Después del largo peregrinaje a través de la llanura pampeana y sobre el filo de las avenidas suburbanas, Las Armas Bs. As. parece haber desembocado en un camino recóndito donde el paisaje se desvanece y el cuerpo es el centro del mapa. Apenas hay espacio para escuchar la intimidad que lo rodea. Incógnito, su tercer disco, se trata de un puñado de canciones que exudan sensualidad y se disponen a estallar en la soledad de una habitación en penumbras. El foco que antes captaba una geografía bonaerense tan inmensa como peligrosa, ahora se vuelve sobre sí mismo. Y lo que entrega son canciones tormentosas en busca de la poca claridad que se filtra a través de las rendijas. El cierre de una trilogía concebida a contraluz del principio hermético de la correspondencia. Aquí, todo lo que se quiebra afuera, se quiebra por dentro.
“La Habitación II”, una línea de stoner caliente y desesperanzada, montada sobre ese groove vertiginoso que está en la genética de Las Armas Bs As, abre la puerta del disco. Y en esa habitación las cosas no son nada promisorias. "Tu cuarto es como una vidriera, dijiste antes de entrar / Mi alma no estaba en oferta, mi cuerpo se quedó en un bar / Quizás bebimos demasiado, quizás perdiste la cabeza / Y yo me quedé atascado en otra historia que no empieza". Ese pequeño universo funciona como entelequia para leer Incógnito. El sonido crudo y valvular que decanta hacia la electrónica y el hip hop. Los guiños hacia el pasado reciente –la canción le baja la persiana a “La Habitación”, pieza bisagra de El camino no elegido (2018)–. Riffs percudidos de erotismo. El ambiente saturado y con alta graduación etílica, el blues y la amenaza como telón de fondo. Una despedida que parece no dejar nada en pie.
“Este es el disco que más tiempo tardó en grabarse y también el más breve. Tiene mucho más espacio temporal y sonoro: suena más fuerte porque hay más silencios. Es el cierre de un recorrido. No creo que la extensión determine una obra, lo importante es sostener la intensidad”, dice en videollamada Ramiro García Morete –alias Mister–, cantante de Las Armas Bs. As., acerca de las cinco canciones que forman parte de Incógnito. La salida del disco, el 3 de abril, estaba marcada mucho antes de que se desatara la pandemia. Y la decisión de la banda fue la de seguir adelante con el plan, privilegiar el factor humano por sobre el económico. “Sacarlo ahora no convenía en términos 'estratégicos', porque es un disco de rock y tenemos que tocarlo, cosa que hoy es imposible. Pero nos extrañamos, no nos estamos viendo, no ensayamos. Tenemos un disco y es la mejor manera de seguir unidos”.
La tapa de Incógnito funciona como preámbulo del camino distópico que irá tomando. Una suerte de tótem en el centro de la imagen, hecho de transistores, perillas, cables y grabadoras de cinta, un piano y amplificadores, la mirada de Bob Dylan como un corazón delator. Apenas unas alargadas bombillas de filamentos que parecen más bien las velas de un santuario. Alrededor, la oscuridad absoluta. “Esa imagen tiene que ver con los poemas de John Ashbery que salen del libro Un proyecto del que nadie habla. Gravitamos alrededor de un objeto indefinido que nos atrae: la idea de pensar que las cosas más interesantes ocurren fuera de foco”, señala García Morete. “Un amor oculto puede ser un proyecto del que nadie habla. Y el arte tiene más que ver con eso, lo que ocurre sin estar sujeto a lo que viene después. La rosa sin por qué y sin para qué. Nos servirnos de la incógnita y de la duda que hay en eso para seguir adelante”.
Poco antes de cerrar el disco, “El hit del verano anterior” se convierte en el último ajuste de cuentas con el camino recorrido. Un rock viscoso, recargado de barbitúricos, que se aleja de las historias de gatillo fácil de la antecesora “El hit del momento” y se prepara para el fin del mundo. "No hablemos más… Besémonos / (me dice) bella, joven y argentina / No pienses ya / el mundo en dos / ni que uno se termina". Luego llegará esa poderosa elegía orquestal que es “Sofá”, para describir la intimidad desoladora en la que todo se termina. “Nunca tomamos la geografía ni los personajes en términos concretos. A fin de cuentas no se trata de las rutas ni de las cárceles, el conurbano o las habitaciones”, asegura García Morete. “Siempre son excusas para hablar de otros asuntos. Caminos que tenés cerca para hacerte preguntas universales”.
En medio de los dos años que significaron la grabación de Incógnito, el cantante editó otros dos discos bajo el seudónimo de Míster. El abanico va del hip hop con aristas deportivas de Mixtape (2018) –la búsqueda de la libertad en torno a las figuras de Riquelme o “Magic” Johnson– hasta la canción espacial de El último piano blanco sobre la tierra (2019), que incluye un cuento escrito y leído por el cineasta Mariano Llinás. “En cada caso creo que lo interesante es ver cuáles son los límites dentro de los que estás buscando. Los juegos más divertidos son los que tienen ciertas reglas. Los nenes juegan en serio. Sin reglas no jugás de verdad”, dice el cantante de Las Armas Bs. As., que se completa con el guitarrista y productor Lucas Gregorini, el baterista Joaquín Inza y el bajista Ezequiel Gómez Santa María. “La verdad es que no nos interesa el mensaje, nos interesa la forma. El mensaje es la parte menos atractiva del arte”.
¿Qué cuestiones se manifiestan con más claridad a través de la forma y no del contenido?
-Vivimos en un tiempo donde el arte se concibe desde el mensaje, y no desde la forma, que es lo no resuelto. Hay una policía semántica patrullando todo el tiempo. Y una canción te gusta porque se parece a vos. No porque está bien escrita, por su forma de ver las cosas, de encarar las cosas. Las formas lo que muestran son preguntas. El arte no tiene que estar en HD y que se entienda todo. Eso de que “la vida es arder en preguntas”. Dante no da respuestas. El amor tampoco se puede tener resuelto como con un manual.
-¿La incertidumbre en la que vivimos hoy puede trastocar el arte de acá en adelante?
-Nosotros no escribimos canciones basadas en la experiencia. Siempre tratamos de canalizar emociones en un sentido estético. Cómo usar una ruptura amorosa, esa paleta de colores. Y la muerte como un gran tópico, que es lo que está en el centro hoy, siempre estuvo presente para nosotros. La mayor parte de mis canciones surgen del deseo y de la muerte. Lo que tengo claro es que no voy a ser explícito con eso. No es algo novedoso para Las Armas. No somos una banda que se ha basado en las historias mínimas sino en las historias extraordinarias. Capaz cuando todo vuelva a la “normalidad”, puede haber un giro inesperado a lo que venía ocurriendo con el rock. Siento que puede haber una necesidad muy grande de ver a cuatro personas transpirando en un escenario, me ilusiono con una primavera, desde el minúsculo lugar que tiene el arte en todo esto.