En la rambla, que une plaza Cataluña con el monumento a Cristóbal Colon, no hay turistas caminando ni comprando recuerdos. Tampoco se los ve buscando la mejor foto posible de la Sagrada Familia. La Barceloneta parece no comenzar a prepararse para un verano que si bien está cerca, aun queda muy lejano. Tampoco se ven fanáticos de Leo Messi, que vienen desde cualquier parte del mundo al Camp Nou para ver al astro. Lo único que preocupa a España es la crisis que significa la pandemia del coronavirus. En el frente de batalla catalán, como se lo llama a los Hospitales y a las Unidades de Cuidado Intensivo, una médica y un médico argentinos cuentan lo estresante y angustiante que es la lucha. También celebran las medidas tomadas por el presidente Alberto Fernández y advierten que es necesario respetar la cuarentena. 

“Estoy en un centro de urgencia, que no llega a tener la complejidad de un hospital mayor. Recibimos pacientes y también vamos al domicilio de los que no pueden acudir”, dice Daniel Morcos, tucumano nacido en San Miguel que trabaja en un Centro de Urgencia y emigró a España hace cuatro años. En Urgencias del hospital Los Camilos de San Pere De Ribas, a 40 minutos de Barcelona, trabaja Paula Reynoso, entrerriana nacida en Colón. El ámbito laboral y el día a día ha cambiado de forma drástica en todo el entorno sanitario. “En dos semanas todo pasó a ser sospecha de infección covid-19”, afirma. 

El primer caso de coronavirus en España se dio en La Gomera, una isla perteneciente al archipiélago de las Canarias, el 31 de enero. El 24 de febrero se detectó el primer caso en Barcelona: una mujer italiana de 36 años que había estado diez días en Bérgamo. La velocidad de propagación fue lo que sorprendió a todo el sistema sanitario español hasta llegar a desbordarlo. 

“Fue todo muy repentino. Se empezaron a llenar las UCI, que son las Unidades de Cuidado Intensivo, nos podíamos desbordar, como pasó. Llegaron muchos con síntomas pero también muchos graves”, dice Daniel. Paula explica que “las plantas de los hospitales fueron ocupándose progresivamente con casos de neumonía por coronavirus”. 

España es el segundo país con más infectados del mundo. El primero es Estados Unidos y el podio es completado por Italia. “Vamos actuando como podemos y en base a los recursos que hay a mano”, relata Daniel en relación a la forma de trabajo. “Tratamos de resolver la mayor cantidad de casos porque conocemos el nivel de saturación en el que se encuentran los hospitales y las terapias. Cada unidad tiene su “protocolo”, vamos actuando día a día en base a la capacidad de personal y de pacientes que llegan”, agrega. 

“Los pacientes con otras patologías dejaron de consultar y los casos de insuficiencia respiratoria se multiplicaron ocupando sitios que se fueron adaptando para este fin”, detalla Paula. La cuarentena también provocó cambios de conducta “entre compañeros, así como también en la relación médico-paciente”. Para ella “es difícil mirarse y hablarse detrás de las gafas y mascarillas”.

Daniel Morcos trabaja en un Centro de Urgencias en Madrid.

Daniel también se muestra angustiado porque asegura que “no hay respiradores para todos. Te da mucha impotencia porque hay que decidir quien vive y quien muere, a quien poner un respirador y a quien no”. Las autoridades sanitarias españolas establecieron un protocolo de actuación en este tipo de casos. 

El sábado 14 de marzo el presidente español Pedro Sánchez (PSOE) promovió el estado de alarma, donde se dictó la cuarentena obligatoria. La cantidad de infectados superan los 195 mil, mientras que las muertes son más de 20 mil y los curados 77 mil. 

Para Daniel una de las principales causas de propagación del virus fue el turismo. En 2019, según datos del Instituto Nacional de Estadísticas español, llegaron 19,4 millones de turistas a Cataluña. En 2018 la ciudad de Buenos Aires recibió 2,7 millones de turistas extranjeros. El turismo para España es la principal actividad económica: significa 12 puntos del PIB. 

Tanto Paula como Daniel ven con buenos ojos la gestión de Alberto Fernández y coinciden en el mal desempeño de las autoridades locales. “En España la situación no se abordó de forma adecuada desde el comienzo. Con lo sucedido en Italia considero que se actuó de forma tardía en tomar las medidas para impedir la circulación viral”, dice Paula. Ambos coinciden que no había suficiente EPIs, equipamientos de protección individual, para poder trabajar.

Uno de los reclamos de los trabajadores del sistema sanitario español son los test, ya que gran parte de la transmisión del virus se ha dado por los propios trabajadores sanitarios. Todos los días a las 20.00 horas las personas realizan un aplauso masivo como forma de agradecimiento. “Algunos nos tratan como héroes pero otros nos dicen que los dejamos tirados. Pero no es así. Estamos desbordados y tenemos que ver quien necesita más ayuda”, señala Daniel. 

“Argentina ha tomado medidas estrictas desde el comienzo y sobre todo considero que hay mensajes claros y funciones de liderazgo sumamente necesarios para actuar en situaciones como estas”, dice Paula. Daniel también apoya las medidas aunque se lamenta porque hay personas que no cumplen con la cuarentena: “Hay gente a la que o no le importa el resto o no sabe lo que está pasando en otros lugares”. 

Paula estudió en la Universidad Nacional de Rosario, mientras que Daniel lo hizo en la Universidad Nacional del Tucumán. Los dos médicos aconsejan a la población que se quede en casa porque “se puede desbordar todo”. “Culturalmente nos cuesta mucho estar lejos, no besarnos, no abrazarnos y el sentimiento de soledad e impotencia aumenta con los días”, dice Paula que pide “mantener una actitud positiva y esperanzadora. Es la única manera de llevar adelante de la mejor manera esta situación que ha dejado al desnudo las debilidades de un sistema capitalista y neoliberal que nos gobierna”.

“No les estamos pidiendo que vayan a la guerra, les estamos pidiendo que se queden en sus casas”, concluye Daniel.