de Milán, en Lombardía, la región más infectada por el virus. El grupo ha decidido ceder la licencia gratuitamente y de modo perpetuo al estado “exclusivamente por solidaridad” para afrontar la emergencia Covid 19. El App se podrá instalar gratuitamente y voluntariamente.
Mediante Bluetooth, la App podrá conservar los datos del usuario hasta que no se tenga la certeza de que la persona que la ha instalado en su celular, es positiva al covid-19. En ese momento la persona puede dar el consentimiento para el tratamiento de los datos conservados en su celular, permitiendo encontrar a las personas con las cuales ha estado en contacto en los días precedentes. La App, que no será obligatoria, en una segunda función conservará el diario clínico cotidiano con informaciones relevantes de quien la usa (sexo, edad, enfermedades precedentes, medicinas que toma) que el usuario a su vez deberá actualizar contando los síntomas que tiene o cambios en su salud.
El único problema es que para ser eficaz para el control de la difusión del virus, esta App, dicen algunos expertos, debería ser descargada en los propios celulares por el 60 por ciento de los italianos, algo que no parece demasiado fácil.