El Instituto Malbrán recibió el jueves pasado 50 mil tests, a los que llaman determinaciones, porque detectan el virus. La denominación correcta es PCR, siglas que en inglés se refieren a reacción en cadena de polimerasa. Los 50.000 tests son parte de una partida mucho mayor de 500.000 que irán llegando, aunque hay una lucha en el terreno de los aviones y los aeropuertos. También arribaron al Malbrán 170.000 de los conocidos como tests rápidos, que detectan los anticuerpos que se crean a raíz de la aparición del virus. En total llegarán 450.000 en los próximos días. Hay consenso en los científicos que estos tests no sirven para diagnosticar los contagios porque los anticuerpos aparecen, en promedio, una semana después de la infección con el virus y por lo tanto no son eficientes para lo que se busca, que es aislar rápido al contagiado. El ministro de Salud, Ginés González García, confirmó a este diario las cifras de tests que llegaron al país y adelantó que esos tests rápidos se van a usar para hacer dos o tres muestras en distintas zonas y ver cómo circula el virus en la población. Tal vez, también se realice una muestra en el personal de la salud para estimar el nivel en el que está afectando a los que trabajan en el principal frente de batalla contra el coronavirus.
El debate sobre la cantidad de tests parece terminado, aunque quienes buscan limar el éxito de la política oficial de la cuarentena sacan el argumento de vez en cuando para ver si impactan políticamente. Lo cierto es que hace un mes se testeaban unas 300 muestras por día y hoy esa cifra trepó a 2.000 sin que haya modificado la curva de infectados y mucho menos de fallecidos. En los últimos 20 días, el promedio es de 5 muertes diarias, incluso con una leve baja, mientras que los testeos se multiplicaron por siete.
En la durísima pelea mundial por los tests, el Malbrán recibió 50.000 packs de reactivos, según confirmó la directora técnico-científica del Instituto, Claudia Perandones, en diálogo con Radio 10. Estos reactivos van a permitir una amplia distribución en todos los laboratorios del país que fueron entrenados por el Malbrán y que ya suman casi 200. En la provincia de Buenos Aires, por ejemplo, hay 13 laboratorios que hacen el test y es muy posible que se llegue a 18 la semana que viene. Lo que permite es hacer el diagnóstico rápido y aislar a todos los que hay que aislar sin esperar que la muestra vaya y venga.
Este diario le preguntó a Perandones si no convenía hacerle el test a todas las personas que rodean a un contagiado, sus familiares, allegados que estuvieron en contacto. La directora del Malbrán explicó que "es posible que el test dé negativo de entrada, porque el virus tarda en manifestarse. Entonces la persona sale con la idea de que no está infectado y termina infectando mucho más. Por eso, la solución categórica es aislar a todos los que rodean a un contagiado y chequearlo clínicamente, o sea hay que estar muy atentos a los síntomas: si tiene fiebre, problemas respiratorios y todo lo que ya conocemos. En ese caso, por supuesto, se le hace el test". La ampliación de tests, decidida la semana pasada, no se dio hacia personas sin síntomas sino esencialmente por sumar síntomas que ameritan avanzar: pérdida del gusto y el olfato y fiebre de 37.5 grados. Siempre el objetivo es el mismo: detectar rápido, aislar de inmediato.
Algo muy distinto es lo que sucede con los llamados tests rápidos. El doctor Pedro Cahn, infectólogo de referencia en este momento, lo explica así: "los tests de anticuerpos van a ser usados para hacer estudios de prevalencia. Se positivizan recién a la semana de haber contraído la infección. O sea, no sirven para hacer el diagnóstico del agudo, sino para saber qué proporción de la población ha sido expuesta".
El ministro de Salud, Ginés González García, confirmó los datos sobre la llegada de tests y le indicó a Página/12, en un brevísimo diálogo, que ya ordenó la realización de un estudio muestral, o sea dos o tres zonas donde se va a hacer el testeo rápido y eso dará una idea de cómo evolucionan las cosas en la población. "Es un estudio que da ideas sobre cómo está circulando el virus", agregó. Si uno tiene el mapa de cómo está afectando el coronavirus en una población tomada al azar, obtiene información clave para decidir políticas.
El ministro todavía no decidió, pero está también la idea de hacer una muestra en el personal que trabaja en la salud, para ver qué incidencia tiene en los que están más cerca de los contagiados. Hubo casos de infecciones en varios centros, algo que se repite en el mundo entero, pero tal vez una muestra evidencie que no se está usando la suficiente protección, que los propios médicos o enfermeras tienen descuidos o alguna otra falla del sistema.
Los estudios con los tests rápidos se harán a fines de mes o principios de mayo porque la muestra tiene que estar muy bien hecha. Mientras tanto, la clave está en los dos datos que para los especialistas son los fundamentales: la cantidad de fallecidos y las camas de terapia intensiva que se ocupan. En este último terreno, la cifra nunca superó las 150 camas, una cifra absolutamente manejable porque hay más de 4.200 camas disponibles. Que no se ocupen más lugares en terapia intensiva es, justamente, el objetivo de la cuarentena y de la batalla de cada día.