Dicen que lo bueno viene en frasco chico, y Paula Pareto es un ejemplo de ello. A la Peque, como la llaman sus amigos, 150 centímetros de altura le sobran para cumplir con cada meta que se propone. Soñaba con ser judoca y se convirtió en la primera mujer argentina en alcanzar el oro olímpico en esa disciplina; también con ejercer la medicina, y eso hace todos los días desde el sector de traumatología del Hospital de San Isidro. Hoy, después de regresar de Europa y cumplir con la cuarentena obligatoria, se preparó para enfrentar la batalla más difícil: la pandemia del coronavirus. Al combate una vez más, pero ahora, con el delantal puesto.
–¿Pensabas retirarte en estos Juegos Olímpicos que se suspendieron?
–Sí, en verdad, yo pensaba retirarme en todos los Juegos Olímpicos (se ríe). Creo que siempre lo dije para dar todo de mí y no guardarme nada. Decía: "Bueno, lo disfruto como si fuese lo último". Estos Juegos, quizás por la edad (tiene 34 años), sí ya son los últimos. La realidad es que mi cabeza estaba seteada para entrenar tres meses más, y ahora pasaron a ser 15. Pero hay que mantener la motivación y saber que después queda toda una vida por delante y vamos a extrañarlo. Creo que el deportista que mejor pueda llevar este momento desde el punto de vista psicológico, va a ser el más beneficiado.
–Imagino que te vas a dar la oportunidad de competir en 2021, ¿no?
–Sí, yo creo que no va a cambiar el sistema de clasificación de judo, y yo ya estaba adentro en un 90 por ciento. Así que no hacer ese pequeño esfuerzo, no sería parte de mí. A mí cuando me ponés un palo en el camino, me motivás a seguir. Así que no me voy a quedar ahora. La realidad es que somos deportistas y no hay tanta diferencia entre un año y otro.
–Además de judoca, sos médica traumatóloga. ¿Cómo llevás hoy tu día a día?
–Trabajo por la mañana, tres o cuatro veces a la semana, porque nos rotamos. Y el día que hago guardia, estoy todo el día. Andamos con barbijos y, cuando atendemos a los pacientes, usamos gafas y una máscara transparente para protegernos. Ya cuando entrás al hospital, te hacen pruebas, te miden la temperatura. Por ahora no tenemos ningún caso confirmado, pero nos estamos preparando para esa curva exponencial, que esperamos no sature el sistema de salud.
–¿Y cómo manejás tus horarios de entrenamiento?
–Salgo del hospital, hago un primer turno más aeróbico, y a la tarde hago el segundo, que ya es más de fuerza específica. Tampoco es que en mi casa puedo hacer grandes ejercicios de gimnasio, pero lo llevo bastante bien. Al principio, agarraba libros, botellas, bidoncitos. Hoy, por suerte, varios amigos me alcanzaron pesas y elementos como mancuernas, que me sirven para no tener que seguir usando los libros (se ríe). Ya con tantos años de entrenamiento, manejo los circuitos y los tiempos como corresponde.
La Peque, además, hace 7 años forma parte de la Liga de la Justicia de Huella Saint-Gobain, un programa solidario que colabora con construcciones en diferentes escuelas, merenderos y hospitales, con la ayuda de deportistas olímpicos. Este año, decidió continuar con los proyectos que acompañaba el atleta Braian Toledo, antes de su fallecimiento en febrero.
–¿Cómo tomaste esa decisión?
–Yo ya había ido a conocer el proyecto de Braian, y venía muy avanzado. Así que la idea era no dejar atrás todo lo que estaba hecho. Ya me puse en contacto con la gente de Merlo, que organiza el merendero "Los Pepitos", y obviamente dije que me iba a hacer cargo. Él lo llevaba mucho más de cerca porque vivía ahí. Yo no creo hacerlo igual de bien, pero voy a dar lo mejor de mí.
–Volviendo al deporte… Desde Pibas con Pelotas buscamos romper con la idea de que el fútbol es sólo para hombres. ¿Pasa lo mismo con el judo?
–Sí, siempre pasó. En el mundo del judo, hay una remera que dice: "Las nenas hacen hockey, los nenes hacen rugby, los hombres hacen judo". Esa remera se la vi a medio millón de judocas, y son cosas que impone la sociedad. Pero hoy, gracias a los cambios que hubo a nivel social, el judo avanzó mucho. Cuando yo era chica e iba a entrenar, era yo sola con diez nenes. A veces aparecía una nena, dos como mucho. Hoy, en muchas escuelitas hay más chicas que chicos. Y eso habla de que ya no hay deportes "de nenas" y "de nenes". En esta disciplina, los grandes resultados vinieron, históricamente, del lado de las mujeres. Creo que los últimos Juegos Olímpicos fueron una gran prueba de eso. Medalla de oro para los chicos en hockey y medalla de oro para el judo femenino. Entonces, ¿de qué estamos hablando? No hay división. Es deporte, punto.