Mandar mucha sangre a los músculos a veces evita que llegue hacia el cerebro. Eso parece explicar un poco la historia real que refleja la película Sangre, sudor y lágrimas, de Michael Bay, en la que un grupo de físicoculturistas secuestra a un empresario argentino para pedir un rescate millonario pero pronto todo se sale de control. Si bien hay muchas diferencias entre el caso real y la película, coinciden en la torpeza con la que se manejaron los musculosos delincuentes y en los increíbles, reiterados y fallidos intentos de asesinato que sufrió la víctima.
La trama del film está ambientada en Miami, en la década del 90. Allí Daniel Lugo y Adrian Doorbal todos los días entrenan duro en el gimnasio y debido a su profesión como físicoculturistas, dedican más tiempo a su cuerpo que a cualquier otra actividad que suponga un esfuerzo mental. Si bien les encanta su trabajo como preparadores físicos, no les da mucho dinero por lo que deciden formar un grupo junto a un ex presidiario para extorsionar y secuestrar a un empresario adinerado. El plan parece dar resultado al principio pero cuando están disfrutando de su victoria, comienzan los problemas.
Bay plantea el relato como una comedia negra teniendo en cuenta los excéntricos personajes de la historia pero no perdiendo de vista el final trágico de la misma. La película cuenta con las actuaciones de Mark Wahlberg, Dwayne "The Rock" Johnson y Anthony Mackie como los torpes secuestradores, de Tony Shalhoub como la víctima, y la participación de Ed Harris en el rol de un detective privado contratado para rescatarlo.
Sangre, sudor y lágrimas, de Michael Bay, disponible en Netflix.