De Público , especial para Página/12
Algunas personas no desarrollan ningún síntoma, otras una enfermedad que dura dos semanas, alrededor del 5% de los infectados mueren. ¿Qué le hace el coronavirus al cuerpo humano?
1.- Transmisión
El virus se transmite de una persona a otra por las "gotitas" que echamos al toser, al estornudar o al hablar. Podemos respirar esas gotitas o tocar alguna superficie donde estén y luego tocarnos la cara o los ojos.
El virus consiguió entrar.
2.- Periodo de incubación
Una vez llegado, el virus busca multiplicarse.
Los virus no pueden reproducirse por sí mismos, necesitan "meterse" dentro de las células humanas para utilizar su maquinaria y multiplicarse.
Pero las células están recubiertas por una membrana: el coronavirus necesita una "puerta de entrada".
La puerta de entrada es un receptor llamado "ACE2" que hay en la membrana celular. La función natural de "ACE2" es regular la presión sanguínea.
El "pincho" del coronavirus se engancha a "ACE2" y así el virus consigue entrar a las células.
Una vez en el interior, el material genético del coronavirus "secuestra" la maquinaria que hay dentro de las células para hacer copias de sí mismo. Cada célula humana puede producir millones de copias del virus.
La célula acaba muriendo.
Los nuevos virus fabricados atacan nuevas células y siguen multiplicándose.
Este proceso dura unos cinco días.
La persona infectada no nota ningún síntoma, pero sí puede infectar a otros.
3.- Enfermedad leve
Hasta ahora el virus se encontraba en la nariz o en la garganta, pero empieza descender por las vías respiratorias hacia los pulmones.
En este punto nuestro sistema inmunitario se da cuenta de que se enfrenta a un "enemigo externo" y responde.
La persona infectada comienza a notar síntomas: la fiebre es una respuesta frente a la infección. El cuerpo también produce unos componentes químicos llamados "citocinas" que ayudan al sistema inmunitario a combatir el virus, pero también provocan inflamación y dolor.
Algunos enfermos empiezan a toser con "esputo": son las células que el virus ha matado.
4.- Enfermedad grave / muerte
Si ha transcurrido más de una semana desde el inicio de los síntomas y la persona sigue empeorando, comienza la fase grave de la enfermedad: el ataque directo a los pulmones.
Los pulmones están formados por unas pequeñas cavidades de aire llamadas "alvéolos". El oxígeno llega a los alvéolos y pasa a la sangre para ser repartido al resto del cuerpo.
Las células que componen los alvéolos tienen muchos receptores "ACE2": las "puertas de entrada" del coronavirus.
El virus sigue atacando y el sistema inmunitario continúa respondiendo y provocando inflamación: en esa batalla, los alvéolos se llenan de fluido y dejan de cumplir su función. Poco a poco, regiones enteras de los pulmones dejan de funcionar. En las radiografías esas zonas se ven como manchas de color blanco, en lugar de negro como sería en un paciente sano.
Con la degradación de los pulmones, caen los niveles de oxígeno en la sangre. Cada vez cuesta más respirar: los enfermos desarrollan un "síndrome respiratorio agudo". Muchos requieren de oxígeno suplementario o, en los casos más críticos, de un respirador.
En la fase final de la enfermedad diferentes órganos del cuerpo comienzan a fallar: el hígado, los riñones, el corazón… Aún no está claro cuál es la secuencia exacta de este fallo multiorgánico. Algunos investigadores señalan a una "tormenta de citocinas": el sistema inmunitario responde tan fuerte ante el virus que acaba dañando tejidos sanos. Otros creen que el virus puede atacar directamente tejidos de los vasos sanguíneos y del corazón, pues también son ricos en receptores "ACE2". Dilucidar los detalles de esta cascada final es una de las tareas científicas por responder.